El nuevo documental sobre crímenes reales “Un falsificador entre Mormones” se estrenó en Netflix esta semana dejando de lado la historia real de perdón que vino de las estafas, engaños y asesinatos a sangre fría cometidos por Mark Hofmann en la década de 1980.
Quince años después de que Hofmann le quitara la vida a Steve Christensen y Kathy Sheets en Salt Lake City, el hijo mayor de Hofmann cumplió 19 años y tuvo el deseo de servir en una misión de dos años para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Casualmente, la ex esposa de Hofmann, Dorie Olds, desarrolló una amistad con el juez Kenneth Rigtrup, el hombre que condenó a Hofmann a prisión.
“Tenía una oficina junto con un grupo de mujeres en un edificio en Millcreek, al sur de Salt Lake, y el juez Rigtrup tenía una oficina donde realizaba procesos de mediación”, dijo Olds en una entrevista para Deseret News.
“Llegué a conocerlo, siempre lo saludaba si estaba allí y hablaba con él por unos minutos, y me contaba algunas cosas que le sucedían. Compartía algunas historias y conversaba conmigo. Era muy amigable y fue un gran apoyo para mí”.
Cuando el hijo de Dorie Olds y Hofmann recibió su llamamiento misional para servir en Alemania en 2000, Dorie compartió la noticia con Rigtrup.
“Sabía que le interesaría. Le dije que sabía que mi familia — sus abuelos y otros miembros — podrían reunir la cantidad mensual que tendríamos que pagar todos los meses para financiar a [nuestro] misionero, pero lo que aún no sabía era cómo iba a conseguir el dinero para cubrir todas las cosas que necesitaba para prepararse en ese momento, como la ropa. Él me dijo: ‘Déjame darle una llamada a Mac Christensen’”.
Mac Christensen era una persona muy conocida en Utah, era el propietario del “Mr. Mac”, una cadena de tiendas de ropa que se especializaba en camisas, trajes y pantalones para los misioneros Santos de los Últimos Días.
Mac también era el padre de Steve Christensen, cuya vida terminó repentinamente cuando recogió un paquete que contenía una bomba fabricada y colocada por Mark Hofmann fuera de su oficina de Salt Lake City.
Aquel atroz crimen le quitó la vida al hijo mayor de Mac. Steve Christensen tenía 31 años, era esposo, padre de niños pequeños, hombre de negocios, coleccionista de libros y obispo Santo de los Últimos Días con un potencial inmenso.
Mac y el resto de la familia Christensen quedaron devastados.
Dorie Olds quedó atónita con la acción de Rigtrup de llamar a Mac.
Rigtrup le dijo a Mac que había un misionero anónimo que tenía una madre soltera que necesitaba ayuda para comprar las cosas necesarias para ir a la misión, según Ed Bagley, quien escuchó la historia de Rigtrup antes de morir en 2019.
Aquella historia se volvió a compartir en el funeral de Kenneth Rigtrup.
“Mac estaba feliz de ayudar. Al final de la llamada, Ken le dijo: ‘Mac, quiero que sepas a quién estás ayudando’. Luego le dijo: ‘Se trata del hijo de Dorie Olds’”, dijo Bagley.
El juez que había condenado a Mark Hofmann a prisión por homicidio ahora le estaba pidiendo al padre de una de las víctimas que ayudara al hijo de Hofmann en su servicio misional, para que pudiera predicar el evangelio de Jesucristo.
Un par de días después, Mac llamó a Rigtrup y le dijo que la familia Christensen estaría feliz de proporcionarle la ropa al hijo de Dorie para su misión.
“He hecho los arreglos”, le informó Rigtrup a Olds. “Llama a la tienda”.
Hoy en día, Dorie no puede recordar si fue ella o su madre quien llamó a la tienda en aquel entonces.
En un libro de 2019, uno de los hijos de Christensen informó que recibió una llamada de la madre de Dorie Olds y concertó la cita.
“Fueron muy amables”, dijo Dorie sobre el hijo de Mac, Spencer Christensen, y el resto del personal de “Mr. Mac” cuando llevó a su madre e hijo a comprar.
