Debido al COVID-19, muchas personas perdieron seres queridos, empleos, viajes, graduaciones, misiones, bodas y otros eventos importantes de la vida.
Parece que esta pandemia nos ha quitado lo que más queríamos y ha estropeado nuestros planes. Nos sentimos un poco tristes y lamentamos lo que perdimos, y no está mal sentirse de esa manera ya que es un sentimiento natural.
Un cambio de planes
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En mi caso, lo que más lamento de todo lo que el coronavirus cambió en mi vida es mi matrimonio en el templo. Algunos pueden pensar que esto es superficial ya que puedo casarme otro día, pero tengo que ser muy sincera, me he lamentado mucho por esto.
He soñado con mi boda desde que era muy pequeña. Una boda con mi familia, mis amigos, las ordenanzas del templo y la recepción. Ahora, nada de eso es posible porque todos los edificios de la Iglesia están cerrados al público debido a la pandemia y mis seres queridos no pueden viajar por la cuarentena.
Sé que puede parecer algo trivial lamentarse de esto cuando hay personas que están muriendo por este virus. Pero, eso es lo que sentí en un principio y sé que tú también te lamentas por algo que podrías estar haciendo ahora si no estuviéramos enfrentando esta prueba a nivel mundial.
No está mal sentirte un poco triste por los planes que hiciste y ahora se han visto frustrados, es natural. Pero, no hay que quedarse con eso, debemos cambiar de perspectiva y hacer nuevos planes para después de la cuarentena.
Todos lamentan algo
Así como yo y la suspensión temporal de mi boda en el templo, hay muchos que han experimentado “un cambio de planes”.
Me refiero a los jóvenes que estaban cursando su último año de escuela secundaria e iban a tener su fiesta de promoción. Los que recién iban a empezar o terminar la universidad este año. Aquellos que por fin consiguieron un nuevo empleo. Esas personas que apenas empezaron un negocio. Quienes al fin iban a hacer su viaje soñado. Los misioneros a los que regresaron a casa, a algunos unos días después de que comenzaron a servir, y ahora se preguntan qué harán.
Lo mencionado solo fueron algunos ejemplos comunes. Pero, independientemente de lo que haya cambiado en tu vida o te entristece, no pienses que porque hay personas más afectadas que tú, debas reprimir tus sentimientos, ya que sentir es algo natural y no sabemos qué nos depara el futuro.
Una nueva perspectiva
Si bien la mayoría de estas cosas pueden reprogramarse, reanudarse o posponerse, es importante que permitas que tus sentimientos fluyan, si te sientes triste y quieres llorar, adelante.
Hacer esto te da la oportunidad de obtener una nueva y mayor perspectiva de las pruebas de la vida.
Por ejemplo, me lamentaba por mi boda en el templo y me di cuenta de que a pesar de que mi sellamiento en el templo no era una opción ahora, aun puedo casarme por civil.
Debido a estas circunstancias, he sido bendecida con una abrumadora sensación de gratitud por los convenios en el templo. Sé que en Su tiempo tendré la oportunidad de sellarme en Su casa.
Un último recordatorio
Si bien lo que estamos viviendo en la actualidad parece abrumar nuestras mentes, no debemos permitir que suceda durante mucho tiempo. Recuerda que el Señor tiene un plan.
Sus caminos son más elevados que los nuestros e independientemente de lo que hayas perdido debido al COVID-19, el Señor sabe cuánto te sacrificas.
En su discurso durante la última Conferencia General de abril, el Élder McCune dijo:
Al aceptar la invitación del Salvador de “venid a mí”, Él proveerá el apoyo, el consuelo y la paz que son necesarios, tal como lo hizo con Nefi y con José. Aun en nuestras mayores pruebas, podemos sentir el cálido abrazo de Su amor al confiar en Él y aceptar Su voluntad. Podemos experimentar el gozo reservado para Sus fieles discípulos, porque “Cristo es gozo”.
Fuente: Third Hour