Mis suegros siempre tratan de dañar mi reputación, por ejemplo, han llamado a mis obispos en múltiples ocasiones para decirles un sin número de mentiras. Una vez incluso fue antes de que tuvieran la oportunidad de conocerme. Tienden a compartir las peores cosas que se les ocurren sobre mí y también han hecho lo mismo con mis hijos.
Con mi esposo, hemos tomado la decisión de tener contacto con ellos solo una vez al año. Mi esposo apoya mi decisión, pero cuando hablamos sobre las acciones de sus padres, él solo los defiende o brinda excusas para su comportamiento.
Sé que se supone que debemos amar a nuestros enemigos, pero me causa ansiedad y temor tener que relacionarme con ellos. Cada vez que intento reparar nuestra relación de familia, ellos solo terminan menospreciándome, criticándome e hiriéndome. ¿Cómo puedo llegar a tener una buena relación con mis suegros cuando lo único que hacen es atacarme?
Respuesta
Puedo sentir el temor, la tristeza y la confusión que estás experimentando mientras tratas de entender el trato que te han dado tus suegros a lo largo de los años.
También puedo imaginar lo fácil que sería perder la relación de confianza y conexión entre tu cónyuge al lidiar con este problema con sus padres.
En una situación como esta, es importante volver a abordar el problema con claridad teniendo en cuenta lo que sea mejor para tu familia a fin de que puedan encontrar paz.
Primero, es fundamental identificar tu verdadera fuente de paz. Emma Lou Thayne, compositora del hermoso himno, “Donde hallo el solaz”, nos comparte la realidad tranquilizadora de encontrar paz en Cristo:
“Cuando la pena es tal que languidezco, cuando las causas busco de mi dolor, ¿dónde hallo a un ser que me consuele? ¿Quién puede comprender? Nuestro Señor.
Él siempre cerca está; me da Su mano. En mi Getsemaní, es mi Salvador. El sabe dar la paz que tanto quiero. Con gran bondad y amor me da valor”.
La paz que buscas no vendrá al convencer a tus suegros de que te traten mejor. No vendrá al convencer a tu esposo o tus hijos que te defiendan. No vendrá al cambiar incansablemente las ideas que otras personas tienen de ti.
Podrías pasar el resto de tu vida tratando de defenderte y aun así nunca sentir paz. La paz que buscas no puede depender de las acciones de los demás, en lugar de eso, permite que el Salvador te brinde la seguridad de que estarás bien incluso frente a una oposición implacable.
Es común que desees equilibrar la balanza sobre lo que se dice de ti, pero debes hacer frente que hay expectativas poco realistas. Ciertamente creo que hay momentos en los que necesitamos aclarar y defendernos de información incorrecta, sin embargo, la mayoría de las veces puede volverse una tarea agotadora que nunca se da por finalizada lo que genera más ansiedad, temor e inseguridad.
La Paz que buscas no debe provenir de cómo te ven los demás porque eso significaría estar pendiente de cada cambio constante de sus opiniones. Nos encadena a una expectativa inalcanzable que nos deja más inseguros que nunca.
Es abrumador saber que hay personas en tu vida que están dedicadas a malinterpretar todo lo que dices y haces. Lamentablemente, hay personas que tienen el único objetivo de influir negativamente en las percepciones de otros sobre las personas que no les agradan.
Sin embargo, según mi experiencia, la mayoría eventualmente se dará cuenta de que están siendo utilizados y manipulados por aquellos que buscan minimizar a otros para sentirse bien consigo mismos.
¿Puedes confiar en que tu obispo, tus hijos, tus familiares y otras personas pueden discernir la fuente de críticas amargas que brotan de la boca de tus suegros? Moroni, citando a su padre, Mormón, enseñó lo siguiente:
“Porque he aquí, una fuente amarga no puede dar agua buena; ni tampoco puede una fuente buena dar agua amarga”. -Moroni 7:11
Luego, él nos da la certeza de que se nos dará el poder de discernir la verdad:
“Pues he aquí, mis hermanos, os es concedido juzgar, a fin de que podáis discernir el bien del mal; y la manera de juzgar es tan clara, a fin de que sepáis con un perfecto conocimiento, como la luz del día lo es de la obscuridad de la noche”. -Moroni 7:15
Habrá personas que podrán ver estos patrones negativos y actuar de acuerdo con la verdad que están observando en el trato que tienen tus suegros hacia ti, así como personas que se dejen manipular.
Es posible que se dejen engañar por un tiempo, pero a medida que desarrollen una mayor madurez espiritual, no querrán participar de esa mentira. De hecho, es probable que se preocupen de ser potencialmente tratados con el mismo desprecio.
Asegúrate de no criticar a estas personas públicamente por sus acciones hacia ti, recuerda que no recibieron una información de una fuente confiable. Participar de esas discusiones solo agranda el problema hasta el punto que te puedas volver el nuevo agresor.
Puede ser tentador ejercer cierto poder sobre la persona que te está haciendo daño, sin embargo, incluso si sientes que es un trato que está justificado, nunca te traerá paz.
Me encanta el sabio consejo del élder Marvin J. Ashton sobre cómo responder a quienes nos critican. Él enseñó:
“Cuando en verdad nos convertimos a Jesucristo, cuando nos comprometemos con El, sucede algo interesante: nuestra atención se torna hacia el bienestar de nuestros semejantes, y nuestro trato con los demás se va llenando cada vez mas de paciencia, bondad, amable aceptación y un deseo de tener sobre ellos una influencia positiva. Ese es el principio de la verdadera conversión.
Abramos nuestros brazos los unos a los otros, aceptémonos como somos, demos por sentado que cada uno esta haciendo todo lo que puede, y busquemos las maneras de dejar serenos mensajes de afecto y aliento, en vez de ser destructores con la crítica.
Pensemos en lo que Santiago nos recuerda: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz””.
No solo obtendrás paz y confianza al volverte al Salvador, sino que también comenzarás a enfocarte menos en ti misma y en cómo te perciben tus suegros, comenzarás a sentir más compasión hacia los demás.
Los comentarios negativos de tu suegros pueden minimizar tu ego, así que permítete llenar ese espacio con la caridad de Dios. Recibirás un amor perfecto que no se puede medir ni explicar, ya no necesitarás obsesionarte con las críticas porque estarás enfocada en Él y en los demás.
El élder Todd D. Christofferson compartió:
“Aún cuando encontramos críticas mal intencionadas de personas que no nos aprecian ni nos aman, es útil tener suficiente mansedumbre para sopesar y examinar algo que podría beneficiarnos”.
También puedes hablarles de manera directa y pedirles que te traten con más respeto. Además, puedes establecer límites para calmar tu ansiedad y preservar la paz en tu familia.
Adicionalmente, debes buscar tener unidad con tu esposo, es más efectivo cuando ambos enfrentan los problemas como un solo equipo que como dos frentes divididos.
Todo esto será más efectivo cuando establezcas tu verdadera fuente de paz, el hacerlo te ayudará a redirigir tus pensamientos, emociones y acciones.
Si bien no puedes cambiar a las personas, puedes cambiar la manera en que te afectan sus acciones.
Fuente: Meridian Magazine