Existen muchas razones por las cuales nos alejamos de Dios. Puede ser que nuestra fe se haya debilitado, que alguien en la Iglesia nos haya lastimado o que hayamos cometido errores.
Tal vez sientas que estás muy distante de Dios en este momento, pero debes saber que nunca estarás lejos de los brazos de Su amor.
Un paso a la vez
Nunca es demasiado tarde para volver a empezar y retomar tu relación con el Padre Celestial.
Para esto, me gustaría compartir contigo 3 consejos prácticos:
1. Tomar la decisión
¿Quieres acercarte a Dios nuevamente?
¡Entonces toma esa decisión ahora mismo! Mantente firme en tu elección y no permitas que nada ni nadie te impida regresar a Dios.
Busca la ayuda de amigos y líderes, y pídeles que te recuerden constantemente esa meta y te animen a seguir adelante.
2. Perdonar
El perdón tiene un gran poder en nuestras vidas. Tal vez necesitas perdonar a alguien o incluso perdonarte a ti mismo. Lo importante es no permitir que esas heridas te alejen de Aquel que debe ser el centro de tu vida.
3. Ir a la Iglesia
Es posible que hayas escuchado que la Iglesia está dentro de nosotros o algo similar, pero no es así.
Es en la Iglesia donde renovamos los convenios que hicimos en el bautismo. Es en la Iglesia donde tenemos la oportunidad de compartir nuestro testimonio. Es en la Iglesia donde nos edificamos y somos edificados al compartir nuestras experiencias con otras personas.
4. Leer las Escrituras
¿Recuerdas la Roca de la que habla Moisés en Deuteronomio: “Él es la Roca, cuya obra es perfecta”?
Para estar edificados en esa Roca, debemos conocerlo. Y la mejor manera de conocer a Jesucristo es a través de las Escrituras.
¿Qué te acerca tanto a tu mejor amigo o a alguien a quien amas? Darte la oportunidad de conocer a esa persona.
A través de las Escrituras conocemos al Salvador, escuchamos Su voz y, como consecuencia, nos acercamos a Él.
5. Orar
Es en la oración donde tenemos la oportunidad de abrir nuestro corazón a Dios y conversar con Él. Y si te sientes insuficiente, recuerda que no provienen de Él.
Como nuestro Padre Celestial, puede incluso reprenderte, pero nunca te pedirá que te alejes de Él ni pondrá sentimientos negativos en tu mente. Por el contrario, Dios te espera con los brazos abiertos, esperando que vuelvas.
Ahora es el momento de acercarte a Él.
Cada vez más cerca
Además de los consejos que necesitamos seguir para acercarnos nuevamente a Dios y regresar a Su Iglesia, hay algunas cosas que deben salir de nuestras vidas.
Debemos dejar de:
1. Dar excusas
Mi día está muy ocupado. No me siento digno. Ya es muy tarde. No soy lo suficientemente bueno.
La decisión de hacer algo diferente es tuya. Nadie puede obligarte a acercarte al Señor. Sigue el consejo del élder Jörg Klebingat:
“Dejen de justificarse y dejen de poner excusas a por qué no se están esforzando plenamente por ser obedientes…
La confianza espiritual aumenta cuando asumen la responsabilidad de su propio bienestar espiritual y aplican la expiación de Jesucristo a diario”.
2. Procrastinar
¡No dejes las cosas para después!
No quieras regresar a la Iglesia o acercarte a Dios solo cuando te quieras arrepentir, cuando dejes totalmente de hacer aquello que no deberías hacer o cuando cambies del todo.
Dios te quiere cerca de Él ahora, en las circunstancias en las que te encuentras en este momento.
3. Creer que no eres importante
Nunca pienses que no tienes importancia.
Eres un hijo o una hija de mucho valor para el Padre Celestial. Tienes atributos divinos, tienes el potencial para convertirte un día en un dios o una diosa, eres increíble y tienes un valor incalculable para Dios.
4. Ser perezoso
Puede que tengamos pereza para sacar la basura, pero no podemos ser perezosos para acercarnos al Señor.
Estamos hablando de nuestra relación con Él. No podemos lograr cambios en nuestra vida si seguimos teniendo las mismas actitudes.
El élder Donald L. Hallstrom enseñó:
“Sabemos lo que es correcto, pero demoramos nuestra plena participación espiritual por pereza, miedo, racionalización o falta de fe”.
Por último, no olvides la siguiente admonición:
“Ahora es el momento de ejercer nuestra fe; ahora es el momento de comprometernos a la rectitud; ahora es el momento de hacer lo que sea necesario para resolver nuestras circunstancias indeseables; ahora es el momento de reconciliarnos con Dios por conducto del misericordioso proceso de cambio que nos concede el Redentor de la humanidad”.
Fuente: Mais Fe