Se podría decir que escuchar orar a los niños es una de las cosas más adorables. Escuchar sus tiernas voces dirigirse al Padre Celestial que los ama mucho, no tiene precio. Cuando los niños oran, hay algo con respecto a sus voces calmas y humildes que le permite a cualquier adulto saber que su oración es sincera.
A veces, me encuentro orando y repitiendo las cosas una y otra vez. A veces, después de un día largo, me meto a mi cama y empiezo a orar, pero mis pensamientos se desvanecen a medida que me quedo dormida. Y, a veces, intento hacer una oración sincera, pero mi mente se desvía y antes de que me dé cuenta, pienso en fechas límites y cosas mundanas, diferentes al tema.
Creo que todos hemos atravesado por situaciones similares. Tenemos buenas intenciones cuando oramos. Sin embargo, a menudo, olvidamos el poder divino que viene con una oración sincera y que es un don de Dios.
En verdad, es increíble que podamos orar a nuestro Padre Celestial con fe y Él nos responda a través del Espíritu Santo e inspiración. Él está listo y dispuesto a comunicarse con nosotros a través de la oración porque nos ama.
Debido a que la oración es un don tan sagrado, debemos tratarla como tal, orando a menudo y con sinceridad. A continuación, mencionaré algunas maneras en las que puedes hacer que tus oraciones sean más significativas en tu vida diaria.
1.“Quedaos tranquilos” antes y después de orar
También te puede interesar: Los recursos que puedes utilizar para el mejor estudio de las Escrituras de tu vida
Intenta apagar todos los ruidos y dispositivos (o guárdalos) 10 – 15 minutos antes de comenzar a orar. En nuestro mundo ocupado, el silencio se puede sentir incómodo, pero tomarte el tiempo para estar a solas con tus pensamientos te ayudará a saber exactamente lo que quieres decirle al Señor. Además, te preparará para escuchar cualquier revelación que Él pueda tener reservada para ti.
Una vez que termines de orar, permanece de rodillas y escucha durante algunos minutos. La comunicación es una vía de doble sentido y la oración no es diferente. Si terminas de orar e inmediatamente echas un vistazo a las redes sociales o enciendes la televisión, te distraerás y no estarás en armonía con las apacibles impresiones del Espíritu.
2. Haz una oración de agradecimiento
Cuando atraviesas por pruebas difíciles, es natural que quieras pedirle al Padre Celestial que las desaparezca o que haga que las cargas sean ligeras. Es fácil olvidar las muchas cosas con las que hemos sido bendecidos.
Si este es tu caso, es más importante demostrar gratitud por las cosas increíbles con las que el Padre Celestial te ha bendecido. Esfuérzate esta semana para hacer una oración de agradecimiento y busca la mano del Señor en tu vida mientras te preparas para hacerlo. A medida que des las gracias, podrás ver las cosas increíbles que el Señor ya ha hecho por ti.
3. Guarda una lista de oración
Así como la oración te ayuda a través de las pruebas, te da guía y dirección, puede elevar y ayudar a los demás. Si sabes de alguien que esté atravesando por alguna prueba, tomando una decisión de vida, o si sientes la impresión de orar por una persona en específico, debes seguirla y orar por esa persona.
Orar por otra persona demuestra amor y compasión. Cuando tu corazón se llene de un amor semejante al que Cristo expresó a los demás, tus oraciones llegarán a ser más sinceras y significativas.
Intenta guardar una lista en tu celular o en un cuaderno los nombres de las personas por las que piensas orar o las cosas por las que quieres agradecerle al Padre Celestial durante todo el día. Esto puede ayudarnos a aprender lo que significa “orar siempre.”
4. Cuéntale sobre tu vida
El Padre Celestial nos conoce mejor que nosotros mismos. Antes de ser enviados a la tierra, Él sabía exactamente por lo que pasaríamos y Él sabía que necesitaríamos Su ayuda. Cuando escuché por primera vez la idea de contarle lo que me pasaba, se sintió extraño porque sabía que Él ya conocía mi situación.
