Hace poco tiempo tuve una cita con un joven nuevo. Era muy amable y educado, activo en la iglesia, atractivo y parecía tener un trabajo estable.
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“Entonces, ¿por qué no te quieres casar con él?” mi mamá preguntó más tarde, claramente frustrada por mi pobre informe de la noche. De acuerdo, quizá, no utilizó las palabras correctas, pero sé a qué se refería.
Intenté explicarle calmadamente lo que faltaba, que era que no sentía ningún tipo de conexión con el joven. Suspiró con decepción y dijo lo siguiente: “Eres demasiado exigente.”
No fue la primera vez que escuché esas palabras y no será la última. De hecho, a medida que cumplo más años, lo escucho como si cada año en que sigo soltera debiera estar acompañado de un correspondiente declive de expectativas.
Y, lo entiendo. Especialmente, en la comunidad mormona, las personas que permanecen solteras después de los 35 son una extraña anomalía que muchos parecen no entender. Cuando los humanos enfrentamos algo que no podemos entender, nos sentimos mucho mejor si podemos adjuntarle algún tipo de explicación. Escuché la pregunta: “¿Por qué sigues soltera?” y la respondí lo suficiente en nombre de otras personas que sé, que se preguntaban eso sobre mí. Es una pregunta que me he formulado a mí misma y tiene una respuesta complicada. Pero, en mi caso, ser “demasiado exigente” no solo es erróneo sino que también puede ser un poco ofensivo.
Supongo que los casados piensan que “ser demasiado exigente” es una de las explicaciones más amables que pueden dar sobre la persistente soltería de alguien. Una vez me dijeron en un ascensor (sin provocación), “Eres bonita, te casarás.” (Um, ¿gracias?) Entonces, supongo que decirme que soy demasiado exigente es más amable que decir que no soy lo suficiente atractiva para asegurar un compañero. Es mucho mejor decir amablemente que ya no puedo darme el lujo de esperar a alguien con quien realmente desee casarme.
El asunto es, conozco a solteros que son demasiado exigentes. Una obsesión exagerada con la perfección física o la necesidad de alguien que se ajuste a un currículum detallado puede ser dañino. También parece lógico pensar que a medida que envejeces, tu grupo de candidatos elegibles se reduce, y no es aconsejable descartar a la gente a la ligera. Pero, he trabajado muy duro en mi vida para asegurarme de ser exigente con las cosas correctas. No busco ni espero la perfección, pero aún puedo esperar a alguien que podría ser perfecto para mí.
El problema con la frase “eres demasiado exigente” está cuando la utilizamos generosamente como una multifunción genérica para explicar la confusa soltería. No importa tu edad, todos los solteros tienen el derecho de buscar a alguien que sea correcto para ellos (sin embargo, ellos lo definen). Les guste o no, decidir con quién casarse no es una decisión completamente racional porque los sentimientos se y deben involucrarse. Nadie debería sentir que se está conformando con el día de su boda. Sé que muchas personas, casadas o no, están de acuerdo conmigo en este sentimiento y, sin embargo, eso no es siempre lo que nuestras palabras comunican el uno al otro.
Así que la siguiente vez que tengas ganas de darles algún consejo a tus amigos solteros, por favor, considera este pequeño consejo de mi parte y empieza haciendo preguntas y conoce más de su situación personal. Si todo lo demás falla. Simplemente, evita totalmente utilizar la palabra “exigente”. Nosotros, los solteros, te lo agradecemos.
Artículo originalmente escrito por Vera Taylor y publicado en ldsliving.com con el título “3 Words People Should Stop Saying to Singles.”