Como parte de su nuevo entorno, los miembros nuevos de la Iglesia de Jesucristo se abren a un mundo con diferentes tipos de personas que serán sus consejeros, líderes, amigos y, en algunos casos, posibles cónyuges.
Puede haber momentos donde haya confusión o malentendidos que incomoden tanto a los miembros nuevos como antiguos. Por ejemplo, puede que estas personas, de alguna manera, se sientan juzgadas o criticadas.
Para evitar esto, como Santos de los Últimos Días, debemos seguir el ejemplo de Jesucristo y ser buenos, bondadosos y amorosos con todos, ya sean nuevos miembros, inactivos o amigos que visitan la Iglesia por primera vez.
Somos seres imperfectos, pero podemos esforzarnos por ser como Cristo a fin de que todo hijo o hija de Dios se sienta como en casa en la Iglesia de Su Hijo.
Ser pacificadores
“Ustedes tienen su albedrío para elegir la contención o la reconciliación. Los insto a elegir ser pacificadores, ahora y siempre”.- Russell M. Nelson
Ser pacificadores es una de las últimas invitaciones que nuestro amado presidente Russell M. Nelson nos ha compartido.
Este tipo de acciones podemos ponerlas en práctica cada domingo ya sea con nuestros amigos o nuevos miembros de la Iglesia.
Mediante pequeños actos de amor que aprendemos de nuestros padres, podemos evitar los juicios y críticas a estas personas, permitiendo así que la Iglesia sea cada vez más un lugar de amor y comprensión.
Tal como el presidente Nelson nos enseña:
“Si un matrimonio de su barrio se divorcia, si un joven misionero regresa a casa antes de tiempo o si un adolescente tiene dudas en cuanto a su testimonio, ellos no necesitan que ustedes los juzguen”.
Aunque no lo crean, esas personas anhelan recibir un fuerte respaldo de nuestra parte y, como Santos de los Últimos Días, podemos hacerlo ya sea escuchando, ministrando y apoyando a cada uno de estos miembros.
Tratemos de ser más empáticos y capaces de apoyar a las personas en tiempos de adversidad. Esto no solo las bendecirá, sino también nosotros obtendremos bendiciones de nuestro Padre Celestial.
En lugar de enfocarnos en las diferencias o las faltas de los demás, podemos cultivar una actitud de comprensión y respeto, reconociendo que cada individuo está en su propio camino y proceso de crecimiento.
“Entierren todas y cada una de las inclinaciones de hacer mal a los demás, sean esas inclinaciones: el mal genio, una lengua afilada o el rencor contra alguien que les haya hecho daño”.- D. Todd Christofferson