“Si bien Jesucristo fue amado por Sus seguidores, el consenso general nunca estuvo a Su favor. No fue muy querido por la mayoría de personas.”
Hace algunos meses, por la época de Navidad, un hermano en mi barrio dio un discurso sobre Jesucristo que me sorprendió por completo. ¡En serio! He estado pensando eso desde entonces.
Él dijo algo como:
“Saben, hablamos de cómo Jesucristo era muy amable con todos y cómo amaba a todos, pero la verdad es que en realidad ofendió a mucha gente porque a Él le importaba más la verdad que ser admirado.”
Si pudieras haber visto mi cara cuando dijo eso, habrías dicho “que feo”, porque mis ojos probablemente parecían estar a punto de salirse de mi cabeza y mi mandíbula probablemente estaba en el suelo.
Honestamente, mi mantra personal es básicamente la cita de Michael Scott: “¿Prefiero ser temido o amado? Um… fácil. Ambos. Quiero que la gente tenga miedo de lo mucho que me aman”, Entonces la idea de que a alguien no le agrade no estaba tan bien conmigo.
También te puede interesar: “La perspectiva detrás del lema para los jóvenes – Lo que Jesús realmente enseñó durante la última cena”
Pero es verdad. A Jesús le importaba más decirle a la gente lo que era correcto que ser alguien que agrade a todos. Creo que a veces nos enfocamos tanto en cómo Él amaba a las personas que olvidamos que parte de amar a las personas es ser sincero, incluso cuando se trata de temas incómodos.
Él hizo eso, muchas veces. De hecho, la doctrina que enseñaba a las personas les ofendía tanto que lo mataron por esa razón.
Honestamente, si Jesús estuviera aquí en la Tierra en la actualidad, no creo que sería algo tan diferente. Estoy bastante seguro de que algunas de sus enseñanzas no serían muy populares.
Lo que estoy tratando de decir es que no debemos sorprendernos cuando nuestras creencias tampoco nos hacen ganar un premio a la “persona más querida del mundo”.
¿A quién ofendió? ¿Y por qué?
Respuesta corta: A un montón de gente. Respuesta larga: Sigue leyendo.
Los fariseos
Escuchamos mucho sobre los fariseos en la Iglesia, pero ¿sabemos realmente quiénes son? Aquí hay un breve resumen.
“[Los Fariseos] eran una secta religiosa entre los judíos, cuyo significado indica que eran separatistas. Se jactaban de su estricta observancia de la ley de Moisés y del cuidado con que evitaban todo contacto con los gentiles.”
A pesar de que los fariseos creían en muchas de las cosas que enseñaba Jesús (como la resurrección del cuerpo, la vida después de la muerte, etc.), a menudo no les gustaba la forma en que Él las enseñaba. A Él no le importaba lo tradicional y era demasiado directo. ¿Recuerdas cuando los llamó “hipócritas”?
Pero la razón principal por la que odiaban a Jesús era porque hacía que los romanos se enojaran con los judíos… Básicamente, fue porque sus enseñanzas no iban a agradarle a la mayoría de la gente. ¿Les parece familiar?
A menudo, muchas veces tenemos miedo de compartir nuestras creencias porque sabemos que los medios de comunicación, Hollywood, nuestros amigos, nuestros compañeros de clase, etc, no les va a agradar ni lo apreciarán.
En pocas palabras, a los fariseos les desagradaba Jesús porque sabían que vivir las verdades que Él predicaba, o predicar esas verdades en sí, probablemente terminaría en persecución.
Los saduceos
Este grupo de personas generalmente hace referencia a la aristocracia judía. La razón principal por la que a este grupo de personas no les agradaba Jesús tiene mucho que ver con las veces que Él purificó el templo.
He crecido escuchando esta historia un montón de veces, pero nunca entendí realmente lo que estas personas, los “cambistas”, estaban haciendo. Honestamente, siempre asumí que estaban participando de apuestas, pero para entender por qué estas personas estaban tan enojadas con Jesús, es importante comprender lo que realmente sucedió en el templo.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que cuando esto sucedió, era época de Pascua, por lo que un montón de forasteros se encontraban en Jerusalén, esa fue una gran oportunidad de ganar dinero para los cambistas. En el patio, donde todo el asunto de la “purificación” se llevó a cabo, un grupo de estos cambistas habían colocado mesas.
