Helamán se encontraba muy emocionado por su primer día de escuela, sería una nueva aventura.
¡Su día había empezado de maravilla!
Su maestra le había permitido sentarse con sus tres mejores amigos y su mamá le había empacado la lonchera con cosas deliciosas.
A la hora del recreo, Helamán recordó algo que su familia siempre hacía antes de comer: la oración.
Esta era una enseñanza que su familia practicaba gracias a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Él levantó la mano y preguntó:
“Señora Martínez, ¿vamos a orar antes de comer?”.
La maestra le sonrió.
“Si quieres, puedes hacer una oración por tu comida”.
Helamán estuvo feliz con la respuesta que recibió.
Rápidamente sus amigos le preguntaron qué era una oración y él, repitiendo las palabras que había interiorizado en su corazón, respondió:
“Es hablar con el Padre Celestial, así le agradecemos nuestra comida”.
Aquella simple respuesta llamó la atención de sus amigos y le pidieron que hiciera una oración para bendecir los alimentos.
El pequeño se dio cuenta que sus amigos imitaban lo que hacía.
Helamán cruzó los brazos, y sus tres amigos también cruzaron los brazos. Helamán cerró los ojos e inclinó la cabeza, y sus amigos hicieron lo mismo.
Al finalizar con un “amén”, Helamán les dijo que podían repetir lo mismo.
Pensando que sería algo de un solo día, Helamán se sorprendió al escuchar que sus amigos le pidieran que haga la oración para bendecir los alimentos a lo largo de la semana.
Para el lunes siguiente, uno de sus amigos le dijo: “Hoy oraré yo”.
Su amigo le compartió que gracias a él había aprendido orar y que incluso le había pedido a su familia que pudieran hacer la oración en cada alimento que tenían.
Sus otros amigos rápidamente se sumaron a esto y pensaron en hacer lo mismo con sus propias familias.
El pequeño Helamán nunca pensó que con una sencilla oración podría cambiar la vida de muchos.
“[Helamán] se alegró de haber podido ayudar a sus amigos a aprender a hablar con el Padre Celestial. Sabía que el Padre Celestial lo amaba y que el Padre Celestial también amaba a sus amigos”.
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