Sanando las heridas: Si no logras perdonar, pide ayuda a Dios

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En un artículo anterior, vimos que, como sociedad civil y espiritual, podemos estar viviendo algunas mentiras sobre el perdón que probablemente no permiten que tengamos una vida plena.

Ahora, para complementar ese tema, veremos 5 consejos que podemos poner en práctica al perdonar a alguien o cuando sintamos que no podemos lograrlo.

1. Tener paciencia y avanzar 

Tener paciencia y avanzar. Imagen: Canva

Perdonar no es algo sencillo, mucho más si se trata de una persona muy cercana a nosotros; sin embargo, sabemos que no será algo que tengamos que afrontar por nuestra cuenta, tenemos al Señor.

Esta presión de perdonar puede que, en vez de ayudarnos, nos abrume y sintamos que será imposible hacerlo.

Para esos momentos, podemos acudir a Dios cuando sintamos que no lo lograremos. Él es nuestra fuente de ayuda.

El tiempo traerá consigo el alivio y te permitirá perdonar de manera correcta. No exijas las cosas. Imagen: Shutterstock

Puede que ahora no nos sintamos listos y eso está bien, podemos ir a nuestro propio ritmo. El perdón viene por amor, no por presión ni temor. 

Esta sanación vendrá de manera gradual y no de un momento a otro. 

“Aunque ahora te parezca imposible, con el tiempo, el alivio que recibirás del Salvador te permitirá perdonar de verdad”.Élder Richard G. Scott

2. Reconocer que nadie es perfecto

Reconocer que nadie es perfecto. Imagen: Canva

Sería imposible regresar a la presencia de Dios si no fuera por la expiación del Salvador.

Sabemos que nada impuro puede entrar al reino de Dios y que, por naturaleza, todos los hombres y mujeres pecarán hasta el fin de sus días. 

Sin el sacrificio de Jesucristo, el género humano estaría perdido e imposibilitado de regresar a la presencia del Padre Celestial. 

Todos y cada uno de nosotros necesitamos el perdón que el Salvador otorga a los que se arrepienten de sus pecados. 

“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. (Romanos 3:23)

3. Acceder al poder expiatorio del Salvador

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Acceder al poder expiatorio del Salvador. “My Savior, My Friend” de Yongsung Kim

Entender las faltas de los demás es muy complicado cuando no estamos en dicha situación; sin embargo, sí es posible gracias al poder expiatorio del Salvador. 

Este poder está disponible para todo aquel que lo busque y lo acepte con un corazón sincero.

Así como Jesucristo sufrió por nuestros dolores y pecados, nosotros también podemos esforzarnos por obtener esa capacidad.  

Al acceder a Su poder, nos volvemos más empáticos y, de esta manera, la carga del perdón nos alivia. 

“Mediante la Expiación de Jesucristo todo resultará bien, en el debido tiempo de Dios”.Élder Richard G. Scott

4. Dejar atrás al pasado

Dejar atrás al pasado. Imagen: Canva

A pesar de haber perdonado y recibido perdón, la mente humana recordará aquellos momentos difíciles. No caigamos en la desesperación, tampoco debemos culparnos.

No permitamos que Satanás nos engañe y nos ate al pasado. Podemos repetir varias veces en nuestra mente y, si es posible, decirlo en voz alta: “Yo he perdonado, ya lo dejé ir”.

Seremos libres del dolor que trajo en nuestra vida. 

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. (Mateo 11:28)

5. Reconocer el lado positivo

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Reconocer el lado positivo. Imagen: Shutterstock

La paz y el consuelo son las grandes recompensas que el verdadero perdón puede traer a nuestra vida. Siempre busquemos y procuremos la buena parte. 

Al derramar nuestro corazón a Dios y aceptar nuestra dependencia por Él, permitiremos que nuestras cargas sean aligeradas. 

“La expiación del Salvador no solo es para los que tengan que arrepentirse, sino también para los que tengan que perdonar. Si no logran perdonar a alguien o incluso a ustedes mismos, pidan ayuda a Dios. El perdón es un principio glorioso y sanador”.Élder Kevin R. Duncan

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Cuando perdonamos, somos un poco más como Jesucristo. Arte: Heinrich Hofmann

Cuando perdonamos, obtenemos un cambio de corazón que solo el Salvador puede realizar. Es mediante la esperanza que brinda y Su dulce paz que podemos convertirnos en seres más celestiales. 

Este gran pazo permitirá que nuestras fortalezas y virtudes crezcan de manera considerable. 

Al perdonar, obtenemos libertad y una mayor capacidad para compartir el evangelio mediante nuestras acciones, obtenemos mayor fuerza para superar nuestras dificultades. 

Cuando perdonamos, somos un poco más como Jesucristo. 

Fuente: La Iglesia de Jesucristo

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