Si Dios ama a Sus hijas igual que a Sus hijos, ¿por qué las mujeres no pueden poseer el sacerdocio? ¡Gracias!
Respuesta
Esta pregunta tiene una parte que posee respuestas que sí conocemos y otra que no.
No sabemos por qué el Señor organizó las cosas de manera que los hombres sean los poseedores del sacerdocio y que no puedan traer vidas al mundo mientras que las mujeres pueden traer espíritus al mundo y no poseer el sacerdocio.
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Lo que sí sabemos es:
“Los hombres y las mujeres desempeñan funciones diferentes pero igualmente valiosas. Así como una mujer no puede concebir un hijo sin el hombre, tampoco el hombre puede ejercer plenamente el poder del sacerdocio para establecer una familia eterna sin la mujer. En otras palabras, en la perspectiva eterna, el hombre y la mujer comparten el poder procreativo y el poder del sacerdocio”. -M. Russell Ballard, “Esta es mi obra y gloria”
No tenemos respuestas a esto porque El Señor no ha revelado la razón por la que ha organizado Su Iglesia de la manera en que lo ha hecho.
Dicho esto, hay mucho que sí sabemos. El presidente Joseph Fielding Smith enseñó:
“Las mujeres no poseen el sacerdocio, pero si son fieles y viven en rectitud, llegarán a ser sacerdotisas y reinas en el reino de Dios, y esto indica que también se ha conferido autoridad”. -Doctrinas de Salvación, 1956, 3:178
Joseph Fielding Smith. Imagen: La Iglesia de Jesucristo
Años más tarde, el profeta agregó:
“El recibir la exaltación en el reino de Dios y recibir autoridad y poder en calidad de reinas y sacerdotisas forma parte de los privilegios de las hermanas de esta Iglesia”.- Joseph Fielding Smith, “Sociedad de Socorro, una ayuda al Sacerdocio”
Sabemos que tanto los hombres como las mujeres pueden vestirse por igual y literalmente con la “vestimenta del Santo Sacerdocio” al recibir las ordenanzas del templo.
Sabemos que los poseedores del sacerdocio solo pueden usar esa autoridad para bendecir a los demás.
El élder Merrill J. Bateman enseñó:
“Se espera que los dignos poseedores del Sacerdocio de Melquisedec empleen el poder que les ha sido delegado para bendecir a los demás, empezando por sus propias familias… tiene el derecho de bendecir a su esposa e hijos cuando sienta la inspiración de hacerlo o cuando éstos deseen una bendición de él”.
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Un poseedor del sacerdocio no puede bautizarse a sí mismo ni dar para sí mismo ninguna de las ordenanzas salvadoras del templo.
Por ejemplo, mi esposo recibe una bendición de otro poseedor del sacerdocio, fue bautizado por un digno poseedor del sacerdocio, participa de la Santa Cena gracias otra persona que la bendijo y otra persona que la repartió, y recibe Sus ordenanzas en el templo por medio de otra persona que posee la autoridad.
La forma en que se plantea esta pregunta, como si el amor de Dios por Sus hijas debiera significar que debe autorizarlas a ser poseedoras del sacerdocio, infiere una de estas dos cosas:
1. Dios no ama a Sus hijas de la misma manera en que ama a Sus hijos.
2. La ordenación de los hombres al sacerdocio, dejando de lado a las mujeres, se basa en el sexismo y no en el plan de Dios.
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Entonces, ¿ama Dios a Sus hijas igual que a Sus hijos? El presidente Gordon B. Hinckley enseñó:
“No hay nadie que las supere; ustedes son hijas de Dios.”.
Entonces, ¿los apóstoles y los profetas son sexistas?
En 1935, la Primera Presidencia declaró:
“El verdadero espíritu de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días otorga a la mujer el lugar más alto de honor en la vida humana”. – Mensajes de la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El lugar más alto de honor en la vida humana.
Ninguna palabra de un profeta o apóstol ha contradicho jamás esta declaración.
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El presidente Boyd K. Packer no vio el oficio del sacerdocio como una limitación para las mujeres, sino más bien como una expresión del papel más importante que las mujeres tienen como principales cuidadoras del hogar.
“La limitación de las responsabilidades del sacerdocio a los hombres es un tributo al lugar incomparable de las mujeres en el plan de salvación. El profeta que dijo que ‘ningún éxito [en cualquier actividad] puede compensar el fracaso en el hogar’ (David O. McKay) no eximió los llamamientos en la Iglesia”.– Boyd K. Packer, “A Tribute to Women”
Ningún llamamiento del sacerdocio es más importante que la obra que se lleva a cabo dentro de las paredes de nuestros propios hogares.
He tenido la bendición de haber estado rodeado de poseedores del sacerdocio toda mi vida. Nunca me he sentido inferior por no poseer el sacerdocio, todo lo contrario, me he sentido bendecida porque estos poseedores pusieron a mi disposición este sacerdocio.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El presidente Gordon B. Hinckley dijo una vez:
“¿Amo yo, como padre, menos a mis hijas que a mis hijos? No. Si es que soy culpable de algún tipo de parcialidad, es a favor de mis niñas”.
Personalmente, pienso que el Padre Celestial siente lo mismo. Él no otorga su sacerdocio a los hombres porque ama a Sus hijos más de lo que ama a Sus hijas, en todo caso, se lo otorga a Sus hijos para que la bendición del sacerdocio esté disponible para Sus hijas.
No sabemos por qué Dios organizó Su reino en la tierra de manera que los hombres puedan ser poseedores del sacerdocio y las mujeres no, pero sé que Él ama a Sus hijas y que todas pueden ser bendecidas por ello.
Fuente: LdsDaily
