“Estamos rodeados de edificios grandes y espaciosos, ¿defenderemos nuestras creencias o nos avergonzaremos de seguir a Cristo?”
“Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo” son las conocidas palabras pronunciadas por el apóstol Pablo hace muchos, muchos años.
¿Podríamos decir también que no nos avergonzamos del evangelio de Cristo?
En el sueño de Lehi había un árbol cuyo fruto era muy deseable. Sin embargo, también había un edificio grande y espacioso en donde las personas reunidas en ese lugar se burlaban de los que se dirigían al árbol.
¡Aquellos que se burlan de las personas que caminaban hacia el árbol no son diferentes de aquellos que se burlan de los que buscan el evangelio en la actualidad!
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Estamos rodeados de edificios grandes y espaciosos, ocupados por grandes multitudes.
De manera similar a la historia descrita en el Libro de Mormón, ¿tendremos el mismo valor para defender nuestras creencias? ¿O nos avergonzaremos de comer del fruto del árbol de la vida?
En la actualidad, hay muchas maneras en las cuales podemos quedarnos en silencio y eso demuestra que nos avergonzamos de comer el fruto del árbol de la vida, ¿te has puesto a pensar en eso?
¿Recuerdas todas esas conversaciones sobre religión que en lugar de compartir nuestras creencias, preferimos el silencio? ¿Recuerdas cuando hablaron mal de los misioneros y fingimos que ni siquiera los conocemos?
Cuando hablan incorrectamente sobre el Libro de Mormón y preferimos fingir que no los escuchamos o cuando vemos comentarios en línea que denigran la imagen de la Iglesia, pero que ignoramos, ¡estamos rechazando el fruto del árbol de la vida!
Todavía hay muchas otras formas de rechazar ese fruto y muchas otras ocasiones en las que no le prestamos la debida atención…
Cada vez que preferimos seguir nuestros propios pensamientos en lugar de escuchar las impresiones del Espíritu, estamos rechazando el fruto del árbol de la vida.
Los comentarios de nuestros amigos, compañeros de trabajo e incluso los miembros de nuestra propia familia pueden alejarnos del fruto, pueden hacernos sentir vergüenza y tentados a ocupar un lugar en el edificio grande y espacioso.
Nuestro amado presidente Monson dijo:
“Que siempre seamos valientes y estemos preparados para defender lo que creemos.
A veces estaremos rodeados de otras personas y, sin embargo, seremos la minoría o incluso seremos los únicos con un criterio distinto en cuanto a lo que es aceptable y lo que no lo es.
¿Tenemos el valor moral para defender nuestras creencias aunque tengamos que hacerlo solos?”
Nuestra invitación de hoy es la reflexión personal:
¿Hasta qué punto estamos siendo influenciados por las voces del mundo? ¿Nuestras decisiones nos llevan más cerca o más lejos del árbol de la vida?
¿Podríamos responder con firmeza que tenemos el coraje moral de defender firmemente nuestras creencias, incluso si tenemos que estar solos?
“Escogeos hoy a quién sirváis.” (Josué 24:15)
Este artículo fue escrito originalmente por Inae Leandro y fue publicado originalmente por maisfe.org bajo el título “Você se envergonharia de comer o fruto da árvore da vida?”