Su trabajo consistía en tomar el dinero de la gente y cambiarla por “monedas del templo” (el único tipo de moneda que aceptaban en el templo) por la que cobraban mucho dinero simplemente porque podían hacerlo. Solo había un templo judío, por lo que podían cobrar tanto dinero como quisieran por estas monedas ya que tenían un monopolio sobre ellas.
Las monedas se usaron para comprar animales, que también tenían en el patio, para el sacrificio en el altar del templo. Una vez más, la venta de animales fue una gran fuente de dinero, ya que no podían llevar con ellos a un montón de animales.
Básicamente, los cambistas estaban involucrados en un negocio turbio, cobrando de más a las personas que solo querían una oportunidad para alabar al Señor.
Así que cuando Jesús entró, volcó sus mesas y expulsó a todos los animales, esencialmente le estaba arruinando su capacidad de ganar dinero, mucho dinero. Eso hizo que los saduceos se enojaran en gran manera.
De esta experiencia, el académico Daniel Peterson escribió:
“En primer lugar, vemos claramente que el Jesús que algunos han imaginado, un hombre muy tolerante y comprensivo que nunca presumiría juzgar, rechazar o excluir a nadie, no es real.
El Jesús del Nuevo Testamento ciertamente era amable, gentil y amoroso, y Su amor es nuestra única esperanza de salvación. Aún así, en esta ocasión, se tomó el tiempo para hacer con calma un ‘azote con cuerdas’ para luego expulsar a los cambistas.”
Una vez más, a Jesús le importaba mucho más hacer lo correcto que a hacer felices a los demás.
Normalmente, estos son los grupos en los que pensamos cuando consideramos a quién Jesús ofendió… Pero definitivamente no fueron las únicas personas a las que Jesús molestó. En la lista de personas que hizo enojar está incluida su ciudad natal.
Ellos básicamente pensaron: “¿Quién se cree que es este tipo para que nos siga cómo vivir? Lo vimos crecer; él es sólo el hijo de José y María. ¡No tiene ningún derecho para decirnos qué hacer!”.
Si bien Jesucristo fue amado por Sus seguidores, el consenso general nunca estuvo a su favor. No fue muy querido por la mayoría de personas.
¿A quién ofendería en la actualidad?
Isaías 5: 20-21 describe nuestro día a la perfección:
“¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!
¡Ay de los sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!”
Gran parte del mundo parece estar de acuerdo con la idea de que la moralidad es relativa; que no hay bien o mal en todos los ámbitos. El relativismo moral sugiere que lo que es “correcto” se basa en la cultura, la educación y una serie de otros factores. Evita la idea de una verdad absoluta, una verdad y estándares que se aplican a todos, en todas partes.
Pero muchas escrituras nos enseñan que existe una verdad absoluta, incluido Jacob 4:13, que testifica que “el Espíritu habla la verdad, y no miente. Por tanto, habla de las cosas como realmente son, y de las cosas como realmente serán; así que estas cosas nos son manifestadas claramente para la salvación de nuestras almas”.
Entonces, ¿a quién iba a ofender Jesús en nuestros días? Como lo dice el nombre de este artículo, Él ofendió a muchas personas, personas que creen en el relativismo moral, personas que creen que todos se salvarán sin importar sus elecciones en esta vida, personas que toleran y apoyan la promiscuidad sexual, y muchas otras cosas más.
Sarah Cy escribió un artículo sobre la bondad de Jesús y cómo a veces se puede confundir con “ser agradable” o no ofender a las personas. Ella escribió:
“A los cristianos les encanta proclamar: ¡Dios es amor!
Tienen razón. Dios ES amor.
Y en 1 Corintios 13, el amor se describe como paciente, benigna, no tiene envidia, no se jacta, no piensa lo malo, no se envanece, que no se irrita fácilmente y no busca lo suyo.
“Agradable” nunca aparece en esa lista.
Pero “benigna” sí lo hace.
La diferencia entre ser agradable y la benignidad es como la diferencia entre tolerar y acoger, la corrección política y el amor, lo que se aparenta y la realidad.