Una noche, hace unos meses, estaba atravesando por una prueba, me sentía estresada y no podía dormir. Mi mente corría y no podía concentrarme en una cosa a la vez, y mucho menos quedarme dormida. Sabía que no iba a calmarme completamente a menos que le contara mis pensamientos a alguien, así que comencé a susurrar mis preocupaciones a mi esposo que estaba dormido.
Comencé a sentirme un poco más calmada cuando me di cuenta de que estaba hablando con la persona equivocada. Necesitaba recurrir al Padre Celestial. Continué expresando mis preocupaciones en voz alta y sentí fuertemente que Él estaba ahí escuchando. Poco después, me quedé dormida.
Él sabía lo que estaba atravesando esa noche y Él sabía por qué. No tenía que decírselo. Pero, hablarle sobre mis tensiones y preocupaciones fue increíblemente útil y recuerdo haberme sentido muy amada. A Él le importa cada detalle de nuestras vidas, sin importar cuán pequeños o insignificantes puedan parecer.
Esto también funciona al revés. Cuéntale sobre lo maravilloso que fue tu día. Hazle saber cuán agradecido te sentiste por las tiernas misericordias que experimentaste ese día. A Él le encanta escuchar sobre tus victorias, así que déjalo entrar en cada parte de tu vida.
5. Acompaña tus oraciones con el estudio de las Escrituras
La oración y el estudio diario de las Escrituras son las mejores maneras de invitar al Espíritu a nuestras vidas. A menudo, el Padre Celestial responde nuestras oraciones a través de ciertas Escrituras y estudiar la palabra del Señor todos los días nos ayudará a recibir respuestas y tener al Espíritu con nosotros.
El Presidente Thomas S. Monson dijo en el mensaje que compartió en la Conferencia General de octubre de 2013:
“Al leer y escudriñar las Escrituras, sentiremos los dulces susurros del Espíritu dirigidos a nuestra alma; podemos encontrar respuesta a nuestras preguntas; aprendemos en cuanto a las bendiciones que se reciben al guardar los mandamientos de Dios; obtenemos un testimonio seguro de nuestro Padre Celestial y de nuestro Salvador Jesucristo, y de Su amor por nosotros.
Si combinamos el estudio de las Escrituras con la oración, podemos saber con certeza que el evangelio de Jesucristo es verdadero.”
6. Haz tu parte
La oración requiere más que arrodillarte y hablar. Si bien esa es una parte importante, debes estar dispuesto a obrar en función a las respuestas que puedas recibir. El Élder Bednar escribió de manera muy hermosa:
“Consultar en oración a través de los actos de preguntar, buscar y llamar implica tanto la comunicación sagrada como las obras consagradas. Las bendiciones que buscamos, como la inspiración y la dirección de nuestro Padre Celestial, requieren cierto esfuerzo de nuestra parte antes de que podamos obtenerlas.
Además, la oración, como una forma de obra, es un medio designado para obtener la más alta de todas las bendiciones. Avanzamos y perseveramos en la obra consagrada de consultar en oración después de decir “amén” al actuar en función a las cosas que le expresamos al Padre Celestial. Buscamos y llamamos antes y después de que pedimos con fe.”
7. Prepárate para recibir revelación
A menudo recibo respuestas a mis oraciones cuando menos lo espero. Sucede cuando estoy conduciendo en silencio, caminando sola, leyendo un discurso o una escritura que conmueve mi corazón.
Con frecuencia, me pregunto cuanta inspiración recibiría si tomara más tiempo para leer mensajes edificantes y sentarme en silencio en lugar de llenar mi vida con ruido.
Esto es algo en lo que todos podríamos trabajar. Es muy importante estar preparado para escuchar lo que el Señor desea que sepamos. El Presidente Russell M. Nelson dijo en su discurso de la Conferencia General de abril de 2018, “En los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo.”
Artículo originalmente escrito por Lindsey Miller y publicado en ldsliving.com con el título “7 Ways to Change Your Prayers to Be More Meaningful.”