Durante el seminario para nuevos líderes de misión, el Segundo Consejero de la Primera Presidencia, el élder Henry B. Eyring, habló sobre la importancia de saber que nunca estamos solos al servir en la obra del Señor.
El apóstol habló sobre las 135 parejas nuevas de líderes de misión y sus diversas experiencias de vida y circunstancias, y cómo esto puede tener un gran impacto en su nuevo llamamiento.
“Tal vez haya ocasiones en las que puedan pensar que su llamamiento está más allá de su capacidad. He pasado por esos momentos y aprendí lo importante que es quitarse esos pensamientos rápidamente. Si les permiten continuar, crecerán y luego su poder para servir disminuirá. Esto será muy peligroso tanto para sus misioneros como para ustedes y para mí”.
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El presidente Eyring compartió una impresión que impregna su mente y corazón cuando tiene dudas sobre un llamamiento que recibe del Señor.
“Esta es la simple declaración: Ustedes y sus misioneros nunca están solos en la obra del Señor”.
Él habló acerca de cómo la seguridad de que alguien tiene la capacidad para cumplir con un llamamiento sagrado proviene del Señor y cómo lo más importante es “la forma en que nuestros corazones cambian por nuestra fe y obediencia. Solo Dios lo sabe”.
El presidente Eyring también enseñó que en la obra del Señor, la ayuda del Espíritu Santo llega solo después de que un siervo ofrece todo lo que tiene para ofrecer.
Para un presidente de misión y su compañera, “esto puede significar el final de un largo día, cuando llaman a un misionero que los necesita. El Espíritu Santo nos purifica y transmite la aprobación del Señor”.
Asimismo, recordó lo que aprendimos de la Alegoría de los Olivos en Jacob 5, que nos recuerda la alegría que podemos sentir al servir al lado del Señor en Su viña.
“No solo he visto con los ojos de la fe que no trabajé solo, sino que el Señor y otros siervos fueron muy generosos al permitirme compartir la alegría de mis pequeños esfuerzos”.
Fuente: Church News