Bienvenido al mundo de las empresas emergentes de miles de millones de dólares, de misioneros retornados que son CEOs y un gran problema de diversidad.
Eric Rea lleva una camisa azul oscuro abotonada hasta el cuello, pantalones elásticos de oliva, zapatillas negras y un reloj Apple. Con una bicicleta montañera apoyada contra su escritorio y ojos de color azul, el CEO de 34 años de la empresa emergente Podium, con sede en Lehi, Utah, está en buena forma física y es sumamente carismático.
También es un Santo de los Últimos Días que, entre su primer y segundo año de universidad, sirvió una misión de dos años en Madrid, España. Nacido en Calgary, Alberta, Rea no hablaba español cuando llegó al campo, pero ese fue el menor de sus problemas.
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“Intentar que los españoles se convirtieran a la Iglesia fue algo muy difícil”, dijo. “Resulta que el catolicismo es bastante fuerte allí. Hay mucho rechazo.”
El rechazo implacable no fue exactamente un mal entrenamiento para su vida como un emprendedor aspirante. Tampoco lo fue asistir a la Universidad de Brigham Young.
Si bien muchos estudiantes de secundaria pueden fantasear con la idea de ingresar a la Universidad de Stanford en su camino al éxito en Silicon Valley, San Francisco, los jóvenes de la Iglesia de Estados Unidos tienen un sueño diferente: llegar a BYU.
Estando en el último lugar en la clasificación de las universidades “fiesteras”, BYU espera que los estudiantes cumplan con un estricto código de honor que prohíbe no sólo beber y fumar, sino también cosas como acampar con miembros del sexo opuesto y dejarse crecer la barba sin la aprobación de un médico.
Sin embargo, con muy buenos docentes, una matrícula fuertemente subsidiada y una población de Santos del 98.7%, la universidad es increíblemente competitiva.
“Entrar a BYU como un “mormón” blanco, especialmente viviendo en Utah, es realmente difícil”, compartió Aaron Skonnard, quien se graduó de allí con una licenciatura en ciencias de la computación en 1996, y creó la plataforma de capacitación de software en línea llamada Pluralsight, ahora una empresa pública con valoración en el mercado de $ 2.5 mil millones.
BYU ha sido durante mucho tiempo un terreno de caza favorito para los reclutadores de los bancos de Wall Street, capos en la tecnología y la CIA, en donde las habilidades de los idiomas extranjeros de los Santos de los Últimos Días y su estilo de vida impecable les brinda una gran ventaja.
La universidad es conocida por “producir” personajes de negocios de impacto, desde Clayton Christensen (profesor de Harvard y autor del libro “El Dilema del Innovador”) hasta Stephen Covey (autor de “Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”) y Bruce Bastian y Alan Ashton (fundadores de WordPerfect).
Fue en BYU donde Rea conoció a Dennis Steele, un miembro de la Iglesia de Bay Area que hizo su servicio misional en Argentina. Los dos se unieron para comenzar una empresa de computación en la nube para proporcionar herramientas de monitoreo social y mensajes de texto a empresas locales.
En el 2016, fueron aceptados en Y Combinator y se mudaron a Mountain View, California, pero después de graduarse del acelerador de empresas emergentes, decidieron regresar a Utah, que les ofrecía inmuebles asequibles y a la población más joven del país.
“Hubo compañías que comenzaron aproximadamente al mismo tiempo que nosotros, tratando de resolver problemas bastante similares, con sede en San Francisco, pero que se fueron a pique porque creo que simplemente no podían contratar a suficientes personas con talento para competir con Uber y Google”, dijo Rea.
Ahora Podium es una compañía de 650 personas respaldada por Google Ventures ubicada en un espacio de cinco pisos y 15,000 metros cuadrados en Lehi, Utah. Actualmente se construye un edificio idéntico al lado para dar cabida a la creciente fuerza laboral de la compañía, que se espera duplique su tamaño.
Podium es sólo una, de al menos una docena, de compañías de rápido crecimiento y etapa temprana agrupadas en un área llamada Point of the Mountain, a medio camino entre Salt Lake City y el campus de BYU en Provo, que se ha convertido en el epicentro del auge de la tecnología “Silicon Slopes”.
Hace una década, no había nada más que tierras de cultivo y una prisión estatal ahí; hoy en día, es una imagen caótica de desvíos de carreteras, equipos industriales y grúas que arrojan monolitos de vidrio negro a lo largo de la carretera I-15.
Empresas gigantes de otros estados como Adobe, Microsoft y Amazon han establecido importantes filiales en el lugar, y Utah ahora está produciendo más empleos de los que puede llenar con talento dentro del estado.
