Las enseñanzas de Pablo sobre el matrimonio en la Primera Epístola a los Corintios a menudo generan debate y discusión.
Sin embargo, dentro de sus palabras, encontramos consejos valiosos sobre cómo abordar este aspecto crucial de la vida.
A través de una mirada más profunda a las palabras de Pablo, podemos descubrir sus perspectivas sobre el matrimonio, el divorcio y la viudez. Además, veremos cómo se aplican a nuestras vidas hoy.
El matrimonio y la intimidad
La intimidad es vital para el correcto desarrollo de la relación entre esposos. Imagen: Canva
Pablo aborda enérgicamente la importancia del matrimonio como una defensa contra la inmoralidad. Él aconseja a las parejas casadas que no se nieguen mutuamente la intimidad conyugal para evitar caer en la tentación y pecar dentro del matrimonio (1 Corintios 7:2).
Esto enfatiza la idea de que la relación íntima dentro del matrimonio es una bendición que ayuda a prevenir el pecado, pero sobre todo ayuda a fortalecer los vínculos matrimoniales entre los cónyuges.
Recordemos que el propósito de la intimidad, o las relaciones sexuales, no solo es la de crear cuerpos físicos para los hijos espirituales de Dios, lo cual también incluye el hecho de formar una familia, sino que es vital para el correcto desarrollo de la relación entre esposos.
Un tiempo para amar
Solo refrenando todas las pasiones hará que quede el verdadero amor. Imagen: Canva
Pablo muestra su flexibilidad al permitir que las parejas casadas suspendan temporalmente las relaciones íntimas para dedicarse a la oración (1 Corintios 7:5).
Aunque esto no era su preferencia, reconoció las necesidades individuales de oración y espiritualidad de cada pareja.
Esta enseñanza va muy de la mano con los principios de Alma, pues él educó a su hijo a que refrenara todas sus pasiones para que solo quede el verdadero amor (Alma 38:12).
El matrimonio como mandato divino
Pablo desalentaba el divorcio y enseñaba que incluso si se una pareja se separaba, que se reconcilien y que el marido no abandone a su esposa. Créditos: Mikki Platt
El apóstol insta a las parejas casadas a mantener su compromiso matrimonial, enfatizando que el matrimonio es un mandato del Señor (1 Corintios 7:10).
Incluso aconseja a los creyentes casados con no creyentes a no buscar el divorcio, con la esperanza de que su influencia pueda llevar a sus cónyuges incrédulos dentro del evangelio (1 Corintios 7:12-14).
En definitiva, Pablo desalentaba el divorcio y enseñaba que incluso si se una pareja se separaba, que se reconcilien y que el marido no abandone a su esposa. Es interesante el enfoque sobre la responsabilidad del marido (1 Corintios 7:11).
La viudez
Pablo recomendaba a las personas que hayan enviudado, que no se vuelvan a casar. Imagen: Canva
Para aquellos que habían enviudado, Pablo ofreció su opinión sobre el matrimonio, aconsejando que permanezcan solteros (1 Corintios 7:8).
Probablemente, Pablo no estaba en ninguna relación o compromiso sentimental con alguna mujer.
Y a pesar de que su pensamiento sea controversial, su enfoque es que aquellos cuyos deseos sexuales interfieran con su compromiso con el evangelio deben considerar el matrimonio para evitar la tentación (1 Corintios 7:9).
Escoger con cuidado
La mejor manera de evitar el divorcio es evitando casarse con una persona que genere esas posibilidades. Imagen: Pinterest
Pablo menciona también una “crisis inminente” que lo lleva a aconsejar con cautela en la elección de contraer matrimonio en ciertos casos (1 Corintios 7:26).
También puede interpretarse como la difícil decisión de escoger una pareja por la eternidad, pues así como Pablo desaconseja el divorcio, la mejor manera de evitarlo es no casándose con una persona que no crea en esas posibilidades.
Por ello, esto puede reflejar la necesidad de prepararse espiritualmente para desafíos y conflictos en lugar de enfocarse en el matrimonio en tiempos inciertos.
Al explorar las enseñanzas de Pablo, podremos encontrar orientación valiosa para nuestras propias vidas matrimoniales y espirituales.
