“¿Para cuándo el bebé?” una pregunta que puede tener las mejores intenciones y buenos deseos por parte de la persona que la formula pero que también puede convertirse en las más impertinente o difícil de responder.
Por favor, no espero ofender a nadie con este artículo, más bien, quiero que se convierta en una invitación especial a dejar de hacer esta pregunta que para muchos matrimonios puede doler como una punzada en el corazón y lo digo por mi propia experiencia.
Los matrimonios jóvenes y Santos de los Últimos Días sabemos que pertenecemos a una iglesia orientada en la familia, de hecho, por eso también nos casamos, porque queremos tener nuestra propia familia, así que podemos entender el entusiasmo con el que las personas te preguntan: “¿Cuándo vienen los hijos?”
La posición de la Iglesia con respecto a esta pregunta
Y antes de tocar el aspecto emocional y social que esta reiterada pregunta puede afectar en una familia me gustaría compartir lo que dice el Manual General de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el capítulo 38:
“La decisión con respecto a cuántos hijos tener y cuándo tenerlos es sumamente personal y privada, y debe quedar entre los cónyuges y el Señor”.
Creo que este texto es bastante claro y directo y también lo considero como una reflexión de que el asunto de la cantidad y cuándo tener a nuestros hijos es tan especial que se maneja en ámbito entre los cónyuges y el Señor.
Quiero hacer énfasis en la frase “entre cónyuges y el Señor”, no dice, padres de los esposos, hermanos, cuñados, hermanos ministrantes, etc. Así que también aprovecho la invitación a dejar de decir “Ya quiero nietos” o “la familia necesita seguir creciendo”.
No sabía que tan doloroso era hasta que lo viví
Desde que fui una bebé he asistido a la Iglesia por lo que de alguna manera me “acostumbré” a tener que responder preguntas innecesarias a cada etapa de mi vida como:
“Ya te dieron tu medallón de mujer virtuosa”, “te estás preparando para ir a la misión”, “por qué todavía no te casas”, “¿por qué has tomado tus investiduras si todavía no tienes planes de casarte?”
La verdad, es que nunca me molestó tener que responder o solo reír y no tener que dar explicaciones a este tipo de preguntas, que en mi opinión, también puede ser muy perjudicadles, pero no era algo que me hiciera sentir mal ya que también desde pequeña comprendí que mi progreso era un asunto con el Señor y no con las personas.
Hasta que me casé y mi esposo y yo enfrentamos a la clásica pregunta: “¿Para cuándo el bebé?” Al principio también respondíamos que estábamos esperando a que los efectos de la pandemia por COVID-19 disminuyeran, o a veces solo respondíamos con una sonrisa entre labios y decíamos “pronto”.
En el fondo, nosotros ya teníamos una fecha establecida para cuándo tendríamos nuestro primer bebé, pero no es algo que andas diciendo como “Hey, en agosto me voy de vacaciones a Cancún”. Ya que concebir a un hijo puede ser lo más sagrado e importante que se pueda hacer y depende de muchos factores para que se cumpla.
Cuando concebimos a nuestro primer bebé, por razones que los médicos no pudieron explicarme a precisión, sufrimos un aborto espontáneo. No puedo decir con palabras el dolor y la tristeza que fueron esos días, pero en esos momentos no estás preparado para contarlo abiertamente y para algunas parejas tal vez nunca.
Así que cuando la pregunta “¿para cuándo el bebé”? llegaba a nosotros, esto nos recordaba una experiencia que estábamos tratando de superar. Y era más triste cuando respondíamos sinceramente y las personas en ese momento descubrían que su pregunta, aunque bien intencionada, estuvo fuera de lugar y causaba mucha en pena en nosotros.
Sin embargo, no todos están listos o no desean responder con la verdad, porque como ya quedó claro, es un asunto muy privado de los esposos.
Esta pregunta podría generar mucha más tristeza de lo que imaginas
En mi experiencia como generadora de contenido en Más Fe por más de 8 años, he recibido comentarios y mensajes de muchas parejas que incluso decidieron dejar de ir a la iglesia o fue una causante para terminar con el matrimonio debido a la presión de algunos miembros, incluso líderes locales, con respecto a la cantidad y cuándo se tendrán los hijos.
Aunque sé que no es con mala intención, porque recuerdo haber hecho la misma pregunta, recordemos que es un asunto muy muy privado. Lo mejor que podemos hacer es no tocar el tema para evitar un momento que genere frustración, dolor, pena o tristeza.
Y si eres una pareja que al igual que mi esposo y yo y mucho más parejas que pasó o está pasando por estos difíciles momentos solo puedo abrazarte a la distancia y compartir el siguiente mensaje del presidente Jeffrey R. Holland: