Esta es la historia de Hanna Koczka, una joven que tuvo desafíos con su fe luego de que una de las personas que más amaba se apartara de la Iglesia.
Veamos cómo la recuperó y qué fue lo que hizo para conseguirlo.
El temor de la duda
Nunca antes había dudado de mi fe en el evangelio de Jesucristo hasta que mi hermana mayor me contó que sus ideas cambiaron.
Ella siempre tuvo una fe fuerte, por lo que cuando escuchaba sus palabras y veía como otros amigos se iban de la Iglesia me pregunté si el evangelio era realmente verdadero.
Por primera vez comencé a dudar y estaba asustada. No sabía qué hacer. Oraba, leía mis escrituras y buscaba guía, pero mi fe realmente había sido alterada.
Un llamamiento inesperado
De un momento a otro, me sentí totalmente desconectada del Salvador.
De repente, me pidieron que organizara una conferencia para los JAS (Jóvenes Adultos Solteros) de Europa del este y servir como consejera de una conferencia PFJ (Para la Fortaleza de la Juventud).
Estaba segura de que mi presidente de estaca había escogido a la persona incorrecta. ¿Cómo podría ayudar a otros en su fe cuando la mía está en duda?
No quería hacerlo, pero lo acepté con dificultad.
Reconectarme con Dios
Aprendí mucho mientras organizábamos estos eventos. Muchos jóvenes adultos me ayudaron a recordar la fe que tenía antes de mis grandes desafíos.
Escucharon mis preguntas y dudas con empatía, y compartieron sus testimonios conmigo. Ellos me hicieron recordar como me sentía con el evangelio.
Me di cuenta de que al mismo tiempo que tenía preguntas, quería tener fe en Jesucristo. Deseaba vivir los mandamientos, asistir al templo, a la Iglesia, fortalecer y compartir mi testimonio.
Cuando pasaba por desafíos, comenzaba a creer que no necesitaba a Dios. Al confiar en Él e invitarlo nuevamente a mi vida, mis cargas se volvieron más ligeras y mi camino es mucho más brillante ahora
Recordar mis experiencias espirituales
Aceptar este llamamiento fue una gran bendición. No me había dado cuenta de cuánto extrañaba el Espíritu en mi vida.
El élder Neil L. Andersen del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló del poder de recordar nuestras experiencias espirituales, y también cómo podemos ayudar a los demás a recordar las suyas.
“Los recuerdos espiritualmente decisivos de nuestro libro de la vida son como piedras brillantes que ayudan a iluminar el camino que tenemos por delante.
Y cuando otros dejan a un lado sus recuerdos decisivos y están perdidos o confusos, los volvemos hacia el Salvador al compartir nuestra fe y nuestros recuerdos con ellos, ayudándolos a redescubrir esos preciados momentos espirituales que una vez atesoraban”.
Esto es lo que mis amigos hicieron por mí.
El mundo fácilmente nos puede distraer de nuestras metas eternas, nuestro progreso y relación con Dios.
Sin embargo, en los momentos de duda podemos enfocarnos en la razón por la cual escogimos seguir a Jesucristo. Así recordaremos nuestras bendiciones prometidas y Sus manos tocarán nuestra vida.
Lee tu diario, mira fotos antiguas de cuando estabas lleno del Espíritu y habla con aquellos amigos que tengan una gran fe. Presta servicio y comparte tu testimonio.
No tengo todas las respuestas a mis preguntas, pero elijo la fe en Jesucristo y en el Padre Celestial. Ellos me dan lo que necesito, el verdadero gozo.
Sé que a medida que continúe meditando en mis experiencias espirituales y me esfuerce por experimentar nuevas, seguiré fortaleciendo mi fe paso a paso.
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