“No encuentras un matrimonio feliz, lo construyes”. – David A. Bednar
Cuanta razón tuvo el élder David A. Bednar cuando pronunció esas palabras.
El matrimonio es una bendición y se construye cada día para alcanzar la felicidad eterna, pero si te faltan estas 4 cosas, se puede destruir y convertirse en una pesadilla.
Aprender a pedir perdón
Si no te gusta pedir perdón, no te cases.
En el matrimonio vas a descubrir cómo es verdaderamente esa persona. La vas a ver todos los días y te darás cuenta de sus defectos.
Algunos de ellos pueden llegar a lastimarte sin que sea la intención de la otra persona y eso también podrías causarlo tú.
Entonces, llegará el momento de pedir perdón por las malas actitudes. Pero, si no sabes reconocer tus errores, eso debilitará poco a poco su unión y en el momento menos pensado, la bomba podría explotar.
“Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la arrogancia de espíritu”. (Proverbios 16:18)
Proverbios nos dice que el orgullo precede la destrucción. La soberbia puede destruir el matrimonio. Entonces, si no sabes reconocer tus errores o pedir perdón y planeas casarte, este es un buen momento para comenzar a trabajar en esa debilidad.
Validar la felicidad de los demás
Si solo vas a pensar en tu felicidad, no te cases.
“El amor verdadero florece cuando nos importa más la otra persona que nosotros mismos”. – Jeffrey R. Holland
Amar de verdad significa procurar la felicidad del otro.
En el matrimonio vas a aprender a dejar de ser egoísta. Cuando te casas, tu cónyuge y tú se convierten en una sola persona y comienzan a tomar decisiones en conjunto por el bien de su amor.
En el matrimonio aprendes a cambiar las cosas que solo te hacen feliz a ti por aquello que les da felicidad a ambos. Y, eso no significa un sacrificio, simplemente nace de ti por el amor que sientes por tu cónyuge.
Entonces, si eres una persona que se centra mucho en su propia felicidad y no en la de sus semejantes, tienes tiempo para reflexionar y pulir ese aspecto de ti para que cuando te cases, tu matrimonio pueda progresar.
Renunciar a tus debilidades
Si no quieres renunciar a tus debilidades, no te cases.
“Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos”. – Éter 12:7
El Señor nos dio debilidad para hacernos humildes, para aprender a reconocer que no somos perfectos y que hay mucho que debemos mejorar.
Si no comenzamos a trabajar en nuestras debilidades, no podremos cumplir nuestras metas, progresar ni alcanzar el potencial que Dios nos dio.
Es necesario renunciar a aquello que nos atrasa y no nos permite vivir a la altura de nuestra creación.
Cuando te casas, aprendes a cambiar ciertos hábitos para que la convivencia sea más sencilla, cómoda y feliz. Tienes que renunciar a tus debilidades no solo por tu cónyuge, sino por las generaciones que vendrán gracias a ti. No creo que quieras que tus descendientes repitan tus errores por los siglos y los siglos.
Entonces, si estás pensando en casarte, renunciar a tus debilidades es un buen lugar por donde comenzar a prepararte para el matrimonio.
Asumir tus errores
Si no asumes tus errores, no te cases.
“Sé humilde para admitir tus errores, inteligente para aprender de ellos y maduro para corregirlos”. – Anónimo
Creo que en el matrimonio aprendes a aplicar los atributos de Cristo. Debes ser paciente, manso y humilde para reconocer aquello que debes mejorar para no dañar el amor entre tu cónyuge y tú.
No solo debes reconocer tu error y pedir disculpas, sino que también debes desarrollar la capacidad para aprender de ellos y ejercer la suficiente madurez para no repetirlos.
No es una tarea sencilla, pero es necesaria para alcanzar la felicidad con esa persona que amas.
El amor es bonito, casarte es una bendición, vivir con la persona con la que quieres formar una familia es una gran satisfacción, pero siempre se requerirá esfuerzo y madurez de nuestra parte para que nuestro matrimonio sea duradero.
Entonces, si estás pensando en casarte y te cuesta reconocer tus errores, es el momento de comenzar a madurar por amor a esa persona, para no lastimarla con tus acciones.
El matrimonio requiere muchas cosas más que irás descubriendo a medida que pasen los días.
Pero, lo que es un hecho es que vas a tener que esforzarte, madurar, ser humilde y renunciar a todo aquello que no aporta nada bueno. Esto para construir un matrimonio feliz, como dijo el élder Bednar.
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