“Pensé que también yo podría orar para saber si debía servir en una misión. Sería una buena historia para contarle a mis futuros investigadores, ¿verdad?”
Algunas respuestas parecen tan obvias que ni siquiera nos molestamos en preguntar. En el 2012, cuando se redujo la edad mínima para el servicio misional de las hermanas, nunca se me ocurrió preguntar si debía o no servir una misión. ¡Por supuesto que lo iba a hacer!
Así que empecé a prepararme. Asistía a las clases preparación misional todos los domingos. Estudiaba “Predicad Mi Evangelio”. Ahorré dinero.
También te puede interesar: “4 recordatorios de cuánto te aman nuestro Padre Celestial y Jesucristo”
Mirando atrás, me doy cuenta de que había una cosa importante que le faltó en mi preparación: Mi Padre Celestial. Si hubiera sido inteligente, me habría tomado muy en serio el consejo que se encuentra en Proverbios 3: 5-6.
“Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
En cierto sentido, me estaba “desviando” del camino, estaba confiando únicamente en lo que quería y en lo que me parecía correcto. Continué así hasta el final de mi primer semestre de la universidad.
Como estaba en la Universidad Brigham Young, me pareció que al menos el 80 por ciento de mis compañeros de clase ya tenían sus llamamientos o estaban enviando sus papeles.
A medida que escuchaba más y más a mis compañeros compartir sus testimonios sobre la convicción que tenían de que servir una misión era la decisión correcta, pensé que también yo podría orar para saber si debía servir en una misión. Sería una buena historia para contarle a mis futuros investigadores, ¿verdad?
Así que oré e hice la pregunta, creyendo que iba a tener una experiencia espiritual poderosa que literalmente cambiaría las vidas de las personas en la misión en la que serviría.
La abrumadora sensación de que servir en una misión no era la decisión correcta para mí me dejó atónita. Estaba confundida y asumí que estaba confundiendo algunas impresiones o que mi respuesta era de alguna manera estaba incorrecta. Quiero decir, servir una misión es algo bueno, ¿verdad? ¿Cómo es que “no” era la respuesta correcta?
Honestamente me molesté un poco con la respuesta. Había pasado horas en mi preparación para servir en una misión. Si una misión que no era para mí, ¿por qué me estaba enterando de eso ahora?
Atormenté mi cerebro con las posibles razones por las que no debía servir en una misión. Definitivamente no estaba pensando en casarme en un futuro cercano, así que descarté esa opción. No tenía ningún problema de salud. Por más que lo intentara, no podía pensar en una sola razón por la que no debería servir.
Estaba impaciente tratando de alinear el tiempo del Dios y Su forma de trabajar con mis propias necesidades. Debo decir que esto no me llevó a ningún lado.
En el transcurso de unas pocas semanas, llegué a aceptar la respuesta que recibí, incluso si no la entendía en absoluto.
Mirando hacia atrás, entiendo que si hubiera seguido con mi plan original, mi vida sería muy diferente a la que es hoy. Estoy agradecida de que nuestro Padre Celestial nos ame lo suficiente como para cambiar nuestros planes por un plan mucho mejor.
Hay una cita muy conocida que dice:
“La vida es aquello que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes.” – Allen Saunders
Me gustaría proponer que la “vida” en esta cita puede referirse a la vida auténtica y significativa que podemos vivir cuando dejamos de ser tercos y simplemente aceptamos el plan que Dios tiene para nuestras vidas.
Por supuesto, ese plan no siempre es lo que nosotros tenemos planeados, pero sí creo que hay satisfacción que se obtiene al vivir de manera genuina y auténtica, incluso si las circunstancias son extremadamente difíciles.
Entonces, la próxima vez que ya “sepas” cómo se verá tu plan de vida, o que otras personas intenten decirte cómo debería ser, tómate un momento para pensar e involucrar al Padre Celestial en tus decisiones.
Desde Su punto de vista, la perspectiva es mucho mejor, por lo que es probable que tengas que hacer algunos cambios en lo que sea que estés planeando. Y si esos ajustes no son lo que estás esperando, aprender a aceptarlos, te traerá más felicidad de la que hubieras tenido con tu plan original.
Este artículo fue escrito originalmente por Sydnee Gonzales y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “I Prayed About a Mission and the Answer was No!”