Una nueva Navidad llega con luces, música y alegría, pero también con listas interminables, compras de último minuto y preparativos de nunca acabar. En medio de todo eso es fácil sentir que cada año olvidamos lo que realmente importa: la llegada del Salvador.

Si sientes que la Navidad es una carrera en lugar de un momento de reflexión, no eres el único. Incluso en historias clásicas como la de Ebenezer Scrooge, vemos cómo la ambición por lo externo puede cegarnos al verdadero espíritu de la temporada. 

Scrooge necesitó la visita de tres fantasmas para recordar que la Navidad en realidad se trata del amor y un cambio de corazón, pero tú no. Solo necesitas preguntarte, ¿qué te está haciendo olvidar el centro de esta temporada?

La trampa del “perfeccionismo navideño”

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La «Navidad perfecta» puede hacernos perder de vista lo que realmente importa. Imagen: Shutterstock

En la sociedad actual, la Navidad muchas veces se enfoca en cosas como decorar la casa perfectamente, tener el regalo ideal o asistir a todas las reuniones familiares

El problema es que mientras perseguimos esa perfección, podemos perder de vista lo que realmente importa. Jesucristo enseñó:

“No os afanéis por… qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?”

Inspirados por esa escritura podríamos decir: ¿No es la Navidad más que los regalos? Si el enfoque está en lo exterior, el corazón está vacío.

Muchos dicen: La Navidad está en dar. Pero lo que realmente cuenta son los actos de bondad y el tiempo con quienes amamos. A veces, menos es más.

Jesús es nuestra Navidad

nacimiento de jesús
El Salvador es nuestro símbolo de Navidad. Créditos: Jaimie Trueblood

Cuando Jesucristo nació, las circunstancias eran humildes. Sin embargo, su llegada cambió el mundo. Recordar este momento nos ayuda a poner en perspectiva nuestras prioridades.

Como enseñó el presidente Russell M. Nelson:

“Cuando centramos nuestra vida en Jesucristo y en Su Evangelio, podemos sentir gozo”.

Esta Navidad, mientras el mundo a nuestro alrededor vive agitado, podemos escoger centrarnos en Cristo a través de pequeños gestos como:

  • Una oración con la familia. 
  • Un proyecto sencillo de servicio al prójimo.
  • Compartir un mensaje de amor

Si toda nuestra atención está puesta en Cristo, la Navidad deja de ser una serie de tareas y se convierte en un momento de conexión con los demás.

Recuperando el espíritu navideño

No necesitamos grandes árboles ni luces para vivir una verdadera Navidad. Imagen: Canva

Si Jesucristo no necesitó grandes luces ni árboles decorados para sentirse especial, nosotros tampoco necesitamos todo eso para vivir una verdadera Navidad. Aun así, es muy fácil que la presión externa nos haga perder el enfoque del verdadero espíritu navideño.

Lo bueno es que podemos recuperarlo con pequeños pasos:

  • Tiempo y atención: Una conversación sincera es más valiosa que un regalo caro.
  • Servicio desinteresado: Ayudar a alguien, aunque sea con un gesto pequeño, refleja el amor de Cristo.
  • Gratitud: Detenernos un momento para agradecer por lo que tenemos y por quienes nos rodean lo cambia todo.

Como enseña Alma 37:6:

“Por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas”.

En vez de agobiarte con listas de deseos o preparativos para la cena navideña perfecta, enfócate en estos sencillos detalles y verás que esta será la primera Navidad que deje huella en tu corazón en lugar de un simple destello a tus ojos.

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El regalo más valioso que podemos dar a quienes amamos es nuestro tiempo y atención. Feliz navidad les desea el equipo de masfe.org #Navidad #masfe #sud #familia #iluminaelmundo

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