Un nuevo mes comenzó y ¡muy rápido! Ni siquiera tuve tiempo para pensar en mis resoluciones de este nuevo año.
¿Estás en el mismo bote que yo? No me sorprendería que fuera así. Según U.S. News, el 80% de nosotros habremos fracasado en nuestras resoluciones de Año Nuevo para la segunda semana de febrero.
¡Esa es una estadística muy triste! Sin embargo, hoy quiero adoptar un enfoque diferente. Creo que es importante que sepamos cómo se siente nuestro Padre Celestial cuando no logramos nuestras metas y qué podemos hacer ahora.
El fracaso es algo normal
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No eres la primera persona que falla en algo. De hecho, esto ha sucedido durante un tiempo muy largo. A Adán y Eva se les dijo que no comieran la fruta prohibida, pero no obedecieron.
Por supuesto, hubo consecuencias por sus acciones, pero ¿te imaginas cómo sería el mundo si nunca hubieran cometido ese error? El propósito de la vida es aprender de nuestros errores.
Encuentro un gran consuelo al saber que el crecimiento y la felicidad siempre vienen después de equivocarnos, ya sea en esta vida o en la venidera.
“Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo” (2 Nefi 2:25).
Perdónate
Lo más importante que debes recordar cuando no hayas cumplido con alguna resolución de Año Nuevo es no flagelarte. Eres humano. Aprender a perdonarte es crucial. Solo una vez que sueltas el fracaso, puedes seguir adelante.
Howard W Hunter dijo:
Siempre me ha parecido triste que aquellos de nosotros que no pensarían en reprender a su prójimo, y mucho menos a un completo desconocido, por los errores cometidos o las debilidades que puedan ser evidentes, sean tan crueles e implacables consigo mismos.
Cuando las Escrituras dicen que juzguen con rectitud, eso significa con justicia, compasión y caridad. Así es como debemos juzgarnos a nosotros mismos. Necesitamos ser pacientes y perdonarnos a nosotros mismos, así como debemos ser pacientes y perdonar a los demás.
Me encanta esta reflexión. Se amable contigo mismo. ¡Te lo mereces!
Da un paso a la vez
Una vez que hayas aprendido a perdonarte, puedes dar los siguientes pasos. Asegúrate de que sean pasos pequeños. No puedes convertirte en una persona completamente nueva de la noche a la mañana.
¡El cambio toma tiempo! Establece objetivos pequeños que te ayuden a alcanzar la meta más grande que tienes en mente. Los pequeños pasos son clave para encontrar más éxito y felicidad en nuestras resoluciones de Año Nuevo.
“Por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas” (Alma 37: 6).
Es muy probable que vuelvas a equivocarte
No vas a ser perfecto la primera vez y lo más probable es que tampoco lo seas la segunda ni la tercera. Me encanta la siguiente cita del Élder Dale G. Renlund:
“A Dios le importa más quiénes somos y en quienes nos estamos convirtiendo, que en quienes fuimos alguna vez. A Él le importa que sigamos intentándolo”.
El Padre Celestial sabe que no somos perfectos. Todo lo que necesita es que nos esforcemos. Así que sigue mejorando, sigue intentándolo y verás cómo el éxito llega con el tiempo.
Cristo te conoce
Finalmente, enfócate en el Salvador. Él vino a esta tierra para expiar tus errores. Él sabe perfectamente cómo te sientes, qué es lo que quieres y cómo lograrás tus metas.
A través de la oración y el estudio, el Espíritu te guiará a los pasos que debes dar. Apóyate en el Evangelio y convierte a Jesucristo en tu fundamento mientras te esfuerzas por mejorar.
Él se preocupa por tus metas, incluso aquellas que crees que son un poco tontas. Él quiere ayudarte.
¿Cuál será tu nuevo plan para cumplir con tus resoluciones de Año Nuevo? ¡Házmelo saber en los comentarios!
Pd. No olvides que las grandes cosas toman tiempo y que se necesita dar un pequeño paso a la vez para lograrlas, ¡éxitos! ☺
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Brooklyn Gittins y fue publicado en thirdhour.org con el título “5 Things to Remember When Failure Is at Your Door”.