Aunque Scott Shumway está extremadamente orgulloso del compromiso que sus dos hijos tienen con la religión, en ocasiones se enoja cuando las personas lo felicitan por la decisión que su hijo tomó de estudiar para convertirse en sacerdote católico.
Shumway, que vive en Murray, Utah, no piensa que deba asumir el éxito de su hijo.
“Todo lo que hice fue decirle: ‘En lo que sea que se convierta en la vida. Si eres feliz y puedes mantenerte a ti mismo, estoy contento. Si quieres cavar zanjas, si quieres ser vendedor de coches o doctor, o si quieres ser sacerdote, siempre que sea legal y moral, está bien’”.
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Irónicamente, quizás, el enfoque discreto y sin presiones de Shumway hacia la religión podría ser exactamente lo que llevó a su hijo a ser sacerdote.
Según el nuevo libro “Transmitiendo la fe: Cómo los padres transmiten su religión a la próxima generación”, la mejor manera de transmitir la fe a los hijos es manteniendo una posición flexible en cuanto a la adoración religiosa y sus creencias.
“Los padres tienen que creer realmente en [sus creencias]. Los hijos pueden saber cuánto de aquello no es real”, dijo Amy Adamczyk, coautora del libro.
Shumway está de acuerdo en que los padres deben emular el comportamiento religioso que quieren que sus hijos imiten, pero agrega que es importante no presionar demasiado a los hijos.
“Siempre hemos hecho de la iglesia el centro de nuestra familia. Nunca presionamos [a nuestros hijos] para que fueran a la iglesia.
Cuando eran pequeños los sobornábamos. ‘Si vas a la iglesia y te portas bien, después te daremos donas’. Hacíamos de la iglesia una parte muy importante de nuestra vida”.
Entrelazando la fe con la vida diaria
Amy Adamcyzk y su coautor, Christian Smith, descubrieron que los padres tienen más impacto en la espiritualidad de sus hijos que las congregaciones, por lo que las familias deben tener cuidado con la forma en que hablan sobre la fe.
Es importante tener una comunicación abierta con los hijos y dejar que su curiosidad guíe las conversaciones sobre la religión y Dios, dijo Adamczyk, profesor de sociología en el John Jay College of Criminal Justice de la University of New York.
Las “conversaciones bidireccionales” son la clave, expresó.
Además de ir a misa juntos, Shumway, su esposa y sus hijos solían tener conversaciones filosóficas sobre la religión y Dios en casa.
Estas discusiones cotidianas no fueron tratadas como un gran problema; fueron solo una parte normal de las interacciones de la familia.
De manera similar, la Reverenda Traci Smith, pastora de la Iglesia Presbiteriana de Elmhurst y madre de tres hijos, combina pequeños actos de devoción en la vida diaria de su familia.
Una de las actividades favoritas de sus hijos, dijo, es la práctica de gratitud cada sábado durante la cual los niños mencionan las cosas por la que están agradecidos y lo escriben en un gran rollo de papel.
Ella realiza oraciones que involucran estirar y mover el cuerpo, y recomienda la práctica de funerales de mascotas y diferentes formas creativas de realizar prácticas de fe en casa.
En su trabajo profesional, Smith intenta ayudar a otros padres a aprender prácticas de fe que pueden realizar con sus hijos. Mencionó que los niños aprenden del ejemplo de los padres y que criar hijos fieles funciona de la misma manera.
Asimismo, la reverenda Smith agrega que existe una “forma tóxica” de transmitir la religión a los hijos: un enfoque de “lavado de cerebro, falta de respeto, basado en el miedo”.
“No se trata de la técnica, sino también de la teología y puede ser perjudicial para los niños. En última instancia, aleja a las personas de la fe por completo”.
Adamczyk está de acuerdo en que usar un estilo de crianza autoritativa (o democrática), en lugar de autoritaria, es más efectivo en la transmisión de las creencias religiosas a la siguiente generación.
