En la actualidad, vemos que el divorcio es cada vez más común en el mundo y, desafortunadamente, también en la Iglesia.
Parece que los matrimonios son descartables.
Las parejas ya no quieren luchar para vencer los desafíos que amenazan su unión. Eligen el divorcio como la mejor solución a todos los problemas que puedan surgir.
Olvidan que, tal como dijo el élder David A. Bednar, un “matrimonio feliz no se encuentra, se construye”.
Claramente, el divorcio se debe considerar cuando las situaciones son irremediables como las infidelidades o el abuso. No obstante, existen otros casos en los que si hay solución y solo hace falta renunciar a la dureza de nuestros corazones.
El presidente Dallin H. Oaks, en su discurso, “El divorcio”, aborda estos temas y plantea formas de sobreponerse al divorcio. ¡Veamos!
El matrimonio que se requiere para la exaltación, no considera el divorcio
Quizás, antes de pensar en el divorcio sin haber luchado por tu matrimonio, debas tener en cuenta lo siguiente:
“El tipo de matrimonio que se requiere para la exaltación, de duración eterna y de calidad divina, no considera el divorcio. En los templos del Señor, las parejas se casan por toda la eternidad”, expresó el presidente Oaks.
Siempre habrá problemas, grandes y pequeños, y se supone que elegiste a esa persona con la que te casaste para enfrentarte a esos desafíos.
No desistan, si aún las cosas tienen solución, oren juntos, busquen ayuda, pero no se dejen vencer sin antes haber peleado la batalla.
“Amar de verdad significa crecer juntos a través de las dificultades, aprender del otro y nunca renunciar al amor que los unió”. – M. Russell Ballard
La solución a la mayoría de los problemas matrimoniales no es el divorcio, sino el arrepentimiento
El presidente Oaks se dirigió especialmente a aquellos que estén considerando el divorcio y dijo:
“Encarecidamente les insto a ustedes y a los que los aconsejan que se enfrenten a la realidad de que, para la mayoría de los problemas matrimoniales, el remedio no es el divorcio sino el arrepentimiento.
Con frecuencia la causa no es la incompatibilidad, sino el egoísmo; el primer paso no es la separación, sino el cambio.
El divorcio no es la solución a todos los problemas y a menudo causa sufrimiento… en especial cuando hay niños, generan nuevos conflictos”.
Los hijos que crecen en un hogar donde sólo hay un padre después del divorcio están bajo mucho mayor riesgo de abusar de las drogas y del alcohol, de estar involucrados en promiscuidad sexual, de no tener un buen rendimiento en la escuela y de ser más susceptibles a ser víctimas de diversos maltratos.
Por eso, antes de considerar el divorcio, piensa en estas 5 cosas
“Un matrimonio, tal como una vida humana, es algo valioso y viviente.
Si nuestro cuerpo está enfermo, nos preocupamos por sanarlo; no nos damos por vencidos.
Siempre que haya posibilidad de vida, buscamos ser sanados, una y otra vez.
El caso debería ser el mismo con nuestro matrimonio, y si buscamos al Señor, Él nos ayudará y nos sanará”. – Dallin H. Oaks
El presidente Oaks, extendió los siguientes consejos para enriquecer el matrimonio tomando como base el mensaje de la Primera Presidencia en la Liahona de abril de 2007:
Incompatibilidad
Busquen formas de hacerse felices el uno al otro:
“A fin de evitar la llamada ‘incompatibilidad’, deben ser mejores amigos el uno del otro, amables y considerados, sensibles a las necesidades del otro, siempre tratando de que el otro sea feliz”.
Finanzas
Trabajen en equipo:
“Deben ser socios en la administración económica de la familia, trabajando juntos para regular sus deseos de cosas temporales”.
Desilusiones
No dejen que una equivocación destruya todo aquello por lo que se esforzaron:
“Puede haber ocasiones en que uno de los cónyuges falle y el otro quede herido y sienta dolor. Cuando eso suceda, el ofendido debe sopesar las desilusiones actuales con lo bueno del pasado y las perspectivas prometedoras del futuro”.
Resentimiento
Superen el orgullo y aprendan a perdonar:
“No atesoren los agravios del pasado, procesándolos una y otra vez.
En una relación matrimonial, el resentimiento es destructivo; perdonar es divino (véase DyC 64:9–10).
Supliquen la guía del Espíritu del Señor, a fin de perdonar las ofensas, superar las faltas y fortalecer su relación”.
Apariencias
Oren juntos para que su unión sea sincera:
“Si ya están descendiendo al bajo nivel de un matrimonio solo de nombre, tengan a bien tomarse de la mano, arrodillarse y en oración suplicar la ayuda y el poder sanador de la expiación.
Sus súplicas humildes y en unión los acercarán al Señor y el uno al otro, y les ayudarán en el difícil ascenso de regreso a la armonía matrimonial”.
Siempre habrá desafíos, pero depende de ustedes vencerlos y hacer que su matrimonio sea más fuerte.
No olviden incluir a Dios en su relación porque Él les dará inspiración y guía a lo largo de su vida juntos.
Esfuércense por superar sus faltas, perdónense, oren juntos, lean las Escrituras, asistan a la Iglesia, vayan al templo. Preocúpense por su crecimiento espiritual. Eso les hará retomar la perspectiva eterna.
Un buen matrimonio no requiere un hombre o una mujer perfectos
Con todo esto, debemos darnos cuenta de que…
“Un buen matrimonio no requiere un hombre o una mujer perfectos; sólo requiere un hombre y una mujer dispuestos a esforzarse juntos por alcanzar la perfección”.
El presidente Spencer W. Kimball enseñó:
“… el matrimonio… no garantiza automáticamente la felicidad que tanto esperan, sino que ese convenio significa sacrificarse, compartir y aun renunciar a ciertas libertades personales; significa una larga y ardua economía; significa hijos que traen consigo cargas económicas, de servicio, de cuidado y preocupación; pero también significa la más profunda y dulce de todas las emociones”.
Nadie dijo que el matrimonio sería fácil, es una lucha constante para alcanzar la felicidad eterna juntos.
Fuente: churchofjesuschrist.org