Si has ido a la misión, tal vez has escuchado esta historia muy peculiar: Se cuenta que en una visita a cierta misión, el presidente Jeffrey R. Holland vio a un par de misioneros desobedientes, tomó sus placas misionales, las rompió delante de todos y los envió de regreso a casa.
La escena suena impactante, casi cinematográfica. Un apóstol, con voz firme y gesto decidido, marcando un antes y un después en la vida de esos jóvenes. Por eso la historia se ha convertido en una especie de leyenda que pasa de generación en generación entre misioneros de todo el mundo.
¿Mito o verdad?

En el mundo misional abundan los relatos que se transmiten como advertencia o inspiración. Algunos de ellos no son hechos comprobados, pero han servido de enseñanza para muchos misioneros.
La anécdota atribuida al presidente Holland entra en esta categoría: transmite la idea de disciplina, pero debemos aclarar que no existe evidencia de que realmente haya ocurrido. Es un mito.
Esta historia no aparece en ninguna publicación de la Iglesia, ni en conferencias generales, ni en ningún registro. Además, la personalidad apasionada y directa de presidente Holland le da aún más credibilidad a la narración.
Quienes lo han escuchado en conferencias saben que habla con fuerza, sin rodeos, lo cual hace fácil imaginarlo en una escena tan intensa.
¿Por qué persisten estos mitos?

Porque cumplen una función. La famosa escena de las placas rotas se convirtió en una especie de símbolo: un recordatorio dramático de que la misión no se toma a la ligera. Sin importar si fue real o no, transmite una lección que muchos consideran válida.
Pero hay un riesgo en darla por cierta: termina distorsionando la verdadera esencia del presidente Holland. Sus mensajes más poderosos no han sido de condena, sino de consuelo.
Más que romper placas, lo que él ha hecho a lo largo de su ministerio es animar a los misioneros a servir con amor en la obra.
Lo que sí aprendimos del presidente Holland

Aunque la historia de las placas rotas sea solo un mito, lo que sí es real son las enseñanzas que el presidente Holland nos ha dejado en varios de sus discursos misionales. Entre ellas destacan:
- Servir con todo el corazón. Recordó que la obra del Señor no se hace a medias; requiere lo mejor de nosotros, nuestra mente y nuestro corazón.
- Dejar las redes y predicar el evangelio. Con pasión, invitó a todos a dejar atrás lo que nos ata y a dedicar la vida a alimentar las ovejas del Señor.
- La fe que sostiene en pruebas. Nos mostró que, aunque sintamos que las cosas no mejoran, si confiamos en Dios y perseveramos, llegará el alivio.
- Predicar con pasión y amor. Invitó a entregar nuestro corazón al Señor y no volver atrás, sirviendo siempre con dedicación y amor verdadero.
En definitiva, el presidente Holland no es recordado por romper placas, sino por animar a los misioneros a vivir y predicar el evangelio con amor y entrega total.
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@masfe.org Élder Holland da un conmovedor consejo a los misioneros retornados sobre continuar con la fidelidad a sus convenios y mantenerse en la lucha contra el mal. Devocional de Jóvenes Adultos, Área Utah – 31 de Agosto de 2025. #masfe #elderholland #JAS #cristianos ♬ sonido original – Masfe.org




Quisiera una charla con el presidente en su casa
Gracias por tu mensaje, Vladimir. Nosotros no estamos a cargo de coordinar ese tipo de solicitudes. Te recomendamos comunicarte directamente con los canales oficiales de la Iglesia de Jesucristo en tu país.
Solo comentar que doy testimonio de las palabras y mensajes de elder Holland, esas palabras de consuelo llegaron mi alma de paz , cuando pasaba por una triste enfermedad de mi segundo , en ese momento solo debíamos esperar que falleciera, no había nada más que hacer , sentía algo muy extraño más que impotencia , pero tuve la surte de encintsr y leer la revista Liahona un mensaje de consuelo.
Creo que una de las razones por las que persisten este tipo de mitos, es porque realmente algunos presidentes de misión, al igual que misioneros/as, se han alejado bastante de la piedad y caridad de Cristo. Uno de mis presidentes de misión me dijo una vez: “eres el cáncer de esta misión”, fue despectivo, cruel e hiriente. Hasta el día de hoy nunca tuve un acercamiento de su parte para disculparse de su brutal accionar, solamente me dijo “lo siento, estuve mal” una vez que lo expuse en RRSS.
Es lamentable que todavía sigan pasando este tipo de cosas, ahí queda en evidencia la poca preparación que algunos líderes tienen en el trato con personas y la nula gestión y resolución de conflictos.
Sigo siendo miembro de la iglesia, esa fue una gran prueba en mi juventud, pero lo veo como la parte del “hombre natural” que todos tenemos. Lo peligroso es que esto aflore si estás a cargo de jóvenes y jovencitas, pues puedes arruinar vidas.
Gracias por compartir tu experiencia con tanta honestidad. Lo que relatas refleja un desafío real: cuando líderes no actúan con amor y comprensión, pueden causar un daño profundo. Reconocer que seguimos luchando con nuestro “hombre natural” ayuda a entender que todos necesitamos guía, paciencia y arrepentimiento sincero.
Es valioso que, a pesar de lo vivido, sigas siendo miembro y mantengas tu fe; eso muestra fortaleza y resiliencia. También subraya la importancia de que la Iglesia continúe enseñando a sus líderes a tratar a los demás con caridad, empatía y cuidado, especialmente a los jóvenes, porque cada palabra y acción puede dejar huella.