A lo largo de las Escrituras, Satanás recibe muchos nombres: adversario, tentador, acusador, dragón, pero uno de los más conocidos es “la serpiente”

Desde el relato del Jardín de Edén, esa imagen ha quedado grabada en la mente de todos los creyentes. Sin embargo, ¿fue realmente un animal quien tentó a Eva o se trata de un símbolo con un mensaje más profundo?

La serpiente como símbolo

El símbolo de la serpiente no representa una forma literal, sino una metáfora de las cualidades que identifican al enemigo de Dios. Imagen: Reddit

En la Biblia, los símbolos no se eligen al azar. Así como el Espíritu Santo descendió “en forma de paloma” cuando Cristo fue bautizado, la serpiente también tiene un propósito simbólico. El profeta José Smith explicó:

“La señal de la paloma fue instituida antes de la creación del mundo como testimonio del Espíritu Santo, y el diablo no puede venir con la señal de una paloma.”

Eso nos enseña que Dios usa signos sagrados para revelar verdades espirituales, y que el adversario intenta imitarlos, aunque nunca puede hacerlo completamente. 

Por eso, el símbolo de la serpiente no representa una forma literal, sino una metáfora de las cualidades que identifican al enemigo de Dios.

¿Por qué una serpiente?

Los espíritus, incluido Satanás, no toman forma de animales literalmente. Imagen: Canva

El élder Bruce R. McConkie escribió que el nombre es “excelente, porque indica astucia, engaño y una habilidad sutil para confundir”. 

En otras palabras, la serpiente representa la manera en que Satanás actúa: sin fuerza, pero con manipulación. No necesita gritar para tentar, lo hace con susurros y medias verdades.

Además, la Primera Presidencia enseñó que “Dios creó al hombre a Su imagen, tanto en espíritu como en cuerpo”. 

Por lo tanto, los espíritus, incluido Satanás, no toman forma de animales literalmente, sino que se describen con símbolos para transmitir enseñanzas espirituales.

Cuando el mismo símbolo representa el bien

En el Antiguo Testamento, Moisés levantó una serpiente de bronce para que los israelitas fueran sanados al mirarla. Imagen: Judith Mehr

Curiosamente, la serpiente no siempre fue un símbolo negativo. En muchas culturas antiguas representaba sabiduría, renovación o incluso vida eterna. 

De hecho, en el Antiguo Testamento, Moisés levantó una serpiente de bronce para que los israelitas fueran sanados al mirarla (Números 21:9). Más tarde, Cristo usó esa misma imagen para explicar Su sacrificio:

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (Juan 3:14).

Esto nos recuerda que incluso los símbolos más antiguos pueden redimirse en Cristo. La diferencia no está en la figura, sino en quién la representa, ya que el enemigo usa los símbolos para confundir, y el Salvador los usa para sanar.

Con el tiempo, el adversario distorsionó símbolos divinos como la serpiente, intentando usurpar lo que representa poder y divinidadPero así como José Smith enseñó que el diablo no puede tomar la señal de la paloma, tampoco puede apropiarse del poder redentor que simboliza el Cristo.

Por eso, cuando el libro de Apocalipsis se refiere a Satanás como “el dragón, la serpiente antigua”, no está describiendo su forma, sino su papel como corruptor de lo sagrado, aquel que intenta imitar sin poder crear.

Un recordatorio de humildad y elección

Imagen: Reddit

Tras la caída, la serpiente fue condenada a “arrastrarse sobre su vientre y comer polvo”. Más allá del detalle literal, esta maldición representa humillación y derrota espiritualEs una manera de enseñarnos que el orgullo siempre termina arrastrado por su propio peso, mientras que la obediencia y la humildad elevan.

En la doctrina de la Iglesia, este relato no se interpreta de forma literal, sino como una lección sobre la libertad, la tentación y la redención

Satanás no aparece como un animal, sino como un ser espiritual que eligió rebelarse. Y en ese contraste, nosotros aprendemos a ejercer nuestro albedrío y reconocer las voces que nos acercan o alejan de Dios.

La serpiente no define la forma del enemigo, sino su manera de actuar. Es el símbolo de la astucia que se disfraza de verdad, del orgullo que busca imitar la gloria divina. Pero también nos recuerda que ninguna falsificación del adversario puede igualar el poder redentor de Cristo.

Fuente: Ask Gramps 

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