En 1830, el profeta José Smith recibió una revelación sobre cuán grandes y vastas son las creaciones del Padre Celestial en todo el universo.
La revelación, que se convirtió en Moisés 1 y se encuentra en la Perla de Gran Precio, describe la visión que recibió Moisés, un profeta del Antiguo Testamento.
Durante esta revelación, José Smith fue testigo de lo que Dios le había revelado a Moisés en la visión.
“Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado”. – Moisés 1: 33
“Pero solamente te doy un relato de esta tierra y sus habitantes. Porque he aquí, hay muchos mundos que por la palabra de mi poder han dejado de ser. Y hay muchos que hoy existen, y son incontables para el hombre; pero para mí todas las cosas están contadas, porque son mías y las conozco”. – Moisés 1: 35
“Y así como dejará de existir una tierra con sus cielos, así aparecerá otra; y no tienen fin mis obras, ni tampoco mis palabras”. – Moisés 1: 38
Hay muchas cosas que podemos aprender de esta revelación, incluso que el Padre Celestial ha creado “muchos mundos que han dejado de ser” y “muchos que ahora existen y son incontables para el hombre” y que las obras del Dios no tienen fin.
Pero, ¿estos mundos “que ahora existen” están habitados por vida extraterrestre? Si es así, ¿cómo son? ¿algunas de esas creaciones se parecen a nosotros?
Un legado divino
Sabemos que toda la humanidad sigue el modelo de la misma raza que el Padre Celestial (Génesis 1:26–27). José Smith reveló:
“¡Dios una vez fue como nosotros ahora, es un hombre glorificado, y está sentado sobre Su trono allá en los cielos! Ése es el gran secreto.
Si el velo se partiera hoy, y el gran Dios, que conserva este mundo en su órbita y sostiene todos los mundos y todas las cosas con Su poder, se manifestase a Sí mismo, digo que, si lo vieran hoy, lo verían en la forma de un hombre”. –Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith
Si Dios “fue una vez como nosotros somos ahora”, como dijo José Smith, eso indicaría que el Padre Celestial fue una vez como nosotros y vivió en otro mundo como nosotros.
Este ciclo de dioses que viven en otros planetas, progresan en la mortalidad y, eventualmente, reciben vida eterna siempre se ha repetido.
Tal como lo explicó Brigham Young:
“Cuántos Dioses hay, no lo sé. Sin embargo, nunca hubo un tiempo en que no existieran Dioses y mundos, y en que los hombres no estuvieran pasando por las mismas pruebas que ahora pasamos. Ese ha sido, es y será el curso de toda la eternidad”. -Brigham Young, Discourses of Brigham Young
Esta “raza de dioses”, de acuerdo con el profesor de BYU, Kent Nielsen, se parece mucho a nosotros. De hecho, somos parte de esa misma especie y tenemos la capacidad de heredar la gloria celestial como nuestro Padre Celestial.
“Claramente, los hijos e hijas de Dios serían de Su especie, se parecerían a Él. En consecuencia, la gente de otros mundos sería como nosotros porque todos somos Sus hijos”. –“Peorple on Other Worlds”, Kent Nielsen
Según la Enciclopedia del mormonismo de BYU, es posible que estos habitantes extraterrestres puedan diferir de nuestra apariencia en “maneras no especificadas”. Sin embargo, en ninguna parte de las Escrituras se menciona cómo podría ser esto.
Comunicación y visitas extraterrestres
A lo largo de la historia, los mensajeros celestiales han viajado a través del tiempo y el espacio para dar a conocer la voluntad del Padre Celestial a Sus hijos.
Aunque no siempre se les describe como “extraterrestres”, sabemos que estos seres viven en la presencia del Padre Celestial en algún lugar más allá de la Tierra.
Sueños, visiones, oraciones, impresiones: estas son las formas en que recibimos la guía de nuestro Padre Celestial.
En ocasiones, incluso se han enviado mensajeros celestiales a la Tierra para comunicar la voluntad de Dios para Sus hijos o para protegerlos de cualquier daño.
Con frecuencia, estas visitas se mencionan en las Escrituras, como cuando:
- Abraham se salvó de ser sacrificado sobre un altar en la tierra de Ur (Abraham 1:12–16)
- Los ángeles salvaron a Daniel en el foso de los leones (Daniel 6:19–22).
- Los ángeles se aparecieron a los pastores para anunciar el nacimiento de Cristo (Lucas 2:8–10)
- Un ángel habló con Alma y los hijos de Mosíah (Mosíah 27:11–17)
- Moroni le indicó a José Smith dónde encontrar las planchas de oro (José Smith Historia 1:59–60), y así sucesivamente.
Kent Nielsen explicó:
“En nuestra existencia temporal, es posible que no podamos viajar a mundos más allá de nuestro sistema solar.
No obstante, otros seres en otras fases de existencia no se encuentran tan limitados. El Evangelio se ha enseñado en todas las dispensaciones mediante viajes espaciales.
Es cierto que los visitantes no usan cohetes espaciales; tienen medios más eficientes. Cuando Moroni regresó a los cielos después de una de sus visitas a José Smith, José vio, por así decirlo, un conducto abierto hasta el cielo, y ascendió hasta desaparecer por completo”.
Aunque sabemos que estas visitas y otras formas de comunicación no son los encuentros extraterrestres que algunos podrían imaginar, el presidente Spencer W. Kimball afirmó, en su libro “Faith Proceeds the Miracle”, que sí suceden.
“¿Hay conversación extraterrestre? Seguramente. El hombre puede hablar con Dios y recibir respuestas de Él.
¿Hay asociación de seres no humanos? Indudablemente.
¿Los planetas en el espacio están habitados por criaturas inteligentes? Sin duda”.
Fuente: LdsLiving
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