Durante una noche muy significativa, Heber C. Kimball y otras personas vieron una señal de los últimos tiempos en los cielos. Fueron testigos de esta señal en el preciso momento en que el ángel Moroni entregó las planchas del Libro de Mormón al Profeta José Smith, el 22 de setiembre de 1827. El hermano Kimball cuenta la historia:
Había ido a dormir cuando John P. Greene, que vivía a cien pasos de mi casa, vino y me despertó. Me llamó para que saliera y contemplara el paisaje en el cielo. Me levanté y llamé a mi esposa y a la hermana Fanny Young (hermana de Brigham Young), que estaba viviendo con nosotros y salimos al aire libre.
Fue una de las noches más hermosas a la luz de las estrellas. La noche era tan clara que podíamos ver para recoger un alfiler. Miramos hacia el horizonte oriental y vimos que una neblina blanca se elevaba al cielo. A medida que ascendía, tomaba la forma de un cinturón y hacía ruido como el sonido de un viento poderoso y avanzó hacia el sudoeste, formando un arco regular que se sumergía en el horizonte occidental. Después de que se formó el arco, comenzó a deshacerse y hacerse más claro y transparente, de un tono azulado. Se hizo lo suficientemente amplio como para contener a doce hombres juntos.
Dentro de este arco, avanzaba un ejército, comenzando desde el este y marchando hacia el oeste. Siguieron marchando hasta llegar al horizonte occidental. Avanzaban en pelotones y caminaban tan cerca que las filas de atrás caminaban al ritmo de los líderes de sus tropas, hasta que todo el arco estuvo lleno de soldados.
Podíamos ver claramente los mosquetes, las bayonetas y las mochilas de los hombres, que llevaban gorras y plumas como las que usaron los soldados estadounidenses en la última guerra con Gran Bretaña. Asimismo, vimos a sus oficiales con sus espadas y equipos; escuchamos el choque y tintineo de sus implementos de guerra y pudimos descubrir las siluetas y rasgos de los hombres.
Hubo mucho orden en todo el ejército, cuando el hombre de adelante caminaba, todos los hombres caminaban al mismo tiempo, podía escuchar los pasos. Cuando la primera fila llegó al horizonte occidental, comenzó la batalla mientras podíamos escuchar con claridad el sonido de las armas y cómo corrían.
Ningún hombre podía juzgar mis sentimientos en el momento en que vi a ese ejército de hombres, de manera tan clara como siempre vi ejércitos de hombres en persona. Parecía como si cada cabello de mi cabeza estuviera vivo. Contemplamos ese panorama durante horas, hasta que comenzó a desaparecer.
Después de que me familiaricé con la religión de los Santos de los Últimos Días, me enteré de que este evento sucedió la misma noche en que José Smith recibió los registros del Libro de Mormón del ángel Moroni
John Young, padre, y la esposa de John P. Greene, Rhoda, también fueron testigos.
Mi esposa, asustada por lo que vio, dijo, “Padre Young, ¿Qué significa todo esto?”
“¿Por qué?, es una de las señales de la venida del Hijo del Hombre”, respondió de una manera alegre y satisfecha.
La siguiente noche, los vecinos observaron un panorama similar, que representaba ejércitos de hombres que estaban comprometidos en la batalla.
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A principios del siglo XIX, Parley P. Pratt observó una señal aérea e inusual que tiene un significado importante para los Santos de los Últimos Días investidos. Este futuro apóstol describe lo que presenció en su obra autobiográfica:
Estaba visitando un pueblo singular llamado Shakers, en New Lebaton, a unas siete millas del Van Cott de mi tía, y regresaba esa distancia a pie, durante una hermosa noche de setiembre [1830]
El cielo estaba despejado, las estrellas brillaban de una manera muy hermosa y toda la naturaleza parecía reposar en silencia mientras seguía mi camino solitario. Meditaba profundamente sobre las predicciones de los santos profetas, las señales de los tiempos, el próximo advenimiento del Mesías para reinar sobre la tierra y las revelaciones importantes del Libro de Mormón. Mi corazón rebosaba de gratitud a Dios por haber abierto los ojos de mi entendimiento para recibir la verdad y sentía pesar por la ceguera de aquellos que rechazaron fácilmente [el Libro de Mormón], cuando la repentina aparición de una luz brillante despertó mi atención. Esa luz que brillaba a mi alrededor era más brillante que el sol.
Levanté la mirada para indagar de dónde venía la luz, cuando percibí que una larga cadena de luz se extendía en los cielos, era muy brillante y de un color rojo intenso. Al principio se mantuvo inmóvil en una posición horizontal. Al doblarse en el centro, ambos extremos se aproximaban entre sí con un rápido movimiento para formar un cuadrado exacto.
La larga cadena de luz permaneció en esa posición durante un tiempo, quizá un minuto y, luego, los extremos se aproximaron con la misma rapidez. Nuevamente, dejó de moverse, se quedó inmóvil, tal vez por un minuto, en forma de una brújula. Luego, comenzó un tercer movimiento de la misma manera y se cerró como una brújula, todo formó una línea recta como una cadena doble. Otra vez, se detuvo por un minuto y, luego, desapareció.
Caí de rodillas en la calle y le agradecí al Señor por tal maravillosa señal de la venida del Hijo del Hombre.
Algunas personas pueden reírse de esto y decir que todos estos movimientos exactos fueron una casualidad. Pero, en mi opinión, en el momento en el que pude creer que las letras del alfabeto se formarían por casualidad y se ubicarían para deletrear mi nombre, podría creer que estas señales (conocidas solo por los sabios) pudieron haberse formado y presentado por casualidad.
Ya sea que se presenten arriba en los cielos o abajo en la tierra, las señales de los tiempos se han diseñado para reafirmar que son los últimos días de decisión y que las circunstancias del futuro, incluso los destinos eternos, dependerán de si escogemos permanecer con los justos o caer con los inicuos, “Y acontecerá que el que me teme estará esperando que llegue el gran día del Señor, sí, las señales de la venida del Hijo del Hombre” (DyC 45:39).
Esta es una traducción del extracto del libro “Prophecies: Signs of the Times, Second Coming, Millennium” de Matthew B. Brown que fue publicado en ldsliving.com con el título “The Heavenly Sign Heber C. Kimball Saw the Night Joseph Smith Received the Golden Plates”.