No finjas ser perfecto, cometer errores está permitido

Ya sea en las redes sociales o en persona, muchas veces vemos ejemplos de personas que parecen tener una vida perfecta. Una vida sin problemas, sin dificultades y, principalmente, sin pecados ni errores. Pero, ¿en verdad existe una vida así?

Solo Jesucristo tuvo una vida sin pecados y fue un ejemplo en todas las cosas. A pesar de buscar la perfección, nadie la ha alcanzado ni la alcanzará en esta vida.

El hecho de saber que la perfección no es algo para esta vida, no significa que no necesitemos dar lo mejor de nosotros mientras nos encontremos aquí en la tierra.

La perfección solo se alcanzará en la otra vida. Pero, ¡la búsqueda de la perfección comienza aquí y ahora!

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El Presidente Nelson enseñó:

“La perfección es inminente; llegara en su totalidad únicamente después de la resurrección y sólo por medio del Señor; está en espera de todos los que le aman a Él y guardan Sus mandamientos”.

Podemos ser muy buenos en guardar los mandamientos. Podemos haber sido muy buenos misioneros. Podemos servir magistralmente en cada uno de nuestros llamamientos. Podemos tener una recomendación para el templo. Podemos sellarnos en el templo. Podemos hacer una infinidad de cosas, pero aun así no somos perfectos.

La pregunta es: Entonces, ¿estamos fingiendo ser perfectos?

Es normal que tengamos dificultades. El Señor nos dijo en Éter 12:27:

“Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos”.

Por esta escritura queda claro que el Señor sabe cuáles son nuestras debilidades y está ansioso por que recurramos a Él. ¡Las debilidades forman parte de la mortalidad!

No sirve de nada intentar parecer alguien que no eres. ¡El Señor conoce tu corazón! En 1 Samuel 16:7 dice,

“Porque Jehová no mira lo que el hombre mira, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.

Además de todo lo que ya se mencionó, es preciso recordar que la mentira no le agrada al Señor. Aprendemos en Levítico 19:11:

“No hurtaréis, ni engañaréis ni mentiréis a vuestro prójimo”.

Como ya sabemos, Satanás es el padre de las mentiras.

Es cuestión de cada uno vivir de la manera más digna posible. Siempre debemos recordar que al Señor no le agradan las mentiras. No necesitamos parecer perfectos, Él conoce nuestros corazones y debilidades, y está dispuesto a ayudarnos a superar cada dificultad, cada día.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Inaê Leandro y fue publicado en maisfe.org con el título “Você está usando uma máscara?

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