Casi todos podrían admitir que les preocupa el futuro de este mundo.
Aun así, muchas personas descuidan una de las soluciones más importantes para arreglar esta sociedad quebrantada en la que vivimos.
Durante esta plaga o pandemia, tenemos que determinar y abordar la raíz del problema que enfrentamos.
Hoy en día, nuestra sociedad sufre la plaga de la falta de padres, que estén realmente interesados e involucrados en la vida de sus hijos.
Sí. Es una plaga. No es el tipo de plaga que aparece con ampollas y lesiones. Es una plaga que se propaga de familia en familia y de generación en generación como un incendio.
Heroicamente, las madres dan un paso adelante y llenan este espacio, pero al mismo tiempo llevan una carga muy difícil.
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No participar plenamente en la crianza de los hijos conduce al resultado más trágico de todo ser humano: Un niño que se siente inseguro, perdido, enojado, ansioso, deprimido o poco valorado.
Esta tormenta de emociones en un niño conduce al sufrimiento mental y físico en proporciones epidémicas.
A veces, nosotros como sociedad tenemos dificultades para identificar por qué tantos niños y adolescentes parecen estar tan angustiados.
Observamos varios factores externos, investigamos e intentamos explicar por qué hay tanta infelicidad en el mundo. ¿Por qué hay tanto odio, racismo, sexismo, escepticismo y hedonismo?
Nos preguntamos por qué hay trata de personas y trata sexual. Tim Ballard de Operation Underground Railroad, uno de los mejores expertos en esta tragedia global, dijo que la causa central de la trata de personas tenía que ver con la falta de un padre en la vida de todos los involucrados.
La solución a casi cualquier problema social es más simple de lo que imaginamos. Nos encontramos con ella todas las mañanas cuando nos despertamos. La solución nos llama por los pasillos. La solución tira de nuestros abrigos y se aferra a nuestros tobillos mientras caminamos hacia la puerta.
“Papá, ¿puedes quedarte conmigo?”
“Papá, ¿podemos jugar un poco?”
“Papá, ¿podemos conversar?”
Un niño anhela una relación positiva y constructiva con sus padres más que nada en el mundo.
Cuando un niño no tiene una relación dentro de su hogar, busca una relación fuera del hogar.
El élder Jeffrey R. Holland citó un libro llamado Fatherless America, donde el autor declaró que “la falta de un padre” era “la tendencia demográfica más dañina de esta generación”.
La cura más fácil y agradable para los mayores problemas de la sociedad se manifiesta en el deseo de un niño puro e inocente de tener un padre que priorice su papel de padre, esposo y hombre de familia sobre cualquier otra cosa.
Incluso el élder Holland compartió en su discurso un poema que ha escuchado desde su infancia.
“Sólo un papá, con el rostro ya cansado,
llega a casa al haber arduamente trabajado.
Con luchas y esfuerzos día tras día,
Lo que le depare la vida afrontaría.
La alegría de los suyos es digno de ver,
al verlo llegar y su voz escuchar.
Sólo un papá, que todo sabe dar,
A sus pequeños la vía ha de allanar.
Hace con determinación, valor y firmeza,
lo que por él su padre hizo con entereza.
Estos versos escribo con amor,
para ti papá, de los hombres,
el mejor.”
Solo se puede encontrar una solución a nuestra sociedad y las plagas que nos afectan dentro de nuestro hogar. Convertirse en un “verdadero padre” significa entregar todo de uno por causas mayores y más nobles.
Significa invertir en lo que más importa. No tienes que ser rico. De hecho, con frecuencia, la búsqueda descontrolada de dinero es la causa del abandono infantil y el arrepentimiento tardío.
La inversión en lo que es duradero, aquello que se convertirá en un recuerdo, no tiene precio.
Nunca toqué un instrumento cuando era más joven. No puedo tocar, cantar o sostener una nota. Nunca me gustó mucho la música orquestada. Pero, ahora aprovecho cada oportunidad que tengo para apoyar la música que crean mis hijos. Nunca me arrepentiré.
Si le preguntaras al conocido profesor y escritor de Harvard, Clayton M. Christensen, sobre inversiones, probablemente hablaría sobre un proyecto que generó las mayores ganancias y fue una de sus inversiones más baratas.
Hizo esa inversión poco después de comprar su primera casa. Cuando su familia se mudó, vio el lugar perfecto en su jardín para construir un espacio para jugar.
Él y sus hijos, Ann y Mathew, pasaron semanas trabajando para construir el espacio.
Pusieron su corazón y alma en ese proyecto y debido a que lo construyeron desde el principio, invirtieron una buena cantidad de tiempo.
Christensen notó que mientras construían ese espacio, eso también era lo que los niños querían. Así que tan pronto como llegaba a casa, sus hijos saltaban sobre su espalda y trabajaban juntos en ese proyecto.
Christensen citó la teoría de la motivación de Herzberg como la razón principal por la que sus hijos estaban tan entusiasmados con la construcción de ese espacio. Explicó que el orgullo que tenían por sus propios logros fue su impulso para trabajar incesantemente en casa.
Estoy seguro de que su observación es cierta, pero tengo otra teoría.
Creo que a Ann y Mathew, sobre todo, les encantaba pasar tiempo con su padre, presumir ante él y ver su orgullo por sus logros.
Cuando Clayton Christensen recordó la experiencia de construir esa casa con sus hijos, dijo: “Me estremezco al pensar que casi compré un kit en el que podría haber ensamblado rápidamente ese espacio”.
Hizo una inversión de bajo riesgo y alta recompensa.
La inversión individual de tu tiempo en socializar y enseñar a tus hijos los principios correctos es nuestra mejor esperanza para la sociedad.
Ninguna cantidad de dinero, ningún programa, ninguna ciencia puede arreglar nuestro mundo y ponernos en un camino positivo.
El vacío en nuestra sociedad debe ser llenado por “hombres de verdad” que traten a las mujeres y a los niños con respeto, que trabajen con mucho esfuerzo, que honren a Dios y sean extremadamente altruistas.
Cito al profeta Lehi:
“Levantaos del polvo, hijos míos, y sed hombres”. (2 Nefi 1: 21)
Hombres de verdad.
Fuente: GregTrimble.com