Tarde o temprano, todo Santo de los Últimos Días se encontrará con la pregunta de la poligamia y si no está preparado para ella, es probable que caiga en una gran confusión.
Este mandamiento no fue uno que nunca existió, sucedió con los profetas de la antigüedad, así como en la historia de la Iglesia. Tal y como se explica en los ensayos sobre este tema:
“En ciertos momentos, y para cumplir Sus propósitos específicos, Dios, a través de Sus profetas, ha ordenado la práctica del matrimonio plural (a veces llamada poligamia), por la que un hombre tiene más de una esposa viva a la vez”.
Con eso en mente, busqué en las Escrituras las ocasiones en que el Señor aprobó la poligamia para ver qué similitudes se podían encontrar.
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Uno de los momentos más notables de su práctica se da entre Jacob y las hijas de Labán: Lea, Raquel y sus siervas.
El hermano de Jacob, Esaú, contrajo matrimonio entre el pueblo de lo hititas, para gran consternación de sus padres debido a que ellos no guardaban las promesas del convenio. Isaac le prohibió a Jacob casarse entre los cananeos y le dijo que fuera a la casa de su tío y se casara con sus primas.
Por lo visto no había muchas familias dignas que guardaban el convenio, no había muchas opciones. A Jacob se le prometió en un sueño:
“Y será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, y al oriente, y al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu descendencia”.- Génesis 28:14
Él recibió la profecía de una gran posteridad. Sabemos por las escrituras que se casa con Lea, eventualmente con Raquel, y luego con sus dos siervas. Estas uniones dieron fruto a las doce tribus de Israel.
Ahora bien, tengo la firme convicción de que Dios ama a todos Sus hijos. Nuestras elecciones deben decepcionarlo en ocasiones (de la misma manera que podemos decepcionar a nuestros padres terrenales, o que nuestros hijos pueden decepcionarnos a nosotros), pero Su amor es inmutable.
Siempre me ha gustado esta cita del autor cristiano de libros para niños Max Lucado:
“Si Él tuviera una billetera, tu foto estaría en ella. Si Él tuviera un refrigerador, tu foto estaría en él. Él te envía flores cada primavera y un amanecer cada mañana. Acéptalo, amigo, te ama demasiado”.
Creo esto. ¡Él nos ama demasiado!
Sin embargo, Él también es muy práctico. Si Jacob iba a ser el padre de una gran nación, de las doce tribus, probablemente era necesario que hubiera muchas madres que trajeran esos hijos al mundo. Tenía que cumplirse esa promesa para lograr el resultado deseado de la posteridad.
Hay otro aspecto que con frecuencia no se habla con respecto a la poligamia primitiva, pero la realidad es que los hijos de Adán y Eva deben haberse casado entre sí.
Eran hermanos y hermanas biológicos y, sin embargo, se casaron y concibieron hijos. Tenían que hacerlo. No había nadie más a su alrededor.
La idea de casarse entre hermanos es terrible, sin embargo, en ese tiempo no había otra manera de tener posteridad y convertirse en los predecesores de toda la humanidad.
Jacob 2 nos habla un poco sobre el tema de la poligamia y nos brinda la regla y luego la excepción.
La regla, versículo 27:
“Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna”.
Un hombre y una mujer. Esta es la regla. Sin embargo, Dios les da una excepción a esta regla en el versículo 30.
“Porque si yo quiero levantar posteridad para mí, dice el Señor de los Ejércitos, lo mandaré a mi pueblo; de lo contrario, mi pueblo obedecerá estas cosas”.
Este versículo sugiere que la poligamia se usa en circunstancias extremadamente específicas cuando es necesario levantar rápidamente una posteridad justa.
No es la regla, pero es una solución práctica que puede ser necesaria para circunstancias muy específicas para un propósito muy específico, como establecer la familia de la cual se originarían las doce tribus de Israel y por ende, todos los hijos del convenio: nosotros.
De manera similar, DyC 132:63 indica que era permitió tener varias esposas con el fin de multiplicarse y henchir la tierra.
En el momento en que el Señor permitió el matrimonio plural en la Iglesia de Jesucristo, se estima que entre 60,000 y 70,000 Santos de los Últimos Días conversos emigraron a los Santos Unidos.
¡Qué tremendo crecimiento! ¡Qué emocionante y motivador debió haber sido eso para los miembros de Salt Lake! Y sin embargo, el Señor necesitaba equilibrio en Su Iglesia. Él describe lo siguiente en Jacob 5:48, del Libro de Mormón:
“Y acaeció que el siervo dijo a su amo: ¿No será la altura de tu viña? ¿No habrán sobrepujado sus ramas a las raíces que son buenas? Y a causa de que las ramas han sobrepujado a sus raíces, he aquí que aquellas crecieron más aprisa que la fuerza de las raíces, tomando fuerza para sí mismas. He aquí, digo: ¿No será esta la causa de la corrupción de los árboles de tu viña?”
Para mantener las raíces de la Iglesia en armonía con sus ramas, el Señor instituyó un camino rápido para que naciera una gran posteridad de “raíces”; miembros nacidos en la Iglesia que podrían ayudar a los miles de conversos a crecer en el evangelio.
Así como hubo un tiempo específico y una razón por la que los hijos de Adán y Eva debían casarse y concebir, y un tiempo específico en el que Jacob habría sido autorizado a tener múltiples esposas para levantar una nación, hubo un tiempo en que la poligamia se practicó en los primeros días del siglo XIX.
Se levantó una posteridad justa, la cual era necesaria para edificar el Reino de Dios y evitar que las ramas de la Iglesia “sobrepujaran” sus raíces. Cuando se cumplió este propósito, se dio fin a la práctica.
Si bien estoy sumamente agradecida de que la regla del Señor sea el matrimonio entre un hombre y una mujer, como una persona práctica, la necesidad temporal del matrimonio plural tiene mucho sentido para mí.
Me da paz saber que con más de 16,5 millones de miembros en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, probablemente no se nos pida que participemos en esta práctica nuevamente.
Investigar con una perspectiva más amplia me trajo paz, y espero que te pueda brindar el mismo sentimiento.
Fuente: LdsDaily