El suicidio es un problema que afecta a muchas vidas y es una preocupación que cada barrio necesita tomar en serio. Afecta a muchas personas buenas y no es algo que las personas, o incluso una comunidad, puedan simplemente desaparecer con una oración.
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El suicidio es prevenible. Rara vez es impulsivo, la mayoría de las personas piensan en el suicidio durante un período de tiempo que puede durar desde unos pocos días hasta semanas o meses. Aprender qué puntos observar puede salvar vidas.
Hablando sobre cómo “Comprender el Suicidio”, el Elder Dale G. Renlund dijo:
“No debemos subestimar la importancia de la Iglesia como una comunidad que se une y se ayudan mutuamente en esta vida. Nuestro Padre Celestial sabía que sería un desafío, y sabía que necesitaríamos la ayuda de los demás.
Lo que tenemos que hacer como Iglesia es acercarnos con amor y cuidar a aquellos que tienen pensamientos suicidas, que han intentado suicidarse, que se sienten marginados de alguna manera.”
Ya sea que trabajes con los jóvenes o los adultos en tu barrio, aquí hay cinco consejos prácticos que todos los líderes de la Iglesia deben saber para que puedan ayudar a prevenir el suicidio:
1. Mira y escucha las señales de advertencia
Alrededor del 80 por ciento de las personas que murieron por suicidio le hablaron a alguien antes de quitarse la vida. Saber qué escuchar y mirar es importante. Toma en serio todas las señales de advertencia y las amenazas de suicidio. Las señales de advertencia pueden ser signos verbales directos, signos verbales indirectos, signos de comportamiento o signos por eventos recientes.
Los signos verbales directos incluyen cualquier declaración en la que la persona exprese un dolor grave y deseo de no vivir o “despertarse”. Algunos ejemplos son: “Ojalá muriera” o “Voy a terminar con todo”.
Los signos verbales indirectos incluyen declaraciones que insinúan al suicidio pero que no dicen que quieren morir. Algunos ejemplos son: “Estoy cansado de todo”, “Mi familia estaría mejor sin mí”, “Adiós, no estaré aquí cuando regreses”. “Te arrepentirás de cómo me has tratado”.
Los signos de comportamiento incluyen una gran variedad de actos observables. Algunos ejemplos son regalar posesiones preciadas, hacer planes funerarios, arreglas asuntos personales pendientes, comprar un arma.
Los signos por eventos recientes son eventos que ponen a una persona en mayor riesgo. Algunos ejemplos son la muerte de una persona cercana, como un cónyuge, un padre (especialmente si es un joven), un hijo o un amigo cercano; diagnóstico de una enfermedad terminal; una separación no deseada o un divorcio.
2. Haz “la pregunta”
Cuando veas las señales de advertencia, es importante preguntar si han tenido pensamientos de suicidio. La investigación muestra que las personas con tendencias suicidas se sienten aliviadas cuando se les pregunta si tienen pensamientos suicidas. Tienen una gran necesidad de hablar con personas que puedan identificarse con ellos y entenderlos. La mayoría desea vivir y necesita ayuda para encontrar la forma.
¡Es una falacia que preguntarle a una persona sobre el suicidio aumenta su deseo de suicidarse! Por el contrario, esta simple pregunta reduce la ansiedad y aumenta la esperanza.
Hay muchas formas de preguntarle a una persona si está pensando en hacerse daño. Puede ser de manera directa o indirecta. Encuentra una manera que te parezca natural y haz la pregunta. Esto debe practicarse para que te resulte cómodo.
3. ¡Escucha! ¡Escucha! ¡Escucha!
Una vez que preguntes si tienen pensamientos suicidas, es importante que simplemente los escuches. La mayoría de las personas en riesgo de suicidio quieren hablar. Es importante no interrumpir, prestarles toda tu atención y esperar a que la persona termine antes de hablar. Una vez que hable, no los juzgues ni los condenes.
Concéntrate en la persona y trata de comprender y empatizar con ellos. Este es el primer paso para ayudarlos a encontrar el deseo de querer vivir. La empatía es verdaderamente el Bálsamo de Galaad cuando se hace correctamente y con sinceridad.
4. Persuadir
Después de escuchar con una empatía activa, es importante tratar de persuadir a la persona para que obtenga ayuda. Puedes reconocer su dolor al mismo tiempo que los ayuda a encontrar diferentes soluciones. Asegúrales que tienen tu apoyo y ofrece esperanza en todas las formas que puedas. De ser posible, ayúdalos a programar una cita con un especialista en salud mental.
5. Busca ayuda
Es importante que todos los adultos estén entrenados en la prevención del suicidio. Inicialmente, muchas personas quieren hablar con alguien que ya conocen en lugar de un especialista en salud mental. Ayúdalos con su elección inicial. Esto puede incluir su obispo, la Presidenta de la Sociedad de Socorro, líderes de los Hombres y Mujeres Jóvenes, y otras personas importantes en sus vidas.
Por último, el Salvador es la fuente de sanación y paz. “Su expiación… nos brinda la oportunidad de acudir a Él, quien ha sufrido todas las dolencias de la vida terrenal, para darnos la fuerza a fin de sobrellevar las cargas de esta vida. Él conoce nuestra angustia y desea ayudarnos. Así como el buen samaritano, cada vez que nos encuentre lastimados a la orilla del camino, Él vendará nuestras heridas y nos cuidará (véase Lucas 10:34).”
Lecturas recomendadas
Jeffrey R. Holland, “Como una vasija quebrada”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 40.
Dieter F. Uchtdorf, “La esperanza de la luz de Dios”, Liahona, mayo de 2013, págs. 70, 75–77.
Este artículo fue escrito por Debra Coe y fue publicado por ldsliving.org bajo el título de “Preventing Suicide: 5 Tips Every Church Leader Should Know”