Muchos se han preguntado si los niños con síndrome de Down o con otras discapacidades pueden ser bautizados en la Iglesia de Jesucristo.
Para responder esta duda, debemos recordar porqué es necesario que nos bauticemos.
El bautismo es una ordenanza que nos limpia del pecado. Toda persona que tiene fe en Jesucristo y se ha arrepentido de sus faltas y errores puede ser bautizada por aquellos que poseen la debida autoridad.
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Es por esta misma capacidad para cometer pecados que existe una edad de responsabilidad. Es a partir de los 8 años que comenzamos a rendir cuentas ante el Señor sobre nuestras acciones.
“Y sus hijos serán bautizados para la remisión de sus pecados cuando tengan ocho años de edad, y recibirán la imposición de manos”. –DyC 68: 27
Toda persona que se encuentre fuera de este grupo de edad debe ser bautizada para entrar en el reino de los cielos. Aquellos que no se encuentran en ella, como los niños pequeños, no necesitan el bautismo.
Asimismo, existen personas que, independientemente de su edad, no tienen este tipo de responsabilidad en sus acciones y son salvos en el reino celestial de Dios por el gran sacrificio expiatorio del Salvador en el mismo sentido que los que mueren antes de la edad de responsabilidad.
“Pero he aquí, os digo que los niños pequeños son redimidos desde la fundación del mundo, mediante mi Unigénito; por tanto, no pueden pecar, porque no le es dado poder a Satanás para tentar a los niños pequeños, sino hasta cuando empiezan a ser responsables ante mí”. -DyC 29: 46-47
Si una persona llena de inocencia, en este caso con síndrome de Down, desea ser bautizada, la decisión sobre tal asunto no recae en la persona ni en la familia o los amigos, mas sobre el obispo del barrio de la persona en cuestión.
Como padres, podemos instruir a nuestros hijos sobre las enseñanzas de Jesucristo y los convenios del bautismo. Y si es su deseo, consultarlo con el obispo para que puedan participar de la ordenanza.
Debemos recordar que si la discapacidad de un niño limita su capacidad intelectual, entonces no sería responsable de sus acciones y no necesitaría las ordenanzas de salvación y por ende, no sería necesario para ellos el bautismo.
“… Todos los niños pequeñitos viven en Cristo […]. Porque el poder de la redención surte efecto en todos aquellos que no tienen ley […]; y para tal el bautismo de nada sirve”.– Moroni 8:22
Dentro de la gama de discapacidades, existen personas con discapacidades que están por encima del nivel mental de ocho años y se les puede bautizar y confirmar si llegan a ser responsables de sus actos (Manual 1, 16.3.5).
Una vez más, de tener el deseo, se puede consultar con el obispo para ayudar a tomar una decisión inspirada.
La hermana Katie Steed compartió la experiencia que tuvo con su hijo con síndrome de Down en la Liahona de Junio de 2020:
“Después de toda nuestra preparación, todas nuestras lecciones en casa y en la Primaria, comencé a hacerle preguntas a David que yo sabía que le harían en su entrevista bautismal.
A veces sus respuestas demostraban comprensión, pero otras veces no sabía qué responder. Me pregunté si estábamos haciendo lo correcto.
Finalmente, el Espíritu le susurró a mi corazón: “¿Por qué no le preguntas a David lo que él piensa?”.
Me volví hacia David y le pregunté: “David, ¿quieres ser bautizado?”.
Me miró directamente y dijo: “¡Sí!”.
Cuando le pregunté por qué quería ser bautizado, dijo: “Para ser como Jesús”.
Me embargó un sentimiento de paz y orientación. Supe en ese momento que, incluso si David no entendía todas las preguntas a la perfección, estaba listo para ser bautizado y confirmado.
Él sabía lo que necesitaba saber y, lo más importante, tenía, a sabiendas, el deseo de entrar en el reino de Dios mediante el bautismo”.
David fue bautizado y confirmado miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Él eligió seguir a Jesús y entrar en las aguas del bautismo, y con la ayuda de su obispo y la preparación de su madre tuvo la oportunidad de participar de esta ordenanza.
Cuando los líderes y los miembros siguen con amor el ejemplo del Salvador de ayudar a los demás a sentirse incluidos, los miembros con discapacidades y sus familias podrán sentir ese amor y comprenderán el importante lugar que ocupan dentro de la Iglesia de Cristo.
Entonces, el bautismo no es un requisito para los niños o personas con síndrome de Down, sin embargo, si ese deseo está presente en aquellas personas, pueden ayudarles, sostenerlas y de ser el caso, consultarlo con su obispo.