¿Qué sucede entre la muerte y la resurrección, y qué sabemos realmente sobre esto?
Durante la Semana de Educación de BYU, que se llevó a cabo en marzo de este año y se transmitió vía online, Curtis L. Jacobs, quien ha trabajado como maestro de seminario e instituto durante 41 años, compartió sus conocimientos sobre el mundo de los espíritus basado en escrituras, citas y en otras referencias.
Aunque el mundo de los espíritus es un tema difícil de entender, Jacobs lo separó en temas que incluyen el paraíso, la prisión espiritual, el ministerio del Salvador en el mundo de los espíritus, las tinieblas de afuera y nuestra responsabilidad aquí en la Tierra.
Aquí te compartimos un breve resumen de cada tema y por qué es tan importante comprenderlos.
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¿Por qué debemos estudiar el mundo de los espíritus?
Al alentar a las personas a recordar la primera vez que pensaron que la muerte era una realidad para todos, Jacobs dio ejemplos en su discurso sobre por qué el estudiar el mundo de los espíritus puede ser útil no solo para nuestra propia comprensión, sino también en conversaciones entre diferentes religiones.
“Todos los hombres saben que tienen que morir. Y conviene que entendamos… cuál es el designio y el propósito de Dios en que vengamos al mundo, suframos aquí y luego dejemos este lugar. ¿qué objeto tiene que alcancemos la existencia, para entonces morir y deshacernos y no estar más aquí?
No es sino razonable suponer que Dios nos revelaría algo en cuanto al asunto, y es un tema que deberíamos estudiar más que cualquier otro. Deberíamos estudiar lo de día y de noche, porque el mundo nada saber respecto de su verdadera condición y relación.
Si algo hemos de aprender de nuestro Padre Celestial, ha de ser conocimiento sobre este importante asunto”. -José Smith, Enseñanzas del profeta José Smith
El paraíso
La palabra “paraíso” aparece siempre en las escrituras, pero ¿qué es exactamente el paraíso? Jacobs citó una lista de escrituras como referencia:
- 2 Corintios 12: 4
- Apocalipsis 2: 7
- 2 Nefi 9:13
- Alma 40:12, 14
- 4 Nefi 1:14
- Moroni 10:34
- DyC 77: 2, 5
- Lucas 23:43
“Estas escrituras describen el paraíso como un estado de reposo y paz después de la muerte”, dijo Jacobs. Esta definición de paraíso también se desprende de una cita de “Leales a la fe”:
“En las Escrituras, la palabra paraíso se usa de varias formas: Primero, indica un lugar de paz y felicidad en el mundo postmortal de los espíritus, lugar reservado para los que han sido bautizados y permanecido fieles”.
Al compartir algunos versículos de Doctrina y Convenios 138, Jacobs destacó la visión del presidente Joseph F. Smith del mundo de los espíritus en 1918.
En la visión, el profeta vio “a los muertos justos congregados en el paraíso y el ministerio de Cristo”.
Los justos muertos esperaban “una gloriosa resurrección mediante la gracia de Dios el Padre y de su Hijo Unigénito, Jesucristo”.
También eran “los espíritus de los justos, que habían sido fieles en el testimonio de Jesús mientras vivieron en la carne” y eran “firmes en la esperanza de una gloriosa resurrección” (DyC 138: 12-18).
Jacobs realizó una observación interesante acerca de estar en el paraíso. Al compartir su amor personal por viajar, preguntó a quienes lo escucharon adónde irían si podían ir a cualquier parte del mundo.
Dijo que viajar, en cierto modo, puede ser una ventaja al estar en el paraíso, según esta cita de Brigham Young:
“Si queremos visitar Jerusalén… y creo que se nos permitiría si lo deseáramos, allí estaremos, viendo sus calles. Si queremos contemplar Jerusalén como era en los días del Salvador, o si queremos ver el Jardín de Edén como era cuando fue creado, allí estaremos y lo veremos como existía espiritualmente, porque primero fue creado en espíritu y luego temporalmente, y permanece aún espiritualmente.
Y estando allí, podríamos contemplar la tierra como era al principio de su creación, o visitar cualquier ciudad que quisiéramos de entre las que existen sobre ella”. -“Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Brigham Young”
Sin embargo, puede haber algunos conceptos erróneos con respecto a la forma en que se usa la palabra “paraíso” en el Nuevo Testamento en el momento de la crucifixión de Cristo.
En el libro de Lucas, Cristo le dice a un ladrón que estaba siendo crucificado junto a Él que pronto se encontrarían en el paraíso. Sin embargo, debido a un error de traducción, esta mala interpretación se explica en “Leales a la Fe”, consulte:
“El segundo uso de la palabra paraíso se encuentra en el relato de Lucas de la crucifixión del Salvador. Cuando Jesús estaba sobre la cruz, uno de los ladrones al que también estaban crucificando dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42).
Según Lucas 23:43, el Señor respondió: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. El profeta José Smith explicó que esa frase contiene un error de traducción; en realidad, el Señor dijo al ladrón que estaría con Él en el mundo de los espíritus”.
La prisión espiritual
Jacobs concluyó que, según esas fuentes, está claro que sólo aquellos que hicieron convenios y fueron fieles a ellos pueden entrar al paraíso después de la muerte.
Pero, ¿significa esto que las personas buenas que están en la prisión espiritual están en algún tipo de infierno, al igual que las personas malas?
Una cita en “Principios del Evangelio” establece que existe una diferencia entre las personas buenas que no han tenido la oportunidad de conocer el Evangelio en esta vida y las personas que lo rechazaron.