Un estilo de crianza autoritativo es aquel que fusiona “lo estricto con el afecto y el amor”, dijo.
“Los niños saben que hay límites y sienten que hay cosas que necesitan hacer y saben que si no las hacen [sus padres] los seguirán amando. A estos niños les agrada mucho sus padres y eso los lleva a querer ser como ellos”.
Además de ser intencionales sobre cómo hablan con sus hijos, los padres deben ser conscientes de cómo se comportan, agregó, y señaló que no es suficiente decir que la fe es importante, los padres tienen que vivir lo que enseñan.
Adamczyk sugiere que los padres que leen la Biblia en casa pueden hacerlo en un lugar donde sus hijos puedan verlos. No se trata de decirles que lo hacen, se trata de “mostrarles que todos los sábados o domingos leen [las Escrituras] durante una hora”, compartió.
Diferencias entre grupos religiosos
“Transmitiendo la fe” presenta los hallazgos de más de 200 entrevistas que los autores realizaron a diferentes personas en Estados Unidos.
El estudio fue único, señala Adamczyk, porque si bien muchas investigaciones se han centrado en los propios jóvenes, se han realizado menos estudios enfocados en los padres.
Aunque los participantes provenían de diferentes antecedentes, eran notablemente similares en el sentido de que “el 70% … eran de la misma religión que sus padres”.
Aunque muchos hábitos de crianza son universales, la investigación descubrió algunas diferencias entre los miembros de diferentes grupos religiosos.
Las familias judías, señala Adamczyk, parecen ser particularmente buenas en sus diálogos abiertos en cuanto a la religión.
Esto puede ayudar a explicar por qué los judíos estadounidenses tienen una alta tasa de retención: el 75% de los estadounidenses criados como judíos siguen siendo judíos de adultos, según el Centro de Investigación Pew.
Los judíos, así como los miembros de otros grupos religiosos minoritarios, también parecían estar más afectados por las prácticas religiosas de sus abuelos que otros estadounidenses, se mostró en el nuevo libro.
En el caso de los padres afroamericanos, señala Adamczyk, su comunidad religiosa juega un papel clave en alentar a sus hijos a acoger su fe.
Las personas de color que viven cerca de sus lugares de origen a menudo “regresan a las iglesias en las que crecieron” y dependen de otros feligreses para adoptar prácticas religiosas.
Como sugiere la experiencia de los afroamericanos, la cercanía a su comunidad de fe es importante al transmitir su religión. Las familias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también expresaron esto durante las entrevistas, expresó Adamczyk.
“No querían que sus hijos se sintieran mal, así que trataron de encontrar congregaciones y comunidades [cercanas] a las que pudieran dirigirse y decir: ‘¡Mira, no eres el único adolescente que es mormón!’.
Algunos de los padres [Santos de los Últimos Días] con los que hablé [en la costa este] dijeron: ‘¿Cómo puedo encontrar una jovencita para mi hijo? Mi hijo quiere salir en una cita, está en edad de tener citas y no tenemos muchas jóvenes en nuestra iglesia que estén en la misma edad”.
Adamczyk recordó a un padre Santo de los Últimos Días que sugirió que sus hijos buscaran en las iglesias protestantes conservadoras locales un sentido de comunidad.
De manera similar, Shumway compartió que alentó a sus hijos a buscar conexiones con miembros de otras religiones y también abrió su casa a estos amigos.
“Tenemos buenos amigos que son católicos muy devotos y fieles Santos de los Últimos Días. No menospreciamos ni hacemos sentir mal a nadie a causa de su religión. Hemos tenido amigos que son judíos y amigos que son musulmanes; cuanto más les enseñen a sus hijos que todos son iguales por fuera, es mejor”.
Esa es otra lecciónque Shumway compartió con sus hijos con respecto a la fe.
“No importa si alguien ora o el lugar en donde ora, lo único que importa es que te traten bien”.
Fuente: Deseret News