Cuando Dios está preparando a un pueblo “escogido” del convenio, parece seguir un patrón bíblico e histórico establecido.
Antes que el pueblo se convierta en lo que Dios desea, debe pasar por un período de aislamiento del resto del mundo. Es un momento de incubación que la gente debe soportar antes de emerger como algo mejor de lo que era.
Casi como una oruga que no puede transformarse en una mariposa hasta que experimenta un período de desarrollo esencial dentro de su crisálida (capullo).
Los israelitas
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Después de que Moisés sacó a los israelitas de Egipto, deambularon por el desierto durante 40 años. Estos fueron años de formación para ellos y a través de los altibajos, Dios los preparó para heredar su “tierra prometida” en Palestina.
El grupo de Lehi
Las familias de Lehi e Ismael pasaron por una experiencia similar después de huir de Jerusalén antes de la invasión babilónica. Deambularon por el desierto durante varios años antes de cruzar el océano para heredar su “tierra prometida”.
Santos de los Últimos Días
Se podría decir que lo mismo les sucedió a los primeros miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando fueron expulsados de Nauvoo, Illinois. Atravesaron el desierto y construyeron su nuevo hogar en el relativo aislamiento de las Montañas Rocosas, su “tierra prometida”.
Jesucristo
Este patrón no solo le sucede a grupos de personas. También sucede a nivel personal. Por ejemplo, después del bautismo de Jesucristo, ¿qué hizo Él? Permaneció en el desierto durante 40 días y noches en ayunas. Dejó el mundo atrás y encontró en el aislamiento lo que necesitaba para prepararse para Su ministerio, que comenzó a partir de entonces.
¿El COVID-19 podría ser tu crisálida?
A pesar de los avances tecnológicos modernos que podrían permitirte dar la vuelta al mundo en horas, el COVID-19 ha causado un nivel de aislamiento social sin precedentes en todo el mundo.
Incluso en las raras ocasiones en que las personas se reúnen, se considera prudente practicar el distanciamiento social. Por lo tanto, incluso juntos, hay un grado de soledad.
Aunque estamos viviendo en el mundo, nos hemos visto obligados a permanecer separados de él. Es casi como si las fibras del COVID-19 formaran una crisálida alrededor de cada uno de nosotros y nuestras familias.
¿Podrían estas circunstancias representar una moderna “estancia en el desierto” para ti o tu familia? Tal vez estas son solo las circunstancias que algunos de nosotros necesitamos para convertirnos en un pueblo del convenio o una persona del convenio.
Si fue o no la intención de Dios, cada uno de nosotros puede aprovechar este tiempo para volver a comenzar, recargarnos y arrepentirnos.
Quizás podamos salir de nuestros capullos como algo más parecido a nuestro gran ejemplo, Jesucristo. Tal vez esa es la luz al final del túnel; la tierra prometida después del viaje.
Mi única esperanza es que no nos tome 40 años llegar ahí.
¿Qué oportunidades únicas nos brinda el COVID-19 para santificarnos? Dinos lo que piensas en los comentarios.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado en Third Hour con el título “What God’s Pattern of Creating a ‘Chosen’ People and COVID-19 Have in Common”.