Hay muchas razones por las que una persona puede tener dificultades con su llamamiento en la Iglesia.
Es posible que nos sintamos incapaces, abrumados o que pensemos que podríamos invertir mejor nuestro tiempo y talentos en otra parte. Sea cual sea el motivo, no estás solo.
Afortunadamente, los líderes de la Iglesia siempre han hablado sobre este tema.
Aquí comparto cuatro cosas que debes recordar cuando no te sientas a gusto con tu llamamiento en la Iglesia.
Las siguientes citas fueron extraídas del discurso, “Elévense a la altura de su llamamiento”, del presidente Henry B. Eyring. ¡Veamos!
1. NO ERES INADECUADO PARA TU LLAMAMIENTO
No estás solo en tu llamamiento, el Salvador trabaja contigo y te da acceso a Su poder:
“Habrá ocasiones en las que te sentirás abrumado. Uno de los ataques que recibirás será mediante el sentimiento de que resultas inadecuado; y sí, eres inadecuado para aceptar el llamamiento de representar al Salvador únicamente con tus propias fuerzas; pero tienes acceso a más que sus facultades naturales y no trabajas solo”.
2. DIOS TE ESCOGIÓ PARA ESTE LLAMAMIENTO PORQUE CONFÍA EN TI
No te asignaron tu llamamiento porque se les ocurrió, oraron y recibieron la inspiración para escogerte a ti:
“Eres llamado por Dios. El Señor te conoce. Él sabe a quién desea que sirvas en cada responsabilidad de Su Iglesia.
Él te escogió y ha preparado la manera de poder extenderte tu llamamiento…
La persona que fue inspirada a recomendarte para tu llamamiento no lo hizo porque le cayeras bien o necesitara a alguien para llevar a cabo una determinada tarea.
Esas personas oraron y recibieron la respuesta de que eras tú a quien se debía llamar.
Tu llamamiento es un ejemplo de la fuente de poder exclusiva de la Iglesia del Señor”.
3. FUISTE LLAMADO PARA REPRESENTAR AL SALVADOR Y BENDECIR VIDAS
No importa qué tan grande o pequeño sea tu llamamiento, fuiste llamado a representar al Salvador y bendecir vidas:
“Se te ha llamado para representar al Salvador.
Cuando testificas, tu voz es la de Él, tus manos que auxilian son las de Él.
Su labor consiste en bendecir a los hijos espirituales de Su Padre con la oportunidad de escoger la vida eterna.
Por tanto, tu llamamiento consiste en bendecir vidas, y esto es así aún en las tareas más sencillas que te hayan sido asignadas o en los momentos en los que podrías estar haciendo algo aparentemente sin relación alguna con tu llamamiento.
Tu forma de sonreír o la manera de ofrecer ayuda a alguien puede edificar la fe de esa persona; y tanto tu forma de hablar como tu comportamiento pueden destruir la fe”.
4. TU LLAMAMIENTO TENDRÁ CONSECUENCIAS ETERNAS
Tu llamamiento no solo tendrá consecuencias ahora sino también en la eternidad. Esfuérzate por cumplirlo, ¡tú puedes!:
“Tu llamamiento tiene consecuencias eternas para otras personas y para ti.
Puede que en el mundo venidero miles de personas te llamen bienaventurado, un número mayor de las que tú serviste aquí, pues serán los antepasados y los descendientes de aquellos que escogieron la vida eterna gracias a algo que dijiste, hiciste o incluso fuiste.
Si alguien rechaza la invitación del Salvador porque no hiciste todo lo que pudiste haber hecho, el pesar de ellos será el suyo.
No hay llamamientos pequeños en lo referente a representar al Señor.
Tu llamamiento conlleva una seria responsabilidad, pero no debes temer porque tu llamamiento también trae consigo grandes promesas”.
¿Aún así después de saber esto, rechazarás tu llamamiento? Piénsalo, Dios te escogió para esta responsabilidad porque confía en ti. Él sabe que eres digno de representar al Salvador y bendecir vidas, no solo aquí en la Tierra sino también por la eternidad.
¡Eres capaz de cumplir con tu llamamiento! ¡No lo dudes!
Fuente: LDS Living