“En la prisión del mundo de los espíritus se encuentran los espíritus de las personas que todavía no han recibido el evangelio de Jesucristo. Esos espíritus tienen albedrío y pueden ser atraídos tanto hacia lo bueno como hacia lo malo…
En la prisión espiritual se encuentran también los espíritus de los que rechazaron el Evangelio después de que se les predicó, ya sea en la tierra o en la prisión espiritual. Esos espíritus sufren en una condición conocida como el infierno”.
¿Por qué utilizamos el término prisión espiritual? Jacobs explicó que el mundo de los espíritus podía describirse como una prisión, “porque los muertos [han] considerado como un cautiverio la larga separación de sus espíritus y sus cuerpos” -DyC 138: 50
El Salvador en el mundo de los espíritus
En el capítulo 16 del libro de Lucas en el Nuevo Testamento, leemos una parábola sobre un hombre rico y un mendigo llamado Lázaro. En la parábola, ambos hombres fallecen, pero el hombre rico se encuentra en el infierno mientras que el mendigo está en el paraíso.
Atormentado, el hombre rico pregunta si Lázaro podría acudir a él para aliviar su sed, pero el versículo 26 describe un “abismo” que impide tal acción.
“Este versículo muestra la razón por la cual otras religiones pueden creer que el evangelio no puede ser predicado a los muertos”, dijo Jacobs, el abismo parece imposible de cruzar.
Sin embargo, es importante recordar que en ese momento, el Salvador todavía estaba en Su ministerio terrenal y todavía no había visitado el mundo de los espíritus.
¿Hay evidencia de que el evangelio se predicó a los muertos cuando el Salvador visitó el mundo de los espíritus?
Jacobs destacó 1 Pedro 3: 18-19:
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados”.
Jacobs contó la experiencia de cuando compartió estos versículos con un amigo que es pastor de otra religión.
El amigo de Jacob dijo que hay dos palabras griegas para la palabra “predicar” en el Nuevo Testamento: una simplemente significa proclamar y la otra significa convertir.
El verbo en este versículo en particular no era una forma de predicación. Sin embargo, 1 Pedro 4: 6 reitera que el evangelio fue predicado a los muertos y, en este caso, el verbo hacía referencia a convertir.
Con respecto a este verbo, dijo Jacobs, está claro que todos escucharán el mensaje del evangelio.
“Cada parte del mundo de los espíritus, la prisión espiritual, las tinieblas de afuera, el infierno, todos tendrán la oportunidad de escuchar el evangelio”, dijo Jacobs.
“Si sabemos que el evangelio se predica a los muertos y en cada parte del mundo de los espíritus, y que si una persona acepta el evangelio, se hacen las ordenanzas por ella, etc. esta persona puede ser salva… Entonces, ¿por qué debemos tener el evangelio en la vida terrenal?
Seamos sinceros. Si tengo el Evangelio aquí, como se nos ha enseñado, se espera que permanezca en el camino del convenio, que me arrepienta si me aparto un poco del camino y sigo arrepintiéndome”.
Jacobs compartió la siguiente cita de Brigham Young:
“Si somos fieles a nuestra religión, cuando vayamos al mundo de los espíritus, los espíritus caídos, Lucifer, la tercera parte de las huestes del cielo que fueron expulsados con él y los espíritus de las personas inicuas que habitaron en la Tierra, no tendrán influencia alguna sobre nuestro espíritu. ¿No es eso una ventaja? Sí. El resto de los hijos de los hombres, en mayor o menor medida, estarán sujetos a ellos, como lo era cuando estaban en la carne”.
Las tinieblas de afuera
Jacobs explicó que la palabra “infierno” en el Nuevo Testamento en griego proviene de tres palabras: Hades, Gehena y Tartaroo (de la palabra “Tártaros”, que es el abismo más profundo del Hades, destinado al diablo y sus ángeles).
Sin embargo, cuando se trata de la frase “tinieblas de afuera”, estas dos palabras solo aparecen seis veces en todas las escrituras:
- Mateo 8:12
- Mateo 22: 11-13
- Mateo 25:30
- D. y C. 101: 91
- D. y C. 133: 71-73
- Alma 40: 13-14
“Nunca en las Escrituras estas dos palabras hacen referencia al infierno como un lugar destinado al diablo y sus ángeles. Por el contrario, siempre referencia de este como un lugar después de la muerte, pero antes de la resurrección”, dijo Jacobs.
Luego citó la conversación entre Alma y su hijo Coriantón, donde Alma describe que después de la muerte, los inicuos irán a las tinieblas de afuera.
Jacobs concluyó que “para los Santos de los Últimos Días, en las Escrituras, es un lugar en el mundo de los espíritus para las personas inicuas”.
Nuestra responsabilidad
Como seres mortales, Jacobs preguntó, ¿qué podemos hacer ahora por aquellos a los que se les enseña en el mundo de los espíritus? Luego compartió una declaración del profeta Joseph F. Smith:
“Todos tenemos una misión que cumplir por parte y a favor de ellos; tenemos que efectuar cierta obra en particular para liberar a aquellos que, por motivo de su falta de conocimiento y por las circunstancias desfavorables en que se encontraron mientras estuvieron aquí, no están preparados para la vida eterna.
Nosotros somos quienes tenemos que abrirles la puerta y para eso debemos efectuar las ordenanzas que ellos no pueden hacer por sí mismos, y que son esenciales para su liberación de las “casas de prisión”. -Enseñanza de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith
Jacob finalizó diciendo:
“Nos hemos convertido, como dicen las Escrituras, en salvadores en el monte de Sión, en un sentido muy limitado, por supuesto, para ayudar a las personas que han aceptado el Evangelio, a salir de su prisión y entrar en la gracia del paraíso”.
Fuente: LDS Living