“Como mujer, ¿te sientes mal por no poseer el poder del sacerdocio?”

Probablemente muchas personas ya han cuestionado el hecho de que las mujeres en la Iglesia no poseen el poder del sacerdocio. Esta visión es común cuando la comprensión de “poder” del sacerdocio se compara con la definición de “poder” que presenta el mundo.

Hace años, mientras hablaba con una mujer que estaba visitando la Iglesia, la hermana Lisa L. Harkness, Primera Consejera de la Presidencia General de la Primaria, se enfrentó a la siguiente pregunta:

“Como mujer, ¿te sientes mal por no poseer el poder del sacerdocio?”

Hoy, 30 años después, comparte algunos detalles de su respuesta.

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“Su pregunta permaneció en mis pensamientos y, a menudo, busco la oportunidad para aumentar mi propia comprensión de la ‘doctrina del sacerdocio’”.

“Estudiar las Escrituras y las palabras de los profetas modernos proporcionará una base rica para que ese conocimiento crezca, así como la obediencia a los mandamientos de Dios y el fiel cumplimiento de los convenios que hemos hecho mediante las ordenanzas del sacerdocio”.

“El entendimiento nos es dado ‘línea por línea, precepto por precepto’. A través de la revelación personal, ‘se destilará’ sobre nuestras almas ‘como el rocío del cielo’” (DyC 121: 45).

La definición de “poder” del mundo no contribuye a comprender el verdadero significado del poder del sacerdocio de Dios.

Sacerdocio

Si pensamos que el poder significa control, posesión, dominio, orden, entre otros sustantivos con el mismo sentimiento y estudiamos el verdadero significado del sacerdocio del Señor, veremos una línea divisoria distinta entre la definición general y el verdadero significado del poder del sacerdocio.

La hermana Harkness continuó:

El poder del sacerdocio de Dios se distribuye de manera muy diferente. Es otorgado, conferido y compartido en base a condiciones de dignidad. Opera sobre principios de rectitud, que incluyen “benignidad, mansedumbre y amor sincero” (DyC 121: 41).

El uso del poder de Dios eleva y transforma nuestro carácter para ser cada vez más como el dador, que es Dios. Su poder nos permite recibir bendiciones que nunca podríamos obtener solos.

Podemos ampliar nuestra comprensión del poder del sacerdocio al reflexionar sobre las bendiciones que recibimos de cada convenio que hacemos con Dios, el poder que recibimos debido a estos convenios y cómo podemos compartir estas bendiciones del convenio con otras personas.

A veces  me pregunto cómo respondería a la interrogante de mi nueva amiga hoy.

Probablemente, diría que el poder del sacerdocio se refiere al poder y la autoridad de Dios y las poderosas bendiciones que nuestro Padre Celestial quiere que todos Sus hijos reciban y disfruten.

Como hombres y mujeres, permitimos que estas bendiciones fluyan en nuestras vidas cuando hacemos y guardamos convenios sagrados con Dios.

Convenios que se realizan gracias a que alguien tiene la autoridad del sacerdocio de Dios.

Y luego probablemente preguntaría: “¿Te gustaría aprender más?”

Fuente: Church News

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