La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se distingue por su enfoque fuerte y persistente en la familia. Sin embargo, es posible que la maravillosa doctrina de que las familias pueden ser eternas, se vuelva agonizante para muchos miembros, que aún no se casan, o se casaron, pero se divorciaron o ahora son viudos.
El Presidente James E. Faust, que sirvió en la Primera Presidencia de la Iglesia, entendió esto y dijo:
“Nos conmueve profundamente y nos preocupa el detectar un común denominador en las manifestaciones de muchos de nuestros miembros solteros, ya que para algunos de ellos la soledad y el desaliento son su más constante compañía. Una gran persona que cuenta con un buen obispo, un buen hogar, un buen maestro orientador, un buen trabajo y circunstancias cómodas, dijo: ‘No me faltan cosas que hacer, sino alguien que las haga conmigo’. Eso es algo que nos preocupa enormemente, dado que al menos un tercio de los miembros adultos de la Iglesia están solteros” (“Sean todos bienvenidos”, Liahona , agosto de 2007).
Cómo los solteros pueden vencer la soledad
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En el mismo discurso, el Presidente Gordon B. Hinckley ofreció una especie de antídoto contra la soledad y compartió el siguiente consejo:
“Creo que, para la mayoría de nosotros, la mejor medicina para la soledad es el trabajo y el servicio en beneficio de los demás. No minimizo sus problemas, pero no dudo en decir que hay muchas otras personas cuyos problemas son más serios que los suyos. Procuren servirles, ayudarles, animarles. Hay muchos jóvenes y jovencitas que fracasan en los estudios debido a la falta de un poco de atención personal y de ánimo. Hay mucha gente mayor que sufre, que vive en la soledad y con temor, a quienes una simple conversación llevaría un poquito de esperanza y esplendor”.
De hecho, una persona soltera puede encontrar tiempo para realizar muchas actividades de servicio, que serían más difíciles si estuviera casada.
Los miembros solteros pueden servir en todas las responsabilidades de un barrio y estaca, excepto como obispos o presidentes de estaca. Pueden usar su tiempo y talento, y ¡hacerlo muy bien!
Varios hombres y mujeres increíbles de las Escrituras estaban solteros y fueron instrumentos en las manos de Dios para promover el bien, entre ellos podemos mencionar: Nefi (que llevó a su familia a la tierra prometida), los guerreros de Helamán (que salvaron a la nación nefita) , Joseph F. Smith (que fue a predicar el Evangelio a la edad de 15 años), Rut (que cuando quedó viuda eligió quedarse con su suegra y se convirtió en un antepasado del Salvador), Pablo (en determinado momento de su ministerio fue soltero, pero siguió siendo un ejemplo de rectitud), etc.
Los solteros pueden asistir al templo, ser voluntarios en la comunidad, escribir cartas de aliento a los misioneros, etc. ¡Hay muchas oportunidades!
Los tipos de solteros de la Iglesia y lo que NO necesitan
Al hacer referencia a los miembros solteros, el Presidente Harold B. Lee (1899–1973) dijo en una oportunidad:
“Entre ustedes se encuentran algunos de los miembros más nobles de la Iglesia: los fieles, los valientes que se esfuerzan por vivir los mandamientos del Señor, por edificar el reino sobre la tierra y por servir a sus semejantes” (Fortalecer el hogar, folleto , 1973, p. 8)
El Presidente Faust agregó que los solteros de la Iglesia no necesitan la indiferencia y las etiquetas, necesitan amor:
Con demasiada frecuencia somos desconsiderados e insensibles con los sentimientos de estos espíritus selectos que hay entre nosotros. Un líder del sacerdocio bien intencionado, preocupado por una de estas selectas mujeres solteras cuyo corazón añoraba una vida más plena y menos solitaria, preguntó: “¿Por qué no se casa?”. A lo que la hermana respondió con buen humor: “Me encantaría, hermano, pero los maridos no crecen en los árboles” (…)
Resulta fácil tildar a alguien de soltero y no ser capaces de mirar más allá de esa clasificación. Los solteros son personas y desean que se les trate como a tales. No todos ellos están solos porque les guste. Seamos, como dijo el salmista: “Padre de huérfanos” y recordemos que “Dios hace habitar en familia a los desamparados” (Salmos 68:5–6). Todos pertenecemos a la familia de Dios y un día regresaremos a Él, a las mansiones que tiene preparadas para Sus hijos (“Sean todos bienvenidos”, Liahona , agosto de 2007)
La doctrina de las familias eternas también es para los solteros
El Presidente Faust también señaló que “aunque muchos adultos solteros de la Iglesia están muy acostumbrados a sus vidas y problemas, todavía necesitan la atención amorosa de la Iglesia y sus miembros para sentirse útiles y disfrutar del amor que Dios les tiene, de manera individual”. Asimismo, señaló:
“El hincapié adecuado y pertinente que la Iglesia hace en el hogar y en la familia suele provocar que algunos miembros solteros que no tienen ni compañero ni hijos se sientan excluidos”.
El Presidente Boyd K. Packer dijo lo siguiente a los miembros solteros de la Iglesia:
“Hablamos mucho sobre la familia y puede que alguna vez la amargura les lleve a decir: ‘Tanto hablar de las familias, pero si yo no tengo familia y…’. ¡Alto ahí! No terminen la frase diciendo: ‘Cuánto me gustaría que dejaran de hablar tanto de las familias’. Oren para que sigamos hablando de la familia, de los padres y las madres, de los hijos, de la noche de hogar, del matrimonio en el templo, del gozo de tener un buen cónyuge y de todo lo demás, pues todo eso también será de ustedes. Si dejáramos de hablar de ello, ustedes, y todos los demás, serían los más perjudicados”.
Con el perfecto esplendor de esperanza y el amor a Dios a todos los hombres, que obtenemos cuando guardamos los mandamientos, todos los que se sienten solos pueden confiar en que Dios cumple Sus promesas.
Encontrarán buenos amigos si permanecen fieles y, en su debido y mejor momento, recibirán todas las bendiciones de Dios, incluida una familia maravillosa y eterna.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Lucas Guerreiro y fue publicado en maisfe.org con el título “Como os solteiros na Igreja podem vencer a solidão e a falta de esperança”.