Aquí, donde vivo, los miembros de la Iglesia organizan rifas de todo tipo y para todos los propósitos con mucha regularidad.
Me gustaría saber si es que podemos organizar o participar de sorteos y rifas, incluso si son por razones benéficas, para ayudar a las personas que están pasando por dificultades.
Respuesta
Gracias por tu pregunta. En la ciudad donde vivo también veo con mucha frecuencia que una gran cantidad de miembros de la Iglesia realiza y participa de las rifas. Sobre todo durante la pandemia, que acabó imposibilitando que nos reuniéramos en persona para cualquier tipo de evento.
Estas circunstancias hicieron que muchas personas participaran de este tipo de cosas, por lo que puede causarnos un poco de confusión saber si es algo que debería hacerse o no, especialmente si el objetivo es ayudar a alguien que lo necesita.
Pero antes de que veamos lo que los manuales y los líderes de la Iglesia nos han enseñado sobre esto, debemos entender también algunas cosas sobre las rifas y los juegos de azar.
Las rifas, junto con la lotería y el bingo, se considera un tipo de juego de azar, ya que está motivado por el deseo de ganar algo a cambio de poco o nada.
Estos juegos suelen traer un espíritu destructivo, además de fortalecer el egoísmo y la codicia, alejando a los que participan de los principios enseñados por Cristo y Su espíritu.
El manual “Leales a la fe” lo deja muy claro:
“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se opone a los juegos de azar, incluso las loterías patrocinadas por los gobiernos.
Los juegos de azar están motivados por el deseo de obtener algo a cambio de nada. Ese deseo es espiritualmente destructivo; aleja a los participantes de las enseñanzas del amor y servicio del Salvador y los acerca al egoísmo del adversario; mina las virtudes del trabajo y el ahorro y el deseo de poner un esfuerzo honrado en todo lo que hagamos.
Los que participan en los juegos de azar pronto se dan cuenta de la decepción que hay detrás del concepto de que pueden dar poco o nada y recibir a cambio algo de valor; se dan cuenta de que ceden grandes cantidades de dinero, su propio honor y el respeto de sus familiares y amigos.
Engañados y adictos, a menudo juegan con fondos que deben usar para otros fines, como los que se deberían usar para satisfacer las necesidades básicas de su familia. Los jugadores a veces se vuelven tan esclavos y se ven en situaciones tan desesperantes por pagar las deudas del juego que recurren al robo, renunciando así a su buena reputación”.
Además, el “Manual general: Servir en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” en el capítulo Normas Administrativas dice lo siguiente sobre los juegos de azar y loterías:
“La Iglesia se opone a todos los juegos de azar o las apuestas en cualquier forma, y los desaconseja. Esto incluye las apuestas deportivas y las loterías auspiciadas por los gobiernos”.
Pero, ¿qué hay de los sorteos que son benéficos?
Pues bien, según el diccionario de la RAE, una rifa es el “juego que consiste en sortear algo entre varias personas por medio de boletos numerados”. Asimismo, el diccionario de Google define una rifa como “el sorteo de algo, generalmente un bien de valor, mediante la venta de boletos numerados”, indicando claramente que es un tipo de juego de azar.
Sin embargo, existe un tipo de sorteo que no tiene una finalidad lucrativa: el sorteo solidario. Su objetivo es recaudar fondos (ya sea en efectivo o no) a cambio de un premio que se otorgará al final. Y, en teoría, estos recursos recaudados se utilizarían para un propósito noble.
Pero aun cuando el sorteo tiene el propósito de ayudar y servir a otras personas, no se recomienda organizarlas ni participar en ellas.
En el Manual General, en el capítulo de actividades, encontramos una lista de ejemplos de actividades no aprobadas para recaudar fondos, entre ellas se encuentran las rifas, las loterías y el bingo.
Cuando se le preguntó acerca de los juegos de azar y las apuestas, el presidente Spencer W. Kimball dijo:
“Desde el principio fuimos advertidos contra todo tipo de juegos de azar. Toda persona se degrada y se perjudica, gane o pierda, si recibe algo a cambio de nada, si recibe algo sin esfuerzo, si recibe algo sin pagar el precio total”.- Informe de la conferencia, abril de 1975
George Q. Cannon, consejero de tres presidentes de la Iglesia, expresó:
“Hay muchos males en el mundo de los que los jóvenes deben protegerse. Uno de ellos es el juego de azar. Existen muchas maneras de caer en este mal, todas son malas y no deben tolerarse”. -Gospel Truth: Discourses of President George Q. Cannon
El presidente Gordon B. Hinckley compartió:
“El participar en un juego de azar puede aparecer como un pasatiempo inocente, pero trae aparejado una intensidad que de hecho se trasluce en el rostro de quienes juegan.
Y en demasiados casos, esta práctica que parece ser inofensiva, puede desembocar en la adicción. La Iglesia ha estado y continúa estando en contra de esta práctica”.
Y finalmente, el presidente Joseph F. Smith declaró:
“La Iglesia no aprueba los juegos de azar, mas los condena firmemente como algo moralmente incorrecto. Se incluye en esta categoría los juegos de azar y loterías de todo tipo, y se desaprueba enfáticamente la participación de sus miembros en este tipo de juegos”. -“Editor’s Table”, Improvement Era, septiembre de 1908
Conclusión
A través de estas declaraciones, aprendemos que los juegos de azar vienen en diferentes formas. Pueden ser los tradicionales, pero también se pueden disfrazar de algo bueno.
Pero como nos han enseñado los profetas, “todos son malos” y la Iglesia “desaprueba enfáticamente la participación de sus miembros en este tipos de juegos”.
Fuente: maisfe.org