¿Sabías que el Élder Dale G. Renlund creció orando en sueco y pasó gran parte de su infancia en Finlandia y Suecia? ¿Sabías también que su segundo nombre es Gunnar y que él y su hermano sirvieron en la misma misión (la misión sueca) al mismo tiempo?
Para celebrar el cumpleaños del Élder Renlund, (Noviembre 13, 1952), quisimos compartir algunas historias inspiradoras de su vida, extraídas de un artículo escrito por el Élder Quentin L. Cook.
En octubre de 1981, la hermana Renlund fue diagnosticada con cáncer de ovario. Ella se sometió a dos cirugías y a nueve meses de quimioterapia. El Élder Renlund recuerda la prueba que tuvo que pasar al cuidar de Ruth y de su hija. “Yo estaba muy dolido, parecía como si mis oraciones no estuvieran yendo al cielo”.
Cuando llevó a Ruth del hospital a su casa, ella estaba muy débil, pero querían ofrecer una oración juntos. Él le pidió a la hermana Renlund que si a ella le gustaría orar. “Sus primeras palabras fueron: Padre Celestial que estás en el cielo, te agradecemos por el poder del sacerdocio que hace posible que sin importar lo que pase, podemos estar juntos para siempre”.
En ese momento, yo sentí un gran acercamiento a mi esposa y a Dios. “Lo que previamente yo había comprendido respecto a las familias eternas en mi mente, ahora lo comprendía en mi corazón”. Dice el Elder Renlund. “La enfermedad de Ruth cambió el curso de nuestras vidas”.
Para distraerse de la enfermedad, la hermana Renlund decidió asistir a la escuela de leyes. “ Yo pensé, esta será una mala experiencia a menos que yo haga algo bueno con ella”. Dice la hermana Renlund. “No estaba en nuestros planes tener cáncer de ovario siendo una mujer jóven y tener sólo un hijo. Y mi sobrevivencia aún estaba indefinida. Pero sentimos que asistir a la escuela de leyes era lo correcto”.
Ella continúo sus estudios mientras continuó con el tratamiento para su enfermedad y su esposo continuó con su práctica universitaria.
Tanto el Élder como la hermana Renlund tuvieron grandes éxitos en sus carreras de medicina y de leyes. Él se convirtió en el director médico del programa de trasplante cardíaco de los hospitales afiliados de Utah, y ella se convirtió en la presidenta de su firma de abogados.
A pesar de su carrera en crecimiento, el Élder Renlund aún encontraba tiempo para cuidar de sus pacientes uno por uno. De hecho, si uno de sus pacientes no podía asistir a una cita con el Dr. Renlund, “él manejaba grandes distancias hasta la casa del paciente, lo llevaba en su carro hasta el hospital y después lo regresaba a casa”.
Cuando el llamamiento del Élder Renlund como Setenta Autoridad General los llevó a él y a Ruth a África en el 2009, los dos se alejaron de la cima de sus carreras para servir al Señor. Pero mientras servía como autoridad general, el Élder Renlund aprendió lecciones muy profundas:
Un domingo, en el centro de Congo, él le preguntó a los miembros qué desafíos estaban enfrentando, pero ninguno respondió. Luego él preguntó de nuevo. Finalmente, un anciano caballeroso que se encontraba en el fondo del salón, se puso de pie y dijo: “Élder Renlund, ¿Cómo podemos tener algún desafío? Nosotros tenemos el evangelio de Jesucristo”. Al reflexionar sobre esa experiencia, el Élder Renlund dice: “ yo quiero ser como esos santos del Congo, que oran por comida todos los días, y todos los días están agradecidos por la comida, ellos están agradecidos por sus familias. No tienen nada, pero lo tienen todo”.
Este artículo fue escrito por el Élder Quentin L. Cook, extraído del artículo “un siervo obediente” y fue publicado en ldsliving.com, con el título: “The Prayer That Changed Elder Renlund’s Life While His Wife Battled Cancer”