El año pasado tuve la indudable impresión de tener que empezar a servir en el Templo
Estuve aterrorizada.
En ese momento, me encontraba viendo a un terapeuta debido a mi ansiedad. No estaba muy contenta con la impresión que recibí porque el asistir al templo sólo aumentaba mi ansiedad. Sin embargo, después de mucha oración, me reuní con mi obispo y comencé aquel proceso.
He aprendido muchas cosas desde que me convertí en obrera en el templo. Ha sido una experiencia realmente increíble que ha bendecido inmensamente mi vida.
En caso de que también estés considerando servir en el templo, pensé en hacer una lista de cosas que desearía haber sabido antes. ¡Espero que te ayude!
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1. No tienes que ser perfecto
Deshazte de la idea de que tienes que ser un obrero u obrera perfecta. ¡Cometerás errores, y eso está bien! Los otros obreros y obreras son muy comprensivos. Ten paciencia contigo mismo.
Conozco hermanas que todavía confunden algunas palabras incluso después de servir en el templo durante muchos años. ¡No hay nada de malo en empezar de nuevo! Pasa todo el tiempo. No te desanimes.
2. Hay un plan para todo
Bueno, ahora te compartiré algo personal. Tengo emetofobia. La razón por la que veo a un terapeuta es por mi miedo al vómito. Sé que suena tonto, pero es verdad. El templo me causaba mucho estrés porque me sentía atrapada.
Pensaba que no podría dejar una sesión de investidura si es que me sentía mal. Entraba en pánico al persar que no había un basurero cerca de mí en caso de emergencia. Mi ansiedad estaba tratando de mantenerme alejada del templo.
Sin embargo, ¡hay un plan para cada situación! Hay baños justo afuera de las salas de investidura que yo no conocía. Los obreros del templo saben qué hacer si necesitas dejar por un momento la asignación que tienes en ese momento. ¡No hay nada de que preocuparse!
Hubo muchos lugares y cosas que calmaron mis nervios. Si el templo te causa estrés, ¡espero que mis palabras te den consuelo! Estarás bien.
3. Dios te va a ayudar
No soy una persona madrugadora. Despertar a las 5:00 de la mañana sonaba como lo peor, pero era el único turno que encajaba en mi horario. Empecé a preguntarme si sería capaz de lograrlo. Si estás en el mismo barco que yo, ¡no temas!
Me sorprendió la energía que sentía al empezar mi día tan temprano. ¡El Padre Celestial me ayudó mucho, y sé que Él hará lo mismo por ti!
Si estás luchando por encontrar el tiempo que sea bueno para ti, ora.
“Cuando haces tu parte, el Señor agrega Su poder a tus esfuerzos.” – Henry B. Eyring
4. La vida fuera del templo mejorará
¡Tengo otra historia para ti! Justo esta última semana, fui a almorzar a la cafetería del templo en mi día de servicio. Cuando me acerqué a la ventana para pagar, la hermana me preguntó si me gustaría un sándwich de desayuno gratis. Pues, SÍ.
Más tarde esa misma noche, cuando fui a la tienda de comestibles, estaban regalando fresas bañadas en chocolate. Estuve en el cielo.
Esto suena tonto, pero esas fueron bendiciones muy buenas en mi opinión. ¿Tal vez es porque me encanta demasiado la comida? No lo sé. Lo que sí sé es que mi trabajo, la escuela y mis relaciones con los demás han mejorado mucho desde que me convertí en obrera del templo.
¡Ha sido asombroso!
5. Harás amigos inesperados
A través de mi servicio en el templo, he conocido a muchas personas de diferentes. Nuestra clase social se queda afuera del templo, todos nos encontramos en el mismo nivel. Somos hijos de Dios tratando de acercarnos más a Él.
Me he hecho amiga de abuelitas, jóvenes adultas solteras y todo tipo de mujeres. No importa quiénes son, están sirviendo al Señor. Aprender de ellas ha sido una gran bendición.
Prepárate para tener amistades eternas con personas que nunca hubieras pensado. ¡Te ayudarán a cambiar para mejor!
6. Obtendrás un amor más profundo por los miembros
He quedado impresionada con los miembros que asisten al templo. Mi amor por ellos ha aumentado cada semana. Es difícil explicar cuánto se preocupan los obreros y obreras del templo por aquellos a quienes sirven.
Servir en el templo me ha dado una pequeña perspectiva de algunas de las vidas de quienes vienen a adorar. Oro por ellos a menudo. Un obrero del templo realmente quiere lo mejor para todos los que visitan la casa del Señor.
Sin embargo, el amor que siento no sólo ha crecido para quienes asisten el templo. He obtenido un mayor respeto por todos los miembros de la Iglesia. Me he dado cuenta de que todos hacemos lo mejor que podemos. Todos merecen nuestra paciencia, amor y respeto.
7. Los milagros son reales
Muy bien, aquí está mi última historia. Hubo una vez cuando mi esposo y yo estuvimos buscando un nuevo departamento.
Amamos a nuestro barrio actual y durante algunas semanas, le preguntamos a los miembros del barrio si sabían de un apartamento en el que pudiéramos vivir. Casi todas las personas nos dijeron que buscáramos a la hermana K.
Buscamos y buscamos, pero nunca pudimos encontrar a la hermana K. Después de un par de semanas, quedamos bastante desanimados. ¡Ella no estaba por ningún lado!
Un día, mientras servía en el templo, estaba de pie junto a una hermana que estaba sentada. Eché un vistazo a su tarjeta personal e inmediatamente noté que la dirección de su casa estaba justo al lado de mi casa.
Me incliné y le pregunté si estaba en mi barrio. ¡Ella me miró y se alegró! Ella se presentó y ¿adivina quién era? ¡Era la hermana K! Le dije que queríamos ver su apartamento y dos semanas después, nos mudamos. ¡Fue un GRAN milagro!
He escuchado innumerables historias de otras obreras en el templo sobre milagros que también han presenciado. ¡Te prometo que también los tendrás!
Servir en el templo ha sido una gran bendición en mi vida. ¡La mayoría de los templos necesitan más voluntarios! Entonces, por favor ve y habla con tu obispo si es que tienes la posibilidad de servir. Serías de gran ayuda.
¿Sirves en el templo? Si es así, ¡cuéntanos algo que hayas aprendido!
Este artículo fue escrito originalmente por Brooklyn Gittins y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “7 Things I Wish I Knew Before Working in the Temple”