En 1919, una pandemia de gripe azotó el mundo y miles de millones de personas fallecieron a causa de ello.
La Iglesia cerró sus templos y centros de reuniones, y canceló toda congregación pública durante meses.
El presidente Joseph F. Smith, quien había estado enfermo antes de la pandemia, quedó confinado a su habitación la mayor parte del tiempo.
Muy pocas persona sabían en realidad lo grave de su enfermedad.
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El 19 de noviembre de 1918, el presidente Heber J. Grant, entonces presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, visitó al profeta.
En ese momento, el presidente Joseph F. Smith, en su lecho de muerte, le dio su última asignación al presidente Heber J. Grant.
Su hijo, el obispo David A. Smith, registró lo siguiente:
“El presidente Grant vino a Beehive House ayer por la tarde para preguntar por la salud de mi padre, y le sugerí que entrara y hablara con él, pero dijo que no quería molestarlo.
Yo le dije: “Será mejor que espere y lo vea, ya que puede ser su última oportunidad de hablar con él”.
Cuando mi padre estuvo despierto, le dije que el hermano Grant estaba allí, y él me indicó que le dijera al hermano Grant que quería verlo. Cuando el hermano Grant entró en la habitación, lo tomó de la mano y dijo:
“El Señor te bendiga, hijo mío, el Señor te bendiga, tienes una gran responsabilidad. Recuerda siempre que esta es la obra del Señor, no de los hombres. El Señor es más grande que cualquier hombre. Él sabe quién debe dirigir Su Iglesia y nunca se equivoca. El Señor te bendiga”.
Ese fue el último mensaje que el presidente Smith le dio a alguien”.– Conference Report, April 1934, 10
Heber J. Grant había amado al profeta Joseph F. toda su vida, sosteniéndolo y apoyándolo:
“Creo que estoy seguro al decir que ningún hombre que haya estado a la cabeza de la Iglesia, en el recuerdo de los que nacimos en este valle, ha tocado el corazón de las personas al testificar que su Redentor vivió de la manera en que lo hizo nuestro amado presidente Joseph F. Smith”. -Conference Report, October 1919, 201.
No se realizó un funeral abierto al público debido a la pandemia de Gripe Española.
El 23 de noviembre, Heber J. Grant fue apartado como Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Su primer discurso como presidente, pronunciado en la Conferencia General realizada en junio a causa de la pandemia, fue uno de los discursos brindados más importantes de la época.
En él, prometió que pasaría el resto de su vida sirviendo al Señor y a Su pueblo, y mencionó brevemente su relación con cada presidente de la Iglesia desde Brigham Young hasta Joseph F. Smith.
Habló de sus testimonios y lo que caracterizó el servicio de cada uno.
El llamamiento del apóstol Melvin J. Ballard
Una de sus primeras obligaciones como Presidente de la Iglesia fue presentar un nombre al Quórum de los Doce para llenar la vacante creada por el fallecimiento del presidente Smith.
En su diario, el presidente Grant registró:
“Cuando me convertí en presidente [de la Iglesia] y me correspondía nominar a alguien para el Consejo de los Doce, le dije al Señor en oración que sabía a quién quería yo como apóstol, a saber, Richard W. Young, pero que deseaba la impresión del Espíritu en cuanto a lo que Él deseaba. Al final nominé a Melvin J. Ballard”. – “Heber J. Grant diary”, 20 de Febrero de 1935.
El presidente Grant relató más adelante la lección que le enseñó esta experiencia.
“He sido feliz durante los veintidós años que me ha tocado dirigir esta Iglesia. He sentido la inspiración del Dios vivo, quien me guía en mi labor.
Desde el día en que elegí a un completo extraño [para mí] para que sea uno de los Apóstoles, en lugar de mi amigo más querido y de toda la vida, he sabido, como sé que vivo, que tengo derecho a la luz, la inspiración y la guía de Dios al dirigir Su obra aquí sobre esta tierra.
Y sé como sé que vivo, que es obra de Dios, y que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente, el Redentor del mundo, y que vino a esta tierra con la misión divina de morir en la cruz como Redentor de la humanidad, expiando los pecados del mundo”. – “Improvement Era”, 44:267, 315.
El llamamiento del apóstol J. Reuben Clark
El élder Ballard fue el primero de muchos apóstoles llamados por el presidente Grant. El presidente Boyd K. Packer compartió, brevemente, otra historia:
“En 1930 J. Reuben Clark fue nombrado embajador de los Estados Unidos en México. Dos años y medio después, recibió una carta con el llamamiento de segundo consejero del presidente Heber J. Grant.
La Conferencia General había empezado y finalizado sin llamarse a alguien a la Primera Presidencia.
Un apóstol de mayor antigüedad me dijo que dos miembros de los Doce esperaban la decisión del presidente Grant y dijeron: “Vemos que no llamó a alguien para suplir la vacante en la Presidencia”. El presidente Grant respondió: “Sé cuál es el hombre que el Señor quiere que llame, y él aún no está listo”.
Señalando con su bastón a cada uno de los apóstoles, dijo: “Conozco el sentimiento cuando se trata de llamar la persona correcta. ¡Lo tuve cuando los llamé!”.
Uno de ellos me contó: “Cuando su bastón me señaló a mí, sentí como si me hubieran electrocutado”. Pasaría casi un año para que el presidente Clark pudiera asistir a la sede de la Iglesia”.- Boyd K. Packer, “On the Shoulders of Giants
La obra del Señor
A lo largo de los años de su periodo como presidente, el presidente Grant compartió la veracidad de la obra que se realiza:
“Cuando me he puesto a pensar en los hombres que han ocupado este llamamiento, desde el presidente Brigham Young hasta el presidente Joseph F. Smith, he llegado a sentirme insuficiente.
Pero mi fe y mi conocimiento con respecto a la divinidad de la obra en la que estamos comprometidos son tan perfectos que no tengo ninguna duda de que el Señor me dará, con la ayuda de mis consejeros y del Consejo de los Doce, con quienes me reúno en consejo cada semana, la inspiración para guiar y dirigir los asuntos de esta Iglesia de una manera y modo que le resulten agradable y aceptable”.- Conference Report, October 1919
En otra ocasión compartió su testimonio del Salvador y el Padre:
“Les testifico aquí, el día de hoy, que tenemos la verdad, que Dios nuevamente ha hablado, que todo don, toda gracia, todo poder y toda investidura que se obtuvo mediante el Santo Sacerdocio del Dios viviente en los días del Salvador, se disfrutan en la actualidad.
Dios vive, Jesús es el Cristo, José Smith fue un profeta del Dios vivo y verdadero… Dios me ha dado testimonio de estas cosas. Yo lo sé y les doy mi testimonio con toda humildad”.- Conference Report, April 1920
Fuente: ldsliving.com