A veces, el poder ver quiénes somos, nuestro potencial divino o quienes podemos ser resulta un poco más difícil debido a las circunstancias que nos rodean como el lugar donde vivimos, en donde crecimos, nuestra familia, nuestros desafíos, entre otros.
Nuestro potencial divino es algo que se nos enseña y recuerda en cada clase, en las escrituras, en los discursos de los líderes de la Iglesia, en sí, en todo lo que se nos enseña dentro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¿Pero qué significa?
También te puede interesar: “Ciclo de Orientación Espiritual: 5 pasos simples para alcanzar tu máximo potencial”
El Presidente Dieter F. Uchtdorf, en su discurso “Cuatro Títulos”, enseñó:
“Éramos Sus hijos antes de venir a este mundo y seremos Sus hijos para siempre. Esta verdad básica debería cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos, a nuestros hermanos y hermanas, y a la vida misma.”
Un joven, llamado Armando, pasó sus años de crecimiento en un área que no era necesariamente la mejor de todas, había muchas pandillas, drogas, violencia y cualquier otra cosa que se uno se pudiera ocurrir. Eso fue con lo que creció. Sus padres fueron una vez miembros SUD activos, pero remplazaron algunas de las actividades de la Iglesia con otras del lugar en donde vivían. Armando trata de mejorar su vida y recientemente volvió a la iglesia, pero se preguntó ¿cómo puede Dios realmente ver nuestro potencial después de la forma en que fuimos criados?
A veces minimizamos nuestros esfuerzos y quienes somos en verdad. Deberíamos regocijarnos por querer mejorar nuestra vida y por volver a la Iglesia. Aún cuando no lo vemos, nuestro Padre Celestial ve el potencial en cada uno de sus hijos. Incluso nuestras experiencias podrían ayudar e inspirar a quienes nos rodean.
Para comprender un poco mejor nuestro potencial debemos primero empezar a conocer a nuestro Padre Celestial. El Profeta José Smith enseñó lo siguiente:
“Si los hombres no comprenden la naturaleza de Dios, no se comprenden a sí mismos”
Por lo tanto, a medida que llegamos a comprender a nuestro Padre Celestial, podemos comprender mejor nuestro potencial de llegar a ser como Él.
Pero ¿quién es Dios?
“Dios el Padre es el Ser Supremo en quien creemos y a quien adoramos. Él es el supremo Creador, Soberano y Preservador de todas las cosas. Él es perfecto y tiene todo poder y conocimiento. Tiene “un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre” (D. y C. 130:22).” Diccionario de las Escrituras.
Si Dios es el Padre, quiere decir que, en primer lugar, somos sus hijos y por ende somos más que simple personas con orígenes y circunstancias diferentes.
El Presidente Dallin H. Oaks, en un discurso, expresó:
“‘¿Quién soy yo?’ Soy un hijo de Dios, dotado, del linaje espiritual de padres celestiales. Y tal ascendencia determina nuestro potencial eterno, lo cual es un concepto realmente confortante. Puede alentarnos a escoger con prudencia y cultivar lo mejor que hay en nosotros”
Nuestro Padre Celestial en su infinito amor nos creó a su imagen y semejanza, nos dio el maravilloso regalo que es nuestro albedrío, albedrío por el cual podemos elegir cuales serán nuestras acciones y decisiones conforme a los “dictados de nuestra propia conciencia” siendo guiados bajo la mano del Señor y su Evangelio si tan sólo se lo permitimos.
Son nuestras acciones las que hacen la diferencia, es nuestra fe constante la que nos impulsa a seguir adelante a pesar de las adversidades. Necesitamos ser pacientes y perseverantes para poder dejar que la luz de Su amor pueda ayudarnos a ver con los ojos espirituales y amorosos de nuestro Padre Celestial.
A pesar del entorno que nos rodea, las circunstancias en las que vivimos, Dios jamás se ha olvidado de nosotros, está presto para ayudarnos, presto para consolarnos y presto para tomarnos de la mano. Somos Sus hijos y como Padre Él querrá siempre lo mejor para nosotros.
¿Qué podemos hacer para vivir a la altura de nuestro potencial divino?
Gracias al avance de la tecnología, tenemos las facilidades para obtener información inspiradora y que invita a la revelación personal y a conocer a nuestro Padre Celestial. Así mismo, establecer y fortalecer nuestra relación con Dios a medida de que nos esforzamos por conocerle es primordial para obtener guía espiritual que nos ayude a sobrellevar nuestras tribulaciones y desafíos diarios.
Aquí hay algunos consejos que podemos seguir para vivir a la altura de nuestro potencial divino.
- Fortalecer nuestra relación con Dios mediante la oración.
- Buscar revelación personal a través de las Escrituras y las palabras de los profetas.
- Buscar servir a los demás con cosas pesas y sencillas.
- No olvidar quiénes somos y cuál es nuestro nuestra naturaleza divina.
Al hacer estas cosas no sólo estaremos a la altura de nuestro potencial y legado divino, sino que fortaleceremos nuestro testimonio, seremos fuertes ante las adversidades y seremos lo que el Padre siempre esperó de nosotros, porque sabía que podríamos. No debemos temer o preocuparnos del resto. Recuerda, no importa entorno que nos rodea, las circunstancias en las que vivimos, Dios jamás se ha olvidado de nosotros y nunca lo hará.
“No importa la gravedad de la prueba, la profundidad de la angustia, cuán grande sea la aflicción, Dios nunca nos abandonará” George Q. Cannon
“A Dios le importa mucho más quiénes somos y en quienes nos estamos convirtiendo… a Él le importa que sigamos intentándolo.” Dale G. Renlund