Muchas escrituras hablan sobre el corazón, parte de esto se debe a que el corazón está vinculado con nuestros sentimientos y nuestras verdaderas intenciones.
Gracias a las escrituras sabemos que son esas intenciones las que le interesan al Señor:
“Jehová no mira lo que el hombre mira, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.-1 Samuel 16: 7
También te puede interesar: “¿Por qué las cosas me han ido mal desde que doy el diezmo?“
Este pasaje es un recordatorio de que lo que cuenta en verdad es desear agradar al Señor y no solo cumplir con Él porque eso se nos pide.
Un ejemplo de esto también se encuentra en la Perla de Gran Precio, cuando Caín presenta su ofrenda al Señor.
“Y con el transcurso del tiempo, sucedió que Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la tierra.
Y Abel también trajo de las primicias de su rebaño, y de su grosura. Y el Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda; mas no miró con agrado a Caín y su ofrenda…
Y Caín se ensañó en gran manera, y decayó su semblante. Y el Señor le dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado? ¿Por qué ha decaído tu semblante?
Si haces lo bueno, serás aceptado; y si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta”.-Moisés 5: 19
Esto nos lleva a vivir y actuar con verdadera intención y ser conscientes de los motivos que respaldan nuestras acciones.
¿Cómo puede saber si nuestro corazón está en el lugar correcto?
Para esto podemos hacernos tres preguntas:
1. ¿Soy sincero de corazón?
Las personas de corazón sincero cumplen sus promesas y se esfuerzan por siempre decir la verdad.
No tienen intenciones ocultas, no engañan a otros ni tergiversan los hechos.
2. ¿Tengo un corazón dispuesto?
Un corazón dispuesto describe a las personas que hacen de Dios su prioridad. Se esfuerzan por servirle de la manera que Él espera, no como a ellos les parece.
Van y hacen lo que sea necesario para cumplir con el Señor y el Padre.
3. ¿Es mi corazón comprensivo y lleno de caridad?
Estamos más cerca de llegar a ser como Jesucristo cuando dejamos que la caridad pueda llenar nuestro ser.
Nos acercamos a Su divinidad cuando encontramos gozo en elevar y sostener con compasión a todos nuestros hermanos.
Un paso a la vez
Después de haber meditado en esto, ¿cómo está tu corazón?
Lo bueno del evangelio es que siempre podemos empezar de nuevo. Si hay algo que necesitamos corregir, hagamos el cambio ahora, no esperemos a mañana.
A medida que nos esforcemos con sinceridad por mejorar, un poderoso cambio de corazón se realizará en nosotros y Su voluntad será la nuestra.
Esto nos ayudará a estar listos para regresar a Nuestro Padre Celestial un día, a que nuestras ofrendas y acciones realmente sean agradables para Él.
“Y el Señor te miró con agrado y a tu ofrenda”
Fuente: churchofjesuschrist.org