Paz. Eso es algo que no muchos de nosotros hemos tenido el placer de sentir durante estos dos últimos años.
Si somos realmente sinceros con nosotros mismos, paz no es algo que muchos de nosotros tuvimos incluso antes de que llegaran las dificultades de la pandemia.
Sabemos que este mundo está pasando por desafíos, sin embargo, gracias a Jesús se nos ha dado un camino que nos lleva a tener una paz que va más allá de todo entendimiento.
Jesús mismo describió cómo el Espíritu Santo guiaría y cuidaría a Sus discípulos después de que Él dejara este mundo. Él les dio estas palabras de consuelo:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”. -Juan 14:27
Es mi súplica que estos consejos puedan ayudarte a traer la paz que necesitas en tu vida y darte el consuelo que tanto ansías.
1. Paz a pesar de nuestros errores
“Enós, tus pecados te son perdonados, y serás bendecido. Y yo, Enós, sabía que Dios no podía mentir; por tanto, mi culpa fue expurgada”. -Enós 1:5–6
Todos hemos cometido algún tipo de error, ya sea algo que solo Dios y tú conocen, o algo que todos en las redes sociales saben. El ser humano es imperfecto, es parte de nuestro estado mortal.
Lo bueno es que cuando venimos a Jesús con corazones arrepentidos, Él nos da lo necesario para cambiar, nos perdona sinceramente y nos brinda la oportunidad de volver a empezar.
Si Cristo, que es perfecto, nos perdona, ¿quiénes somos nosotros para seguir recordando lo que hemos hecho mal, lo que Él ya ha perdonado?
Aceptar Su perdón y cambiar también viene al aceptar la paz que sobrepasa todo entendimiento, la paz que Él nos da.
Deja atrás la culpa y la vergüenza. Tomas las riendas del presente y avanza hacia el futuro. Nuestro pasado es para que aprendamos de ello, es una guía que nos permite mejorar y no volver caer en los malos hábitos.
2. Paz cuando nuestros sueños se retrasan
“Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración”. -Romanos 12:12
Soy una persona soñadora. Me encanta pensar en mi futuro con esperanza y fascinación, pero si soy realmente sincero, con cada año que pasa, más difícil me resulta seguir soñando.
El cinismo es un pensamiento desagradable que puede apoderarse de un sueño y golpearlo hasta que no sea más que una idea inalcanzable.
Nuestros sueños son extensiones de nuestros dones y talentos, es el lado positivo de nuestra historia, de quienes somos.
Entonces, ¿qué hacemos con los sueños que parecen estar cada vez más lejos de nuestro alcance? ¿Deberíamos renunciar a ellos y volvernos “realistas”? De ninguna manera.
Entrega tus sueños a los brazos amorosos y protectores de nuestro Dios. Es allí, cuando estamos a punto de darnos por vencidos, que a Dios nos llena de esperanza, en Sus brazos amorosos hay nada perdido.
Cuando entregamos nuestros sueños a Dios y trabajamos arduamente por alcanzarlos, Él nos dará la paz para seguir adelante en nuestro día, nos dará la fuerza para seguir.
3. Paz en la enfermedad y los desafíos
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma”. – 3 Juan 1
Todos hemos sentido, en un momento u otro, el dolor y la tristeza que vienen del resultado de nuestras enfermedades, la de nuestra familia o la de algún amigo. Tal te hayas pregunta, ¿cómo podría alguien encontrar paz en todo eso?
Una enfermedad no es algo que deseamos para nadie, en algunas ocasiones puede que caigamos en la desesperanza y adoptamos una postura pesimista.
Cuando sientes que pierdes tu fe o esperanza en una mejora, acérquese al Padre y Él te brindará la paz y la tranquilidad para sobrellevar y superar cualquier resultado que venga a causa de una enfermedad.
Dios tiene el poder para sanarnos, si tenemos fe para ello; sin embargo, también debemos tener fe para aceptar que los milagros que esperamos vendrán de maneras diferentes a las que imaginamos.
4. Paz al enfrentamos a nuestros temores
“Los mejores días para el Reino de Dios en la tierra están por delante. La oposición fortalecerá nuestra fe en Jesucristo, como lo ha hecho desde los días del profeta José Smith. La fe siempre derrota el temor”. – Henry B. Eyring
Si bien un cierto nivel de temor evita que nos lastimen y puede considerarse “sentido común”, el miedo del que hablo es un miedo que te invade y te despoja del poder que el Espíritu Santo quiere obrar en tu vida.
¿Dejas que el temor a la opinión de los demás, lo que puedan pensar de ti dicte cómo vives el Evangelio? ¿Tu miedo a lo desconocido te impide correr riesgos o seguir las impresiones del Espíritu en tu vida?
Cuando trabajamos en estar afianzados en la palabra del Señor, en la oración y en la verdad, encontraremos una paz que supera cualquier aceptación u opinión del mundo.
5. Cuando nuestro mundo se está desmoronando
“Algunas bendiciones nos llegan pronto, otras llevan más tiempo, y otras no se reciben hasta llegar al cielo; pero para aquellos que aceptan el Evangelio de Jesucristo, siempre llegan”. -Jeffrey R. Holland
No pretendo saber cómo cada persona afronta sus pruebas, o incluso la medida en que su dolor afecta su vida cotidiana. Lo que sí sé por experiencia propia es que mi única fuente de paz ha sido de los brazos amorosos de mi Salvador.
Cuando el mundo que nos rodea se está desmoronando, Jesús es la única fuente de consuelo constante. Cuando nos damos cuenta de que Jesús camina con nosotros en cada noche llena de lágrimas y cada nueva mañana con una nueva ansiedad, podemos recibir Su paz en nuestras mentes y corazones.
Esto no significará que nuestros problemas en esta tierra desaparezcan, pero nos da la fuerza para ser lo que Él desea de nosotros. Cada uno de nosotros estamos en este mundo por una razón.
No perdamos los ánimos, la fe, la esperanza y el optimismo. Las cosas buenas vendrán, del lado del Señor siempre saldremos victoriosos.