Nunca olvidaré a una familia que conocí cuando era adolescente. Crecí en un hogar maravilloso, pero tengo que admitirlo: esta familia era más maravillosa.
Por supuesto, no eran perfectos, pero por más cursi que suene, esta familia era tan sana y cariñosa que parecía sacada de una comedia de los sesenta.
Me encantaba que el padre fuera amable y sensato; la madre cariñosa, doméstica y sin pelos en la lengua. Me encantaba su diversión familiar, sencilla e inocente.
Mi familia era similar a esta familia, pero de una manera particular, éramos diferentes.
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Esa diferencia radicaba en el nivel del Espíritu presente en ese hogar. Su nivel era “fuera de serie”.
Podías sentir el Espíritu con mucha fuerza cuando entrabas por la puerta. No era miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando conocí a estos miembros.
No sabía qué era exactamente “el Espíritu”, pero podía sentirlo. En ese momento no podía definirlo, pero sentí esa “paz que sobrepasa el entendimiento”. Era felicidad a fuego lento. Era sublime.
Otro ejemplo con respecto a sentir el Espíritu es el de una amiga Santo de los Últimos Días que me contó que salía con un chico que no era miembro de la Iglesia mientras estaba en la escuela secundaria.
Cuando terminaron, el chico le dijo:
“Te extrañaré, pero creo que lo que extrañaré aún más es la sensación en tu hogar. Nunca olvidaré ese sentimiento”.
Ese sentimiento era, lo adivinaste, ¡el Espíritu!
Mi esposo y yo nos hemos esforzado por vivir según el Espíritu a medida que criamos a nuestros hijos.
Esperábamos que “ese sentimiento” también estuviera en nuestra casa. ¿Fue así? Parece que nunca lo sabes completamente.
Es difícil, “los árboles no dejan ver el bosque”. Estás tan sumergido en la vida de tu familia que puedes llegar a sentir que te falta perspectiva.
Recibí una nueva perspectiva cuando, un día, una nueva amiga llegó a nuestra casa por primera vez.
Ella parecía sorprendida e inmediatamente preguntó, “¿Qué está pasando? ¿Qué es este sentimiento en tu casa? ¡Siento como si mi presión arterial acabara de bajar!”
El apóstol Joseph B. Wirthlin, en su discurso “Hogares y familias espiritualmente fuertes”, analizó la necesidad de hogares fuertes.
Citó un informe titulado “la crisis de la niñez”, que decía:
“Las escuelas que una vez consideraron el hablar en clase como una ofensa capital, ahora controlan entre los niños el uso de armas, los interrogan sobre drogas…
Una buena educación pública, calles seguras y cenas familiares, con ambos padres, parecen antiguos recuerdos de un distante pasado…
Los padres de aproximadamente 2,750 niños se separan o se divorcian cada día…
Cada día más de 500 niños de entre los 10 y 14 años empiezan a utilizar drogas ilegales, y más de 1 000 empiezan a beber alcohol.
Cerca de la mitad de los estudiantes de enseñanza media abusan de las drogas o [se involucran en acciones inmorales]”.
Luego, añadió algo inolvidable:
“Estas como muchas otras enfermedades de la sociedad actual tienen sus raíces en la desintegración de la familia”.
Continuó diciendo:
“Si Satanás debilita o destruye la relación de amor entre los miembros de la familia, puede causar más sufrimiento e infelicidad a más gente que lo que podría hacer de cualquier otra forma”.
Michael J. Fox, un actor, lo expresó de esta manera:
“La familia no es algo importante, lo es todo”.
El élder Wirthlin sabía una o mil cosas sobre el trabajo y las recompensas de las familias fuertes. Quizás, lo resumió mejor cuando dijo:
“Es en el hogar donde se pueden curar la mayoría de las enfermedades de la sociedad.
El hacer que nuestros hogares sean fortalezas de rectitud para protegernos del mundo requiere de nosotros trabajo y diligencia constantes.
Se pueden detener las tormentas de la maldad a la entrada de nuestros hogares”.
Así, cuando otras personas ingresen a estos hogares llenos del Espíritu, podrán verse envueltas en el calor y la luz del Espíritu.
Luego, podrán tomar esa inspiración para iluminar sus propios hogares.
¿Te imaginas lo cálido y reconfortante que podría llegar a ser el mundo? ¿Cómo haces que se sienta el Espíritu en tu hogar? ¡Cuéntanos en los comentarios!
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Mary Bell y fue publicado en latterdaysaintmag.com con el título “Striving for a Spirit-Filled Home”.