“La evasión es la mejor estrategia a corto plazo para escapar del conflicto y la mejor estrategia a largo plazo para asegurar el sufrimiento”. – Brendon Burchard
Desde la infancia, muchos de nosotros hemos crecido viendo el conflicto como algo malo, algo que hay que evitar a toda costa si queremos vivir felices.
Los terapeutas suelen señalar la evasión del conflicto como uno de los problemas de intimidad más frecuentes en las sesiones de terapia de pareja.
Aunque el conflicto es parte inevitable y necesaria para el funcionamiento de una relación, a veces las personas llegan a extremos poco saludables para prevenir, minimizar o evitar las discusiones, creando paradójicamente un mayor conflicto en la relación en el futuro.
Un reciente estudio de investigación estadounidense, publicado por Wheatley Institute y Austin Institute, aclara en cierta medida el conflicto relacionado con la pornografía dentro del matrimonio y su paradójico resultado.
La encuesta realizada en todo el territorio de los Estados Unidos en el verano de 2020, seleccionó a personas de distintas edades, razas, niveles de estudio, religiones y regiones geográficas.
Para ser incluidos, los participantes debían tener al menos 18 años y estar en una relación seria, es decir, salir de forma comprometida, convivir o estar casados. Finalmente, se utilizaron dos encuestas: una con 3,750 personas y otra con 713 parejas de hombres y mujeres.
Los autores del estudio descubrieron que 1 de cada 5 parejas experimenta conflictos en su relación debido al consumo de pornografía.
Y esto no es sorprendente, ya que otras investigaciones indican que poco más del 50% de las mujeres jóvenes adultas cree que ver pornografía es un comportamiento inaceptable, mientras que casi 9 de cada 10 hombres jóvenes adultos afirman consumir pornografía en cierto grado.
En esencia, la mitad de las mujeres jóvenes buscan una relación con hombres que no consuman pornografía, es decir, el 10% de los hombres.
Por supuesto, muchas mujeres no acaban comprometiéndose con estos hombres y, por ese motivo, el consumo de pornografía puede convertirse fácilmente en una fuente de tensión durante la relación de muchas parejas.
Y, en consecuencia, muchas personas ocultan el consumo de pornografía a sus parejas para evitar el riesgo de crear un conflicto o tener la desaprobación en su relación.
Los autores llaman a esta falta de sinceridad como “encubrimiento pornográfico”.
De hecho, los resultados sugieren que las parejas desconocen en gran medida la frecuencia con la que su pareja consume pornografía.
Estos datos muestran que, en general, los hombres y las mujeres no parecen coincidir cuando se trata de conocer el consumo pornográfico del otro.
Para profundizar en la dinámica de pareja en torno al consumo de pornografía, los autores del reciente estudio analizaron los datos de las 713 parejas heterosexuales para ver si los miembros de la pareja están más en sintonía con el consumo de pornografía del otro dentro de su propia relación.
En general, la mayoría de las parejas está sorprendentemente inconscientes del consumo de pornografía de su pareja.
Por ejemplo, sólo alrededor de un tercio de las mujeres evaluó correctamente el consumo pornográfico de su pareja.
En resumen, estos resultados indican que el encubrimiento pornográfico es una práctica común en las relaciones actuales.
Sin embargo, las parejas no son ajenas al posible encubrimiento pornográfico.
Una de cada tres mujeres que salen con su pareja afirma estar preocupada por si su pareja le oculta algún detalle sobre su consumo de pornografía, y uno de cada cuatro hombres y mujeres casados afirma estar preocupado por esta situación.
Las investigaciones confirman que incluso este tipo de preocupaciones sobre el encubrimiento pueden reducir la confianza y aumentar los conflictos en una relación con el paso del tiempo.
Esa preocupación y disminución de confianza que experimentan las parejas son probablemente las razones por las que estas experimentan conflictos en relación con la pornografía.
En cuanto a los motivos de este ocultamiento, uno de cada cuatro hombres declaró ocultar o no revelar a su pareja su consumo de pornografía por miedo a la reacción de su pareja o por no saber cómo comunicárselo.
En un principio, el encubrimiento suele tener una finalidad estabilizadora: evitar o minimizar el conflicto, reducir el dolor y el daño adicional que podría suponer una confesar el consumo de pornografía.
Sin embargo, los esfuerzos por ocultar las cosas para evitar el conflicto al principio pueden, paradójicamente, crear un conflicto más grave y acaparador más adelante.
Esta investigación también sugiere que las parejas que ocultan este consumo tienden a tener relaciones menos satisfactorias y el compromiso entre ambas disminuye, afectando negativamente la relación.
Mientras que el encubrimiento de la pornografía sirve como un amortiguador de conflictos a corto plazo, se convierte en una mala estrategia para la intimidad y la estabilidad de la relación a largo plazo.
Al leer estos resultados, algunos pueden pensar que el encubrimiento pornográfico no está afectando su relación porque su pareja no consume pornografía, o no la consume demasiado.
Por desgracia, este tipo de pensamientos pueden prolongar el encubrimiento pornográfico e impedir que se produzcan conversaciones importantes entre las parejas.
Aunque el estudio no señala que la mayoría de las parejas se oculten cosas a propósito, sí destaca la importancia de iniciar conversaciones intencionales sobre la pornografía.
Una conversación abierta y honesta es un catalizador crucial para el cambio de comportamiento y la alineación entre los miembros de la pareja.
Por otro lado, los datos de 30 encuestas estadounidenses muestran colectivamente que el consumo de la pornografía es casi siempre un factor que antecede al deterioro de una relación.
El reciente informe confirma esta conclusión: a medida que aumenta la frecuencia relativa del consumo pornográfico, las parejas experimentan un descenso constante en la estabilidad, el compromiso y la satisfacción de la relación.
Las parejas en las que ambos miembros afirman no consumir pornografía en lo absoluto presentan los niveles más altos de estabilidad, compromiso y satisfacción en la relación, ya que el 90% de estas parejas afirma que su relación es estable, comprometida y satisfactoria para ellos.
En resumen, los resultados del reciente estudio nos llevan a sugerir que es posible que las parejas no conozcan tanto como creen el consumo pornográfico del otro, y que muchos miembros de la pareja ocultan el consumo para evitar que el conflicto en su relación aumente.
Sin embargo, contrariamente a la intención del que lo oculta, el encubrimiento de la pornografía puede desempeñar un papel clave en el aumento de los conflictos en la relación y se asocia con una disminución de la estabilidad, la satisfacción y el compromiso de la relación.
Teniendo en cuenta que las relaciones románticas más sanas tienden a ser las que evitan la pornografía por completo, la sinceridad con respecto al consumo pornográfico puede ser una estrategia útil a largo plazo para promover el bienestar en la relación.
Con la esperanza de evitar decepciones y conflictos, muchos de nosotros ocultamos lo que sentimos que podría dañar a nuestra pareja o nuestra relación. Sin embargo, superar estas dificultades juntos puede ser precisamente lo que nos fortalezca y nos salve.
Fuente: The Public Square Magazine