A diferencia de ser agradable, que se centra en las consecuencias externas (el deseo de no desagradar a nadie); La benignidad viene de nuestro interior (nuestro amor por los demás y su bienestar).”
Permítanme decir esto otra vez a Jesús le importaba mucho más hacer lo correcto que complacer a las personas.
Seamos realistas, Jesús ofendería a MUCHA gente en la actualidad. Él ofendió a mucha gente cuando estuvo en la Tierra, y Sus enseñanzas han ofendido a mucha gente desde entonces. Pero eso no importa. Lo que importa es que Él amaba a las personas lo suficiente como para molestarlos si es que eso significaba enseñarles cómo volver al Padre Celestial.
Manejar la oposición con bondad y verdad
Así como a las personas no les gustaron las creencias de Jesús, recuerda que a algunas personas no les van a agradar tus creencias, y aunque eso es triste, está bien. ¡No fuimos hechos para ser como el resto! Fuimos creados para sobresalir, hablar y servir a nuestro Rey, incluso cuando atravesamos tiempos difíciles.
Pero eso no significa que debamos lanzar nuestra precaución al viento, subir a un techo y gritarles a todos que están equivocados. Cuando tus creencias son cuestionadas por otros, y lo serán, puedes ser sincero y amable al mismo tiempo.
El Elder Jeffrey R. Holland dio fabulosos consejos (¡como si pudiera dar alguno de otro tipo!) Sobre este tema. Él dijo:
“Con admiración y ánimo por todos los que tendrán que permanecer firmes en estos últimos días, les digo a todos, y especialmente a los jóvenes de la Iglesia, que, si aún no les ha tocado, un día se encontrarán ante el llamado de defender su religión o quizás hasta soportar un poco de maltrato personal por el simple hecho de ser miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En esos momentos se requerirá de parte de ustedes tanto valentía como cortesía…
Sean fuertes; vivan el Evangelio fielmente, aunque los que estén a su alrededor no lo vivan en absoluto. Defiendan sus creencias con amabilidad y compasión, pero defiéndanlas.”(énfasis agregado).
Mostrar cortesía cuando otros no entienden o aprecian tus creencias no muestra falta de convicción o fe. Muestra moderación, amor y genuina benignidad. Debemos ser sensibles a las situaciones, desafíos y dificultades individuales de los demás, haciéndoles saber que los amamos siempre.
Recuerda que ser amable no significa aceptar lo incorrecto. Jesús amó a todos, pero eso no significa que Él alguna vez aprobó el comportamiento pecaminoso porque no fue así. Amaba a las personas lo suficiente como para decirles la verdad, incluso cuando era contrario a su estilo de vida.
De manera similar, recuerda que Jesús no sólo se acercó a la gente y dijo: “¡Ustedes están equivocados!”. A menudo, señalaba los errores de los demás cuando se acercaban a Él y le pedían Su consejo u opinión.
No tenía miedo de predicarle a nadie, pero también reconocía que no siempre era el momento o el lugar apropiado para hacerlo, así que no pienses que sólo porque Jesús ofendió a las personas, eso nos da derecho para dar nuestras opiniones no solicitadas sobre las vidas u decisiones de los demás.
Sin embargo, cuando alguien nos pida nuestra opinión o llegue el momento adecuado para compartirla, podemos, como Cristo, mostrar amor al mantener firmemente nuestra creencia, incluso cuando a alguien no le agrade.
Las creencias de Jesús ofendieron a mucha gente, ¡y Sus creencias también son nuestras creencias! Sabiendo eso, no debería ser demasiado sorprendente cuando nuestra moral y principios hacen enojar a otros.
El mismo Salvador dijo:
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fueras del mundo, el mundo amaría a los suyo.”
Aquí están las buenas noticias, aunque el mundo puede no comprender tus creencias y ofenderse cuando las expresas, su opinión no está a la altura del Salvador. Las opinión de Jesucristo sobre ti es la única que importa.
Cristo lo hizo todo por nosotros, lo sufrió todo por nosotros. Entonces, cuando se trate de alguien de desagradar a alguien por defender los estándares del Salvador, lo menos que podemos hacer es estar dispuestos a sufrir un poco por Él.
Este artículo fue escrito originalmente por Amy Keim y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “Spoiler Alert: Jesus Offended a Lot of People”