“Fueron muy educados y profesionales. No estaba realmente segura de cómo comportarme. Quiero decir, ¿cómo se supone que debes actuar cuando sabes que tu ex esposo mató al hermano de alguien? Fue realmente interesante. Fui respetuosa y estaba muy agradecida. Tenía un corazón muy agradecido. No hubo ninguna incomodidad. Fueron muy amables conmigo”.
Olds comentó que le mostró la lista de artículos que su hijo necesitaba a Spencer Christensen.
“Ellos son expertos en preparar todo lo que los misioneros van a necesitar. Empezaron a apilar las cosas encima del mostrador y se aseguraron de que tuviéramos todo. Luego empacaron todo y no me dieron ni un recibo, no había ninguna etiqueta con el precio.
No tenía idea de cuánto costaba todo eso. Algunas madres me dijeron que era muy costoso. Yo no tenía ni idea de nada. Ellos me agradecieron y yo les agradecí. Lo único que me pidieron fue que no le contara a nadie lo sucedido y así lo hice”.
Dorie no habló de eso, hasta que se sintió obligada un par de años después durante un simposio sobre los crímenes de su ex esposo organizado por Ken Sanders, un vendedor de libros.
“Él me pidió que fuera. No quería hacerlo, tenía miedo. En ese entonces era muy tímida. No quería hablar. Finalmente decidí asistir en el último minuto. Fui y respondí algunas preguntas”.
Fue ahí donde el perdón se volvió en el tema central.
“Creo que fue Al Rust quien empezó a hablar sobre el perdón”, dijo Olds sobre un amigo de Hofmann a quien estafó con miles de dólares. “Él dijo: ‘Pensé en Mark como un hijo, y lo amaba, y todavía lo quiero y tengo que perdonarlo. Solo tengo que dejarlo atrás”.
Olds sintió que tenía que decir algo.
“Tuve que romper mi promesa. Era una promesa, pero tenía que romperla. Me puse de pie y dije: ‘Esto fue lo que pasó. Esta persona ayudó al hijo del hombre que mató a su hijo. Eso fue algo realmente asombroso, estoy muy agradecida por ello”.
Años antes de que Mac Christensen muriera en 2019, también perdonó a Hofmann, usando la bondad de su hijo fallecido como un ejemplo de cómo vivir.
“Lo he perdonado. No les pediré que lo dejen en libertad, pero lo he perdonado. Eso es lo que uno tiene que hacer. Uno debe perdonar y ayudar a las personas”, dijo Mac a Deseret News en 2011.
Spencer Christensen, el hijo de Mac que ayudó al misionero describió la experiencia en “El divino don del perdón”, un libro del élder Neil L. Andersen, del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días:
“Puede que ese joven haya recibido ropa gratis, pero el regalo que yo recibí no tiene precio. No sentí ira ni odio hacia su padre; no fue una carga que tenía que llevar. Se trataba de hacer lo que haría el Salvador”.
Netflix conocía la historia, pero ésta no llegó a la edición final del documental. Jared Hess, codirector de “Un falsificador entre los Mormones”, que escuchó la historia de Olds, la compartió brevemente en el programa “The Movie Show” de KSL la semana pasada.
“El padre de [una de las] víctimas se ofreció silenciosamente a ayudar a la familia del hombre que asesinó a su hijo. Eso es realmente sorprendente y nos brinda un testimonio de lo increíble que era como persona”, dijo Hess.
Dorie Olds ahora tiene 62 años y trabaja ayudando a las personas a aliviar el estrés y desarrollar fortaleza personal en Millcreek, Utah.
“La gente me pregunta: ‘¿Sabes cómo se siente el estrés?’ Oh, sí. Conozco el estrés”, dijo con una risa cargada de experiencia de vida.
Olds expresó que le gustó el documental “Un falsificador entre los Mormones”. Ella ha sido entrevistada para documentales muchas veces a lo largo de los años. La parte de la historia que nunca se ha compartido en ninguno de ellos, dijo, es la parte que resalta la ayuda de Dios.
“Les compartía la verdad a las personas que venía a verme, les hablaba del Espíritu y les hablaba de Dios y les hablaba del apoyo que sentía. Esa parte de la historia realmente nunca se ha contado”.
Ahora, ella está empezando a contarla. Dorie Olds dijo que KSL-TV planea transmitir una entrevista con ella muy pronto sobre el lugar que ocupó Dios en su historia.
Fuente: Deseret News