Cuando la gimnasta Santo de los Últimos Días, MyKayla Skinner, no clasificó para la final de los Juegos Olímpicos 2020, quedó devastada.
Mykayla escribió sus sentimientos en una publicación del 14 de agosto en las cuentas de redes sociales de la Iglesia.
“No podría haber sido suplente más de cuatro veces y haber entrenado a pesar de las múltiples lesiones solo para que todo terminara ahora… No era justo”, admitió Skinner.
Mientras oraba por comprensión y paz, sintió una voz persistente que le decía:
“No es hora de irte. No empaques nada todavía”.
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Ella escuchó y esperó.
Luego, recibió una llamada telefónica que le decía que su compañera de equipo no competiría y que ella tomaría su lugar.
Skinner reflexionó sobre los altibajos durante su viaje a los Juegos Olímpicos:
“Sin los desafíos del pasado, no habría podido llegar allí. Necesitaba ese refinamiento”.
Por increíble que fuera conseguir la medalla de plata en la final de salto femenino, sabía que ese no era el único objetivo.
“Sentí la gran impresión de haber pasado por todas estas pruebas para ser un ejemplo más fuerte y mejor de Jesucristo.
El consuelo, el coraje y la motivación para levantarse y volver a intentarlo siempre provino de Él.
Saber que soy una hija de padres celestiales me sigue motivando a no rendirme nunca y hacer siempre mi mejor esfuerzo contra todo pronóstico.
Nunca se sabe cuándo te llamarán”, escribió Skinner y concluyó su publicación con el hashtag #Escúchalo.
Fuente: Church News