Las reglas detrás de la modestia son vagas y, al final, se reducen al criterio personal.
No obstante, tenemos la bendición de tener líderes amorosos de la Iglesia que nos guían en la dirección correcta y es importante escuchar sus consejos.
¡Veamos qué han dicho nuestros líderes sobre la modestia!
“Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu”
La sección sobre la modestia en el libro “Leales a la fe” comienza con 1 Corintios 6:19-20:
“¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el que tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Al tratar de decidir si una prenda de vestir es modesta, “Leales a la fe” sugiere que te preguntes a ti mismo si te sentirías cómodo usando esa ropa en la presencia del Señor. Además, dice:
“La ropa que llevas expresa quién eres; comunica a los demás la clase de persona que eres e influye en la forma en que tú y otras personas se comporten. Cuando estés bien arreglado(a) y vestido(a) con modestia, podrás invitar la compañía del Espíritu y ejercer una buena influencia en las personas que te rodean”.
Abstenerse de juzgar a los demás
Debido a que todos practican la modestia de una manera un poco diferente, es importante tener en cuenta los sentimientos de los demás y abstenerse de juzgar.
Siempre debemos ser como Cristo; es decir, compasivos con nuestros hermanos y hermanas. No importa lo que lleven puesto o cómo se vean. Dios los ama con un amor perfecto y siempre debemos mostrar respeto y amor los unos por los otros.
“La modestia es un principio del evangelio”
En la revista Liahona de agosto de 2008, el élder Robert D. Hales escribió acerca de cómo la modestia no es solo una tradición cultural en la Iglesia, es un principio del Evangelio. Dijo:
“La modestia no es una simplemente cuestión de costumbre; es un principio del Evangelio que se aplica a la gente de todas las culturas y edades.
De hecho, es una virtud fundamental para ser digno de tener el Espíritu.
El ser modesto es ser humilde, y el ser humilde invita al Espíritu a estar con nosotros”.
Asimismo, enumeró algunas prendas de vestir que se deben evitar:
“En la vida cotidiana, la ropa inmodesta como los shorts que son muy cortos, las minifaldas, la ropa ajustada, las camisas o blusas que no cubren el abdomen y otras prendas reveladoras no son apropiadas.
Los hombres y las mujeres —incluso los jóvenes de ambos sexos— deben usar ropa que cubra los hombros y evitar las prendas de escote bajo en el frente o en la espalda o que de cualquier otra forma sean reveladoras”.
Asimismo, mencionó cómo debemos evitar los extremos a la hora de peinarnos y asegurarnos de lucir puros y castos. Escribió:
“Nuestra vestimenta es más que una forma de cubrir el cuerpo; es un reflejo de lo que somos y de lo que queremos ser, tanto aquí en la Tierra como en las eternidades por venir”.
Tenemos albedrío moral
En su discurso de la Conferencia General de 2005, el élder Jeffrey R. Holland compartió hermosas ideas sobre la modestia y escribió sobre nuestro albedrío como Santos de los Últimos Días. Dijo:
“La Iglesia nunca les negará su albedrío moral en lo relacionado con lo que deban vestir y el aspecto que deban tener. Pero la Iglesia siempre anunciará normas y siempre enseñará principios… En el Evangelio de Jesucristo, la modestia en la apariencia siempre está de moda. La sociedad no puede cambiar nuestras normas”.
El élder Holland aconsejó a las mujeres jóvenes y a los hombres jóvenes que eligieran su ropa como elegirían a sus amigos.
“Elijan aquello que los haga mejorar y les dé confianza al estar en la presencia de Dios. Los buenas amigos nunca los harían pasar vergüenzas, nunca los degradarían ni los explotarían. Su ropa tampoco debería hacerlo”.
Nuestro cuerpo es sagrado
La sección de temas de lds.org enfatiza la importancia de la modestia y el carácter sagrado del cuerpo humano. Dice allí:
“Los profetas siempre nos han aconsejado que vistamos modestamente.
Dicho consejo se basa en la verdad de que el cuerpo humano es la sagrada creación de Dios.
Debemos respetar nuestro cuerpo como un don de Dios.
Por nuestra vestimenta y apariencia podemos demostrarle al Señor que sabemos lo preciado que es nuestro cuerpo”.
“Nunca rebajes tus estándares de vestimenta”
Para la Fortaleza de la Juventud enfatiza que las normas del Señor no cambian y tampoco las normas de modestia:
“Nunca rebajes tus normas de vestir; no utilices una ocasión especial como excusa para ser inmodesto(a). Cuando te vistes de manera inmodesta, transmites un mensaje que es contrario a tu identidad como hijo o hija de Dios. También envías el mensaje de que estás haciendo uso de tu cuerpo para obtener atención y aprobación”.
Fuente: LDS Living