Michael Evans describió su misión en Guatemala como “12 rounds en el ring con un campeón mundial de peso pesado”.
Entre 2022 y 2024, este joven de 21 años enfrentó algunos de los momentos más desafiantes de su vida mientras servía en la Misión Guatemala Ciudad de Guatemala Central.
Los retos de servir
En varias ocasiones, durante sus dos años de servicio, Evans consideró regresar a casa debido a las dificultades emocionales y físicas que enfrentó. Sin embargo, en cada ocasión decidió quedarse, encontrando consuelo en las Escrituras y en su fe.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días reconoce que algunos misioneros regresan antes de tiempo por razones de salud física, mental o emocional.
En palabras del presidente Jeffrey R. Holland en 2016, los misioneros también son honrados por su servicio:
“Cuando alguien pregunte si has servido una misión, dí que ‘sí’. Atesora el servicio que prestaste. Agradece la oportunidad de haber testificado, de haber salido en el nombre del Señor, de haber llevado la placa de misionero… Por favor, por favor, no revivas esto; no lo repases una y otra vez; no pienses que eres incapaz ni un fracasado”.
Un momento decisivo
Con solo un mes restante para terminar su misión, Evans se sintió nuevamente tentado a regresar a casa. Al leer el capítulo 13 de Santos, volumen I, encontró inspiración en el ejemplo de William McLellin, quien buscó la guía del profeta José Smith en 1831.
Al seguir las referencias a Doctrina y Convenios 66, encontró las palabras que lo motivaron a continuar:
“No vuelvas hasta que yo, el Señor, te lo mande. Ten paciencia en la aflicción”.
Días después, esta decisión resultó crucial.
Mientras estaba en su apartamento, un teléfono empezó a sonar. Aunque inicialmente dudó, finalmente atendió la llamada. Era un joven converso que estaba a punto de quitarse la vida.
Evans habló con él durante 30 minutos, manteniéndolo tranquilo mientras su compañero contactaba a otros misioneros y al obispo. Gracias a sus esfuerzos, el joven recibió ayuda inmediata y fue acogido por los miembros de la Iglesia. Hoy en día se encuentra mucho mejor.
Lecciones aprendidas
Evans reflexiona con gratitud por haber seguido la guía del Señor. Saber que estuvo disponible para ayudar a este joven le dio sentido a toda su misión:
“Si no logré nada más en mi misión, valió la pena ayudar a esa persona”.
Su experiencia demuestra cómo el Señor puede usar incluso a personas afligidas para ministrar a otros en necesidad. Como enseñó el presidente Russell M. Nelson en 2020:
“Si eligen dejar que Dios prevalezca en sus vidas, experimentarán por ustedes mismos que nuestro Dios es ‘un Dios de milagros’”.
Un testimonio de fe
Evans compartió su testimonio de que estar disponible y dispuesto es todo lo que el Señor necesita para responder a una oración o realizar un milagro.
Su historia nos recuerda que, aunque no podamos ver los diseños de Dios en el momento, “tras mucha tribulación vienen las bendiciones” (Doctrina y Convenios 58:4).
Este relato inspira a confiar en el Señor, mantenernos firmes en nuestras decisiones y estar siempre dispuestos a ser instrumentos en Sus manos.
Fuente: Church News