Cuando se trata de la Palabra de Sabiduría, sin duda, siempre hay un tema que genera controversia: la cafeína.
Incluso en 1918, un artículo de la revista de la Iglesia “Improvement Era” debatió los efectos de beber cafeína y si las bebidas de cola eran o no bebidas apropiadas para los miembros de la Iglesia. En dicha revista se expresó lo siguiente:
“El hábito de beber bebidas de cola se ha introducido rápidamente en la vida de personas inocentes” (Improvement Era, vol. 21, marzo de 1918).
Las opiniones de los miembros de la Iglesia e incluso de los líderes con respeto a la cafeína varían. Por ello, se generan convicciones personales que, en ocasiones, pueden causar conflictos entre Santos de los Últimos Días.
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En 1937, el élder John A. Widtsoe y su esposa, Leah, escribieron el primer libro sobre la Palabra de Sabiduría. Compartieron un mensaje contundente sobre la cafeína:
“Siempre que se promociona una bebida que te “sube el ánimo”, es probable que esto se deba a que contiene algún estimulante. Estos refrescos son perjudiciales y crean dependencia, aunque se vendan en grandes cantidades.
Estas bebidas que contienen cafeína, que se ofrecen en todas las fuentes de soda y la mayoría está disponible en los lugares donde podemos encontrar alimentos, se consumen en grandes cantidades. Sin embargo, se deben evitar”.
No obstante, solo unas décadas después, el presidente David O. McKay adoptó una perspectiva mucho más suave sobre la cafeína cuando un empleado del teatro se disculpó por darle una taza con el logo de Coca-Cola.
El profeta respondió:
“No me importa lo que diga la taza, siempre y cuando haya una bebida de cola en la taza”.
Además, en octubre de 2016, en la Conferencia General, el presidente Dieter F. Uchtdorf incluso bromeó diciendo que sobrevivió a su transición de convertirse en apóstol con la ayuda de “muchos litros de refresco dietético que permanecerían sin nombre“.
Incluso cuando se trata de universidades o edificios que son propiedad de la Iglesia, las políticas de cafeína no son consistentes. Por ejemplo, Ensign College (anteriormente LDS Business College) y el Edificio Conmemorativo José Smith en la Manzana del Templo venden bebidas con cafeína, mientras que BYU no.
Con respecto a la política de cafeína de BYU, la portavoz de BYU, Carri Jenkins, dijo:
“BYU simplemente decidió no vender bebidas con cafeína en el campus”.
Posición oficial de la iglesia sobre la cafeína
Con los Santos de los Últimos Días compartiendo tantas opiniones diferentes sobre la cafeína, no es de extrañar que, con frecuencia, la doctrina se distorsione con la ficción.
Entonces, ¿cuál es la posición oficial de la Iglesia sobre la cafeína? ¿Qué han dicho los profetas al respecto?
En un artículo de Sala de Prensa de 2012, la Iglesia explicó los conceptos malinterpretados sobre nuestra religión:
“A pesar de lo que se ha informado, la revelación de la Iglesia que describe las prácticas de salud (DyC 89) no menciona el uso de cafeína. Las pautas de salud de la Iglesia prohíben las bebidas alcohólicas, el tabaco, masticar tabaco y las ‘bebidas calientes’, a los que los líderes de la Iglesia hicieron referencia específicamente como té (Camellia sinensis) y café”.
Una declaración oficial emitida por los líderes de la Iglesia en la década de 1970 dice:
“Con respecto a las bebidas de cola, la Iglesia nunca ha tomado una posición oficial sobre este asunto. Sin embargo, los líderes de la Iglesia han aconsejado y, ahora, recomendamos específicamente que no usen ninguna bebida que contenga sustancias nocivas que creen dependencia. Se debe evitar cualquier bebida que contenga ingredientes dañinos para el cuerpo” (Boletín del sacerdocio, febrero de 1972, página 4).
En 2008, ChurchOfJesusChrist.org dio una respuesta similar a la pregunta:
“¿Es malo beber refrescos que contienen cafeína? ¿La cafeína es mala?
Doctrina y Convenios 89: 9 dice que no debemos beber ‘bebidas calientes’.
La única interpretación oficial sobre este término es la declaración que hicieron los primeros líderes de la Iglesia sobre lo que significa té (Camellia sinensis) y café.
La cafeína no se menciona específicamente como la razón para no beber estas bebidas.
Sin embargo, debemos recordar este consejo que dio el presidente Boyd K. Packer: ‘La Palabra de Sabiduría fue dada como un principio con una promesa’ (DyC 89: 3).
Un principio es una verdad eterna, una ley, una regla que puedes adoptar para guiar tus decisiones. Por lo general, los principios no se detallan.
Los miembros escriben preguntando si esto o aquello va en contra de la Palabra de Sabiduría. Enseñamos el principio junto con las bendiciones prometidas.
Hay muchas cosas adictivas, que se pueden beber, masticar, inhalar o inyectar, que dañan el cuerpo y el espíritu, que no se mencionan en la revelación.
Obedecer el consejo te mantendrá en el lado seguro de la vida” (“La Palabra de Sabiduría: Principio y Promesas”, Liahona, mayo de 1996, págs. 17-18).
Consejos proféticos sobre la cafeína
Si bien la Iglesia no ha adoptado ninguna posición oficial que prohíba la cafeína, los líderes de la Iglesia han dejado en claro que alientan a los Santos de los Últimos Días a centrarse en el espíritu de la Palabra de Sabiduría y a tratar sus cuerpos con respeto.
En 2008, un artículo de la revista Ensign compartió los efectos dañinos que la adicción y el abuso de la cafeína pueden tener en el cuerpo. En la revista se advirtió a los miembros que siguieran el consejo de los profetas y tuvieran cuidado con lo que introducen en sus cuerpos.
Si bien los apóstoles y profetas de la actualidad han dejado en claro que evitar las bebidas con cafeína no es un mandamiento, algunos han pedido a los Santos de los Últimos Días que se abstengan de consumirlas.
En 1922, el presidente Heber J. Grant dijo en la Conferencia General:
“No les daré ningún mandamiento. Sin embargo, les pediré como un favor personal e individual que dejen de beber refrescos de cola. Hay muchas otras cosas que pueden obtener de las fuentes de soda sin beber aquello que es dañino para sus cuerpos. El Señor no desea que usen ninguna sustancia que genere dependencia”. (Informe de la conferencia, abril de 1922)
Spencer W. Kimball enseñó:
“Nunca tomo refrescos de cola y mi esperanza personal es que nadie lo haga. Sin embargo, esto no se menciona en la aplicación técnica de la Palabra de Sabiduría.
Cito una carta del secretario a la Primera Presidencia: ‘Pero, el espíritu de la Palabra de Sabiduría se quebrantaría al beber o comer cualquier cosa que contenga una sustancia que genere dependencia.
Con respecto a las bebidas de cola, la Iglesia nunca ha tomado una posición oficial al respecto. Sin embargo, yo personalmente no las pongo en la misma clase que el té (Camellia sinensis) y el café porque el Señor mencionó específicamente las bebidas calientes”. (Enseñanzas de Spencer W. Kimball)
Fuente: Mais Fe