En los primeros tres trimestres del 2019, las empresas atrajeron 829 millones de dólares en financiamiento de proyectos. Según los datos de CB Insights, en el 2017, la cantidad de empresas emergentes en Utah dejó al estado sólo detrás de California, Massachusetts y Nueva York.
Muchas de estas nuevas empresas en Utah comparten no sólo logotipos intercambiables y nombres de una sola palabra (como Divvy, Pattern, Bamboo, Nuvi, Jolt, Canopy) sino también plataformas de servicio con un gran mercado de clientes comerciales asequible.
Los Santos de Utah
Las empresas emergentes más recientes brindan servicios de software de diagramación visual basado en la nube, soluciones de comercio electrónico, software de comunicación para consultorios médicos, software de gestión de tareas para negocios de comida rápida, software de gestión del trabajo para empresas y software de gestión de beneficios.
Como era de esperar, la mayoría de estas empresas también están encabezadas por un joven “mormón” blanco. Utah es un 88% blanco, y los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días representan el 62% de la población de 3,2 millones de habitantes de Utah. Y su fe no es sólo una religión, es un estilo de vida.
Los Santos son particularmente fieles: el 83% de ellos dice que la religión es muy importante en sus vidas, en comparación con el 56% de la población general de los Estados Unidos.
Al igual que Rea y Steele de Podium, la mayoría de estos fundadores ha pasado por lo que tal vez sea el “campo de entrenamiento” de ventas más extenuante del mundo: una misión de dos años que difunde las creencias de la Iglesia en el mundo.
Cada año, después de un breve período de entrenamiento, unos 53,000 misioneros, en su mayoría hombres jóvenes, salen y hacen proselitismo durante dos años (18 meses para las mujeres), a menudo viviendo lejos de casa. Como resultado, muchos estudiantes de Utah tardan seis años, en lugar de cuatro, en culminar sus estudios.
Vivint Smart Home, con sede en Provo, fundada en 1999 y adquirida por el Grupo Blackstone en el 2012 por más de $ 2 mil millones, se convirtió en una de las compañías de ventas de puerta a puerta más exitosas al contratar a los misioneros retornados para vender sistemas de seguridad en el hogar.
“Cada uno de nosotros puede vender cualquier cosa”, dijo Blake Murray, CEO y cofundador de Divvy, con sede en Lehi, que lanzó su plataforma de software como servicio de administración de gastos en enero de 2018. Murray sirvió una misión de dos años en Santiago, Chile. En lugar de asistir a BYU, se matriculó en la Universidad de Utah.
“Fue mi forma de dar la contra”, dijo Murray. Sin embargo, no fue él único ni el primero, la también Universidad de Utah ha generado muchos Santos reconocidos en los negocios como BYU, incluidos J. Willard Marriott; Ray Noorda, el fundador de Novell; el fundador de JetBlue, David Neeleman; el ex presidente de Pixar, Ed Catmull; y el creador de Atari, Nolan Bushnell.
En el pasado, los egresados de las universidades de Utah tuvieron que abandonar el estado para encontrar fama y fortuna. Ahora, gracias a una afluencia de capital, más jóvenes empresarios de la Iglesia están decidiendo quedarse en Utah.
Si bien los líderes empresariales han cambiado el nombre del área que rodea Salt Lake City como “Silicon Slopes”, para muchos otros, la economía de Utah sigue siendo mejor conocida como la meca de las compañías de redes de mercadeo, que empezó a crecer en la década de los 80 y aprovecha la conocida aptitud para las ventas de los Santos y el gran grupo de madres que opta por quedarse en casa.
Esos negocios aún persisten, como la empresa emergente Younique en el rubro de belleza, con sede en Lehi. A partir del 2017, los ingresos de las nueve compañías de red de mercadeo de Utah con mayores ingresos alcanzaron más de $ 7.6 mil millones.
Utah quiere seguir creciendo, tanto dentro como fuera del estado, o como lo expresaría un empresario multimillonario local: a “a escala global”.
Para lograrlo, tendrán que afrontar cosas como la actitud anticuada de su cultura para con el papel de las mujeres y la comunidad gay, su ausencia de personas de color y el dominio cultural abrumador de su fe. De lo contrario, lo que está transformando a Utah en la próxima meca tecnológica podría ser lo que termina deteniéndola.
Este artículo es una adaptación y fue escrito originalmente por Adam Bluestein y fue publicado originalmente por marker.medium.com bajo el título “How Mormons Built the Next Silicon Valley While No One Was Looking”